Jan Eastman es la Secretaria General Adjunta de la IE, responsable de igualdad y derechos humanos y sindicales. Nativa de Tasmania, enseñó inglés y sociales en secundaria en Canadá durante tres décadas y se especializó en la educación de alumnos con dificultades de aprendizaje. Jan fue Presidente de la CTF, que representa a 215 000 docentes, estuvo en el Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación y presidió el Comité sobre la Condición de la Mujer de la IE. Ha sido una firme defensora de la igualdad de género durante muchos años y en este artículo responde a preguntas cruciales sobre los desafíos y oportunidades que se plantean para el futuro.
¿Qué opina sobre el Objetivo de Desarrollo del Milenio 3 (igualdad de género)?
Podemos ver avances en la igualdad de género pero no es algo uniforme en todo el mundo. Algunos países están incluso en regresión. Si usted junta los datos comparables a nivel internacional en los ámbitos de la educación, la actividad económica y la autonomía política, como lo ha hecho Social Watch, el índice muestra que en muchos países la brecha de género no se está reduciendo. El progreso se ve limitado por cuestiones sistémicas de actitud y discriminación. No es suficiente tener un marco legislativo de derechos o incluir la equidad de género en la Constitución. Por ejemplo, a pesar de la legislación, ningún país ha logrado una real equidad remunerativa, a pesar de que el Convenio 100 de la OIT sobre igualdad de remuneración ha sido ratificado por casi todos los estados miembro de la OIT. Lo que necesitamos es un aumento considerable de la voluntad política, la inversión y la acción coordinada. Esto es especialmente cierto ahora, en tiempos de recesión económica, lo que agrava aún más la situación de precariedad. Tenemos grandes esperanzas en la eficacia de la nueva agencia, ONU Mujeres.
¿Se observa en el mundo algún progreso en el acceso de las niñas a la educación?
Se ha avanzado porque las regiones en desarrollo se están acercando a la paridad de género. Alrededor de 96 niñas por cada 100 niños están en primaria, y 95 niñas por cada 100 niños en secundaria. Dicho esto, queda mucho más por hacer, y es improbable que el objetivo de la Educación para Todos sea una realidad en 2015. El acceso de las niñas a la educación es menor en Oceanía, África subsahariana, Asia meridional y occidental. Una serie de barreras las mantiene fuera de la escuela, por ejemplo, la cultura y la tradición, la seguridad dentro y fuera de la escuela, así como la falta de escuelas en las zonas rurales, entre otras. El trabajo infantil, en el caso de las niñas a menudo en forma oculta, como el trabajo doméstico, así como las situaciones de conflicto y postconflicto son los principales obstáculos.
La IE ha sido parte integral de la conexión entre muchas condiciones de desigualdad e injusticia y la falta de educación. ¿La educación es la clave para aliviar estas condiciones a nivel mundial?
La IE considera que la educación pública de calidad tiene que ser el principal medio de aliviar la desigualdad y la injusticia. La educación en sí es un derecho humano, un imperativo moral fuerte, pero la evidencia muestra que no hay herramienta de desarrollo que sea más eficaz que la educación de las niñas y las mujeres. Las mujeres a las que se les niega educación tienden a perpetuar el círculo vicioso del matrimonio precoz, la mortalidad infantil, la mala salud y la vulnerabilidad a la enfermedad y la pobreza.
Una parte muy visible de la IE en la comunidad mundial se encuentra en las redes de mujeres. ¿Qué impacto están teniendo?
Desde 2007, las redes regionales y subregionales de la IE se han visto realmente desarrolladas y fortalecidas. Valoro mucho las redes y veo que una de nuestras funciones es apoyarlas y alentarlas a todos los niveles. Son un medio valioso para identificar los problemas desde el principio y un vehículo eficaz para la implementación de políticas y de cambios, al trabajar integralmente con los objetivos sindicales. Un objetivo clave de la Primera Conferencia Mundial de la Mujer de la IE es proporcionar una oportunidad para que las redes se unan y creen una red global con cuestiones y desafíos comunes, planificando y actuando estratégicamente sobre la base de las experiencias compartidas.
Mucho parece depender de quién está en el aula y qué se enseña. ¿Qué es lo más importante?
Como docente, y para la IE, es justo decir que necesitamos una educación de calidad para todos y eso significa que necesitamos muchos más maestros que estén bien capacitados y tengan el apoyo necesario para crear ambientes de aprendizaje positivos, acogedores y seguros, para niños y niñas. En todos los niveles y ofertas curriculares son esenciales los modelos de docentes mujeres para las niñas, especialmente en matemáticas, ciencias y tecnología. También es necesaria una formación docente, materiales curriculares y recursos didácticos que celebren la diversidad e incluyan una perspectiva de género. Invertir en educación debe incluir buenos programas de formación docente, desarrollo profesional continuo, remuneración justa y condiciones de trabajo decentes. La construcción de sistemas de educación, escuelas y programas inclusivos es una tarea compleja y exigente. El compromiso y la inversión deben ser grandes, pero las recompensas pueden ser exponenciales si nuestros niños y jóvenes en todas partes pueden aprender a vivir y trabajar juntos, no sólo dentro del aula, sino también fuera de ella, en la comunidad donde viven. Educar una nueva generación para quien la igualdad de género sea una realidad sería un verdadero legado, y el aula, el aula global, debe ser el punto de partida.
Por Steve Snyder y Leona Hiraoka, NEA