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Internacional de la educación
Internacional de la educación

Acción sindical

NASUWT trabaja con socios del movimiento sindical y activista para instar al Gobierno de coalición a revisar estas políticas que están reduciendo las oportunidades vitales de los jóvenes y que impedirán el desarrollo económico, cultural y social del país en los próximos años.

Los profesores están cada vez más irritados y preocupados por el futuro de sus alumnos a consecuencia de las reformas del Gobierno de coalición.

Por este motivo los miembros de NASUWT han desarrollado una acción laboral continua y próxima a la huelga, dentro del conflicto laboral con el Gobierno de coalición: queremos defender las mejores condiciones para los profesores, esenciales para garantizar la mayor calidad a los niños y a los jóvenes.

Con su movilización, los miembros de NASUWT defienden la calidad, defienden la oferta de un sistema educativo que esté al alcance de todos y que permita a todos los jóvenes sacar el máximo partido a su capacidad y a su talento.

El coste de la educación

El aumento de las tasas académicas se inscribe en el incremento global del coste de la educación que está viviendo Inglaterra.

El Gobierno ha eliminado la “Education Maintenance Allowance”, unas becas que permitían a los jóvenes de las capas sociales más desfavorecidas continuar su educación más allá de los 16 años. Era un dinero que muy frecuentemente se destinaba a gastos esenciales, como el material de estudio o el desplazamiento al centro educativo. Al no contar con esta financiación, muchos jóvenes ingleses han tenido que abandonar sus estudios.

El resultado ha sido un drástico aumento del número de jóvenes que ni estudian, ni se forman ni trabajan. Uno de cada seis jóvenes ingleses entre los 16 y los 24 años se encuentra hoy en esta situación.

Los datos recabados por NASUWT relativos a la cuantía del gasto familiar en la educación de los hijos indican que el acceso a una educación de calidad depende cada vez más de que los padres puedan permitirse pagarla.

Como recientemente observó un político, la realidad es que los niños reciben la mejor educación que sus padres pueden pagar. Con el Gobierno de coalición parece que cada vez nos acercamos más a un sistema educativo en el que los estudios y el acceso a la enseñanza de la máxima calidad dependen de la posibilidad de pagar.

Aunque aún queda mucho por hacer para garantizar la igualdad de acceso a las universidades, fue mucho lo que se avanzó y fueron más las personas que lograron la recompensa económica y las oportunidades que ofrece la educación superior. También la sociedad se benefició del incremento del número de jóvenes con formación universitaria.

Sin embargo, desde 2010 estos logros se han visto amenazados por las decisiones del Gobierno de coalición del Reino Unido, como recortar la financiación de las universidades, que supone el fin de las ayudas económicas a los estudiantes de 16 a 19 años y –tal vez lo más abrumador– triplicar las tasas máximas que las universidades pueden cobrar a los estudiantes hasta llegar a las 9 000 libras esterlinas anuales.

El peso de la deuda

Ahora, los estudiantes se enfrentan al terrible panorama de una enorme deuda después de graduarse, una deuda que para muchos puede rondar las 40 000 libras esterlinas cuando salgan de la Universidad.

Es algo que ya está repercutiendo en el número de jóvenes que aspiran a llegar a la Universidad. La tremenda subida de las tasas académicas y la certeza de los estudiantes de que tendrán una enorme deuda están sirviendo para que la educación, una vez más, se convierta en la reserva de los que ya son privilegiados.

Una reciente investigación publicada por la Comisión de Tasas, una entidad independiente, confirma los temores de la National Association of Schoolmasters Union of Women Teachers’ (NASUWT) de que el incremento de las tasas supondrá que muchos jóvenes de familias con ingresos medios y bajos queden excluidos de la educación superior.

Las cifras de esta Comisión indican que la cifra global de matriculaciones recibidas este año en Inglaterra son un 8,8 % inferiores a las de hace dos años, en tanto las solicitudes de jóvenes de 18 y 19 años se han reducido alrededor del 7 %.

En Escocia, donde los estudiantes escoceses que asisten a universidades escocesas no abonan tasa alguna, la situación es bien diferente.

Por otra parte, están apareciendo datos que sugieren que muchos jóvenes que han decidido estudiar en la Universidad se han visto obligados a modificar radicalmente su elección de carrera o de centro, por el miedo a acumular una gran deuda.

Además, también se ha visto afectada la enseñanza como profesión: por primera vez en décadas, en Inglaterra se ha producido una reducción de nada menos que un 30 % en la cifra de matriculaciones en los primeros cursos de formación del profesorado. En un momento de recesión, esta reducción resulta enormemente preocupante.

Los estudiantes tienen hoy ante sí un sistema de financiación universitaria complejo e inestable que se complica más por el elevado desempleo y la falta de alternativas de formación y capacitación.

Los jóvenes se enfrentan a la disyuntiva de una vida hipotecada o de lanzarse a las incertidumbres de un mercado laboral en el que escasean los puestos de trabajo y en el que cada vez son más frecuentes los contratos de prácticas sin remuneración.