La campaña internacional 16 Días de activismo contra la violencia de género, iniciativa de ONU Mujeres que, desde 1991, empieza el 25 de noviembre y concluye el 10 de diciembre, supone un momento de reflexión sobre la violencia contra las mujeres en todo el mundo y adquiere este año connotaciones especiales en Brasil. Cuando se acerca el fin del largo periodo de cuatro años de gobierno de Jair Bolsonaro, caracterizado por su ataque sistemático al medio ambiente y la persecución de las personas que ejercen el activismo medioambiental, resulta esencial recordar la lucha de muchas mujeres que lideran en Brasil la defensa de nuestra madre tierra para no olvidarla jamás.
El liderazgo femenino en este ámbito se centra en la protección del mayor bosque tropical del planeta: considerado por muchas personas como el pulmón de la Tierra, la selva amazónica es el escenario en el que se desarrolla la lucha sin tregua de muchas mujeres que se afanan por defender el Amazonas y su pueblos originarios. El actual presidente de Brasil ha fomentado deliberadamente el avance de la agricultura, la ganadería y la tala ilegal de madera en grandes zonas de la selva, bien mediante la relajación de las medidas de control estatal de su Gobierno, bien a través de los cambios normativos y jurídicos que han permitido en estos últimos cuatro años la destrucción de nuestro mayor patrimonio medioambiental.
Al mismo tiempo, la resistencia de las personas que ejercen el activismo medioambiental se enfrentó a la persecución y el asesinato de muchas mujeres que luchan por el medio ambiente en nuestro país. Tradicionalmente, las mujeres siempre han ocupado un lugar destacado en la defensa del medio ambiente en Brasil, incluso antes de la llegada del actual presidente al poder. El asesinato de la religiosa estadounidense Dorothy Stang en 2005, a manos de terratenientes de la región que escogió para vivir y que defendió durante toda su vida, dejó una huella imborrable en la lucha medioambiental brasileña, marcada por la fuerza de una mujer. Durante el primer mandato de Lula da Silva, se activaron todos los resortes policiales y de investigación de delitos del Estado para conseguir arrestar con éxito a sus verdugos. Tras su reelección en las elecciones generales brasileñas de 2022, es justo eso lo que se espera de Lula da Silva otra vez: que caiga todo el peso de la ley sobre quienes insisten en matarnos todos los días por el simple hecho de que defendemos el medio ambiente.
Además de la defensa del medio ambiente, la principal preocupación de quienes luchan por el medio ambiente y ejercen el activismo medioambiental en Brasil es la protección de su propia vida. Muchas mujeres brasileñas, incluidas las activistas medioambientales, sienten ese miedo y esa preocupación en la propia piel de forma continua e incesante: la vida de quienes luchan en defensa del Amazonas, por ejemplo, está marcada por preocupaciones y miedos constantes. Estos peligros se ciernen sobre todo el mundo, pero las mujeres son las principales víctimas en un país tradicionalmente caracterizado por el machismo estructural, que da lugar a uno de los índices de feminicidios más elevados del mundo.
Las mujeres activistas que luchan contra la destrucción de nuestro planeta son muchas y muy diversas: las líderes jóvenes, las indígenas y las quilombolas (afrodescendientes) son el principal objetivo de quienes solo ansían lucrarse, aunque sea a costa de la vida de miles de personas y del propio aire que todos respiramos. Por todos estos motivos, debemos venerar continuamente la lucha de estas grandes mujeres que merecen, por encima de todo, que su vida esté garantizada. Nos referimos a mujeres como Amanda da Cruz Costa, una de las activistas medioambientales brasileña que está dejando su huella en la historia. Fundadora del Instituto Perifa Sustentável, es consejera joven del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, embajadora de la juventud de las Naciones Unidas, ponente TedX , LinkedIn Top Voice y Creator y ya forma parte de la lista #ForbesUnder30. Su lucha se centra esencialmente en la crisis climática y el racismo ambiental, para lo que defiende la justicia climática, la sostenibilidad y cuenta con el compromiso de los jóvenes.
Otra joven activista brasileña es la indígena Artemisa Xakriabá. Con tan solo 21 años, representa a dos grupos considerados como los más amenazados por la destrucción del medio ambiente: los jóvenes y los indígenas. Artemisa ganó notoriedad después de su discurso en la Cumbre de la Juventud sobre el Clima de 2019. La joven, que actuaba en representación de más de veinticinco millones de comunidades indígenas de la Alianza Global de Comunidades Territoriales, hizo hincapié en las consecuencias de la catástrofe climática para los pueblos indígenas y para todo el país. Maria do Socorro Silva es otro ejemplo destacado. Esta quilombola (nombre que reciben las personas que descienden de las comunidades formadas por esclavos que huyeron en la época de la esclavitud en Brasil) lucha contra la degradación del medio ambiente causada por la mayor refinería de aluminio del Amazonas, situada en el estado brasileño de Pará.
Por último, mencionamos a Sônia Guajajara, una de las principales líderes indígenas y medioambientales del país. Sônia se hizo conocida en 2018 al presentarse como candidata a la vicepresidencia por el Partido Socialismo y Libertad. Por primera una persona de origen indígena optaba a ocupar ese puesto en Brasil. En estas últimas elecciones de 2022 consiguió la victoria como candidata a diputada federal por el estado de São Paulo.
Estas son solo algunas de las valientes mujeres cuyo campo de acción es la lucha en defensa del medio ambiente. Por todo esto, en este momento en el que el mundo entero mira hacia Brasil con la elección de Lula da Silva, debemos poner el foco en la defensa del medio ambiente de nuestro país, en especial del Amazonas, además de en las garantías que el Estado ha de ofrecer a los ciudadanos y las ciudadanas que luchan para defender el medio ambiente de nuestro país simplemente porque es lo justo y a los que tan cruelmente se ha perseguido en el último periodo.
La campaña internacional 16 Días de activismo contra la violencia de género adquiere relevancia gracias a la comunicación de las denuncias, que deben corresponder en especial al ámbito de la justicia y los derechos humanos. Un país que agrede al medio ambiente se convierte casi automáticamente en un país en el que prolifera el trabajo en condiciones de esclavitud, la explotación de menores, los malos tratos y el robo de tierras entre otros muchos problemas.
Deseamos proteger a nuestras mujeres de todo tipo de violencia y defender su derecho a vivir en una sociedad libre de machismo y de feminicidios en nuestro país. Asimismo, esperamos que todas las personas, hombres incluidos, respalden la lucha contra la violencia de género.
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