Prácticamente de la noche a la mañana, a mediados de marzo de 2019, el personal académico de las universidades y escuelas superiores tuvo que acatar el llamamiento a quedarse en sus casas y aislarse. Pasó a recurrir a la enseñanza a distancia para asegurar la continuidad educativa de millones de estudiantes durante la emergencia sanitaria pública. Los campus universitarios cerraron, clausurando laboratorios y paralizando la investigación. Algunas bibliotecas inicialmente permanecieron abiertas, pero más tarde tuvieron también que cerrar sus puertas debido a consideraciones de salud y seguridad.
Surgieron multitud de cuestiones relacionadas con el lugar de trabajo, y empezaron a llover preguntas a las asociaciones de personal académico. ¿Cómo puedo impartir mis clases prácticas, colaborativas o de laboratorio? ¿Cómo evaluar a los estudiantes en un entorno en línea? ¿Puedo renegociar los términos de mi beca de investigación? ¿Tengo que eutanasiar a los animales de laboratorio? ¿Se me compensará el trabajo extra que implica trasladar todas mis clases a un entorno en línea? Esta cuestión es particularmente importante para quienes tienen contratos para un curso lectivo, y que con mayor probabilidad serán mujeres, indígenas o personas racializadas.
Aunque algunas cuestiones se resolvieron en pocas semanas, la pandemia ha creado toda una serie de nuevos desafíos únicos que reclamaban comprensión y respuesta. Una de las principales cuestiones relativas a la perspectiva global giraba en torno a cómo facilitar un retorno seguro a los campus —cuando pudiera tener lugar— y las repercusiones a corto, medio y largo plazo de la pandemia sobre la educación post-secundaria (EPS) y las carreras profesionales del personal académico.
La Canadian Association of University Teachers(CAUT) representa la voz del personal académico a nivel nacional y representa a 72.000 profesores, bibliotecarios, investigadores, personal general y otros profesionales académicos en unas 125 universidades y escuelas superiores en todo Canadá. Para entender mejor el impacto que ha tenido la pandemia sobre el personal y el trabajo académico, realizamos una encuesta a nuestros miembros. Como ferviente defensora de la libertad y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, el objetivo de la CAUT era obtener una visión general de las repercusiones de la pandemia sobre la carga de trabajo, la enseñanza, la investigación y la salud mental.
Preguntamos sobre el apoyo y los recursos necesarios para ayudar al personal durante la crisis, así como sobre sus sentimientos respecto al futuro, además de plantear cuestiones de identidad, contratos y tipo de puesto de trabajo para evaluar si esos factores podían influir en tener perspectivas diferentes. Participaron en la encuesta más de 4.300 miembros del personal académico en las diez provincias de Canadá. Como todos los datos obtenidos mediante crowdsourcing, los resultados no pueden aplicarse a la totalidad del personal académico del sector post-secundario en todo el país. No obstante, los resultados aportan una valiosa percepción a partir de las experiencias de los participantes.
Lógicamente, lo que aprendimos resulta esclarecedor, aunque no inesperado: entre los principales motivos de preocupación están los desafíos que plantea la enseñanza a distancia, la carga de trabajo, la salud y seguridad, y la seguridad del empleo. Más específicamente:
- La rápida transición a la enseñanza a distancia implicó una mayor carga de trabajo para muchas personas. La mayoría está trabajando más que antes de la COVID-19, con cerca de un tercio realizando 10 o más horas adicionales por semana.
- El trabajo se ha visto reducido o eliminado para alrededor de 1 de cada 10 encuestados. Mujeres y personas racializadas tienen más probabilidades de estar trabajando menos o haber tenido que dejar de trabajar, al estar más representadas entre el personal a tiempo parcial o por estar obligadas a ocuparse de familiares dependientes.
- Hay elementos positivos y negativos asociados a la enseñanza a distancia a través de plataformas en línea. Los principales retos identificados fueron la falta de interacción cara a cara con los estudiantes, seguido de problemas con la tecnología. El 68% se muestra inquieto respecto al impacto de la COVID-19 en la calidad de la enseñanza, aunque la mayoría considera por otro lado que el aprendizaje a distancia podría aportar innovaciones.
- La investigación ha resultado muy afectada. Dos de cada tres profesores e instructores están investigando menos o incluso nada. Los cinco principales motivos son: la imposibilidad de celebrar o asistir a conferencias, cuidados a dependientes, no poder acceder a laboratorios y oficinas, incapacidad de efectuar investigaciones en forma presencial, y las exigencias educativas. Las mujeres y personas racializadas tenían más probabilidades de que tener que ocuparse de familiares dependientes fuese uno de los motivos del impacto negativo en su trabajo de investigación.
- La inseguridad en el empleo es muy alta –especialmente para las personas empleadas a tiempo parcial–. Tan solo 1 de cada 5 personas con empleo a tiempo parcial califican su empleo de seguro y más de 1 de cada 3 temen perder su trabajo en los próximos 12 meses.
- El personal considera haber quedado al margen de la toma de decisiones. Apenas 1 de cada 4 personas dijo haber sido consultada antes de tomar decisiones que les afectan, pese a existir estructuras bicamerales o de gobernanza compartida en la mayoría de las instituciones de enseñanza post-secundaria.
- Los niveles de estrés y ansiedad son muy superiores. El 84% de las personas encuestadas indicaron sentir algo más o mucho más estrés debido a la ansiedad respecto a la pandemia, la conciliación de trabajo y cuidados, retos con la enseñanza y la investigación, y la inseguridad en el empleo. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de experimentar niveles de estrés y ansiedad algo superiores/muy superiores o preocupaciones en cuanto a la conciliación trabajo-vida personal.
- Guarderías seguras, acceso a servicios de salud mental, asistencia con la tecnología y recursos de enseñanza figuran entre las principales necesidades de apoyo identificadas por las personas encuestadas. Muchas pedían clases más reducidas, una menor carga de trabajo, más asistentes y apoyo administrativo adicional.
En respuesta a las múltiples preocupaciones que salieron a la luz en nuestra encuesta, la CAUT ha desarrollado una serie de recomendaciones para instituciones de EPS y gobiernos, a fin de contribuir a abordar los problemas a los que se enfrentan docentes y personal de la educación post-secundaria, que se han visto agravados por la COVID-19. Reconociendo que la pandemia ha amplificado las desigualdades existentes en el mundo académico, destacamos 10 medidas que pueden adoptar las asociaciones y los sindicatos de personal académico para continuar esforzándose por promover la igualdad durante la pandemia.
Pedimos a los administradores institucionales que trabajan en estrecha colaboración con las asociaciones de personal académico, otros sindicatos del campus, y los comités conjuntos de salud y seguridad, con vistas a adoptar un plan integral de seguridad en el lugar de trabajo hasta que se consigan contener los riesgos de exposición a la COVID-19; conceder bajas de enfermedad remuneradas y extender las prestaciones de salud a todo el personal académico contratado; y mejorar la salud mental para todo el personal. Además, el personal académico, y en particular quienes tienen contratos temporales, deberían recibir una compensación adecuada por el tiempo adicional de preparación o instrucción necesario; atender a las necesidades de personas con discapacidades y/o con responsabilidades de cuidados a dependientes; y proteger firmemente la libertad académica y la gobernanza colegial.
Algunas asociaciones y sindicatos han obtenido mejoras para sus miembros en Canadá, bien para la suspensión de evaluaciones a los estudiantes, o consiguiendo compensación adicional para el personal académico contratado. No cabe duda, sin embargo, que vivimos tiempos difíciles. Tenemos que unirnos en tanto que comunidad, aunque sea trabajando a distancia, para encontrar la manera de superar este momento y para lanzar los cambios que queremos ver en las instituciones educativas tras la pandemia.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.