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#EI25: “25 años defendiendo el derecho a la educación”, por Dr. Patrick Roach

publicado 3 octubre 2018 actualizado 5 diciembre 2023
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Tenemos que dar las gracias a los docentes por ser educadores, pero también por defender los derechos de profesores y estudiantes.

El 5 de octubre celebramos cada año el Día Mundial de los Docentes y recordamos la importancia de su labor. Desde nuestra perspectiva privilegiada actual, la idea de celebrar un día del docente podría parecer obvia. En las tiendas es fácil encontrar una gran cantidad de postales de agradecimiento para profesores. Pero esto no siempre ha sido así. El regalo de la ONU a la Internacional de la Educación en 1993 fue el Día Mundial de los Docentes.

En los 25 años que han transcurrido desde entonces, hemos tenido muchos motivos de celebración. Nuestra iniciativa para garantizar los compromisos de los países de todo el mundo con el objetivo de la educación fue especialmente profética. No debemos olvidar que la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) no habría sido posible sin el trabajo de los sindicatos de todo el mundo, en el seno de la Internacional de la Educación, que han aportado su granito de arena en colaboración con otras organizaciones progresistas de la sociedad civil. Aunque quizá fuera aún más revelador el hecho de mantener la educación para todos los niños y jóvenes entre los objetivos más destacados de la agenda mundial, ya que a día de hoy se recoge en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Somos conscientes de lo cerca que han estado los gobiernos de reducir dichos compromisos, como si los ODM se hubieran alcanzado. En la Internacional de la Educación no íbamos a dejar que eso sucediera, ya que nuestra campaña Unámonos por la educación pública no ha parado de ganar fuerza, efectividad y apoyos. Nos importaba demasiado la campaña como para que fracasara.

A pesar de los numerosos logros, también reconocemos que la precariedad y los retos a los que se enfrentan actualmente los profesores y educadores son cada vez mayores. La privatización, la mercantilización, la competencia, las pruebas estandarizadas y las nuevas amenazas de la digitalización y la automatización están a la orden del día. Quienes defendemos la educación pública de calidad para todos sabemos que nuestra causa corre un grave peligro.

Y, actualmente, seguimos indignándonos por culpa de un planeta que ha defraudado y continúa defraudando a sus niños al negar a millones de ellos, especialmente a las niñas, el derecho a la educación. Somos testigos de las dificultades a las que se enfrentan migrantes y niños refugiados, muchos de ellos privados de su derecho a la educación, separados de sus familias y bajo ataques políticos y agresiones despiadadas por su propia existencia. También vemos las consecuencias que sufren a diario los docentes que se atreven a enseñar, compañeros que, a pesar de su esfuerzo altruista, son el blanco de amenazas, denigración, agresiones y ataques. Aunque el precio que han de pagar es inmenso, siguen exigiendo un futuro mejor para sus alumnos, y nosotros continuaremos apoyándolos. En países como Turquía, Irak, Irán o Baréin, la cárcel no ha conseguido silenciar a los profesores. Uno de los mayores logros de la Internacional de la Educación y sus miembros ha sido mantenerse unidos ante estos ataques.

En países de todo el mundo en los que se están limitando los derechos de los niños y de los profesores, también presenciamos un ataque a la sociedad civil, un retroceso de nuestro espacio e instituciones democráticas, y una pérdida de valores como la tolerancia, el respeto por los demás, la comunidad, así como la igualdad y la diversidad. Han surgido numerosos aspectos sobre los que reflexionar y que renovar con respecto a nuestro cometido a lo largo de los últimos 25 años. Las misiones de la IE en varios de los lugares más peligrosos del mundo para los docentes han dado lugar a oportunidades no solo para generar cambios en estos países sino también para actualizar y profundizar en nuestra labor una vez de vuelta.

En nuestra faceta de educadores, tenemos que sentirnos especialmente orgullosos por formar parte de un movimiento global por el cambio. A través del trabajo colectivo de nuestros sindicatos, seguimos estando a la vanguardia del esfuerzo internacional para garantizar los derechos de todos los niños en todo el mundo. Hace falta calidad moral para llevar a cabo la labor que desempeñan a diario los miembros de la Internacional de la Educación con el fin de proteger la voz y el trabajo de profesores y educadores, ya sea mediante nuestros programas de centros escolares de acogida para refugiados, campañas de huelga y presión a instituciones nacionales e internacionales.

Se trata de profesores, educadores y organizaciones miembros que luchan desde la Internacional de la Educación con el objetivo de ampliar el espacio mental, físico, social y político, alcanzar valores universales, fomentar la ciudadanía y solidaridad globales, y desafiar las fronteras de la geografía, la cultura y los idiomas. Debemos seguir realizando esta labor.

Para muchos de nuestros estudiantes, 25 años pueden parecer toda una vida. El mundo en el que vivían los fundadores de la Internacional de la Educación se antoja muy distinto del actual; no obstante, la lucha es la misma: garantizar los derechos fundamentales, el derecho a recibir una educación y el derecho de los docentes a enseñar.

El 26 de enero de 1993 se creó la Internacional de la Educación a través de la fusión del Secretariado Profesional Internacional de la Enseñanza (SPIE), y la Confederación Mundial de Organizaciones de Profesionales de la Enseñanza (CMOPE). Con ocasión de su 25º aniversario se publicará, durante todo el año, una serie de blogs #EI25, que incluirá voces y comentarios de sindicalistas, activistas de la educación, organizaciones socias y amigos. Éstos reflexionarán sobre combates y victorias del pasado, de los que la organización ha ganado fuerza e inspiración para hacer frente a los retos presentes y futuros a los que se enfrentan la educación y la profesión docente. Si desean contribuir a esta serie, por favor diríjanse a Sonia.grigt@ei-ie.org.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.