La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad también pública. Depende de la dedicación de millones de docentes y personal de apoyo que la hacen posible en cada escuela, cada día, en todo el mundo. Cuando una profesión tan comprometida es infravalorada, peligra el derecho a la educación.
Nuestro último Informe sobre la Situación del personal docente en el mundo muestra claramente que el derecho a la educación ESTÁ en riesgo y que necesitamos medidas urgentes para revertir esta alarmante tendencia.
Solamente en primaria y secundaria, el mundo necesita 44 millones más de docentes. En los demás niveles educativos, se necesitan millones de docentes más.
Como consecuencia directa de la escasez de docentes, se niega a millones de niños y niñas de todo el mundo su derecho a la educación, se les niega su futuro. Y de ese modo, nuestro futuro colectivo también pende de un hilo. Esta es una crisis que el mundo no puede permitirse.
La escasez de docentes: el punto de vista sobre el terreno
Este informe reúne los puntos de vista de 204 sindicatos de la educación procedentes de 121 países y señala claramente la escasez de docentes como el principal problema que afecta al profesorado en un gran número de países y contextos. El personal docente que permanece en la profesión se enfrenta a cargas de trabajo abrumadoras, malas condiciones laborales y salarios bajos. Esta es la razón por la que el Informe sobre la Situación del Personal Docente en el Mundo de la Internacional de la Educación (IE) es un informe vital, ya que es la primera encuesta pospandémica sobre la salud de los sistemas educativos en general, y de la profesión docente en particular.
Los sindicatos señalan que existe una escasez generalizada de docentes en todos los niveles educativos, pero los déficits más graves se observan en la educación especial, la enseñanza secundaria y en materias específicas como matemáticas, tecnología de la información y ciencias. Aun cuando la escasez es más grave en África, Asia-Pacífico y Norteamérica, los países de Europa también están experimentándola.
Los sindicatos señalan como causas de esta crisis tanto la insuficiente contratación, como las alarmantes tasas de abandono. El factor más importante que aleja al personal docente de la profesión y que impide que la juventud se incorpore a ella son los bajos salarios y compensaciones, los cuales están muy por debajo de las de otras profesiones con cualificaciones similares. La limitada progresión profesional, las prácticas de gestión ineficaces, las cargas de trabajo excesivas, las elevadas ratios, los problemas de salud mental y el bajo estatus profesional contribuyen a la crisis. Paralelamente, los gobiernos suelen pasar por alto estas cuestiones sistémicas e ignorar los llamamientos a la acción por parte de la profesión.
En resumen, el personal docente está sobrecargado de trabajo, infravalorado y mal pagado, y los gobiernos hacen poco para abordar los desafíos a los que nos enfrentamos.
Sin un financiamiento adecuado, no puede haber excelencia educativa
Más allá de las condiciones de trabajo y desafíos individuales, el personal docente está profundamente preocupado por su alumnado, y por los sistemas educativos en su conjunto. La gran mayoría de los sindicatos indican que la educación pública no está suficientemente financiada, y que los fondos no se distribuyen de manera equitativa.
Otra preocupación fundamental para el personal docente y sus sindicatos es la creciente privatización del sector, que agrava las desigualdades existentes, favoreciendo a unos pocos a expensas de la mayoría y del alumnado más vulnerable. Los recursos se desvían de las escuelas públicas, dejando al profesorado desbordado y con pocos recursos, luchando por proporcionar una educación de calidad al alumnado más marginado y desfavorecido.
Los sindicatos promueven una mayor financiación de la educación pública y una distribución justa de los recursos que responda a las necesidades de nuestro alumnado más vulnerable, incluyendo a las personas inmigrantes , a quienes viven con discapacidades, o proceden de entornos desfavorecidos. Para mi, este informe deja absolutamente claro que el personal docente, en todo el mundo, considera la educación como un servicio público esencial para la sociedad, que no puede quedar en manos del mercado ni del sector privado.
El camino a seguir
Hace muchos años, los sindicatos de la educación fueron los primeros en advertir sobre la escasez de docentes. Hoy hace dos años, con motivo del Día Internacional de la Educación en 2023, lanzamos nuestra campaña ¡Por la Pública! Creamos escuela, con la que se insta a los gobiernos a invertir más en la educación pública y en el personal docente.
Independientemente de los avances en la digitalización y la inteligencia artificialla la evidencia demuestra que, si no se cuenta con un profesorado cualificado, no puede contarse con un sistema educativo que cumpla con éxito su misión.
De Finlandia a Singapur, las políticas eficaces que fortalecen la profesión y crean los mejores sistemas educativos son siempre las mismas: los gobiernos deben invertir en educación y en la profesión docente. Deben proporcionar salarios competitivos, buenas condiciones de trabajo y amplias oportunidades de desarrollo profesional. Deben garantizar cargas de trabajo manejables, autonomía profesional y clases con un menor número de estudiantes. Deben respetar al personal docente, confiar en nuestra experiencia y trabajar con nuestros sindicatos para que participen en la formulación de políticas educativas.
Estas son las condiciones que permiten al personal docente realizar su labor y permanecer en la profesión que aman, y que el mundo necesita. Estas siempre han sido nuestras reivindicaciones como sindicatos de la educación.
Nuestra labor de presión llamó la atención de las Naciones Unidas y dio lugar a la elaboración de las Recomendaciones de las Naciones Unidas sobre la Profesión Docente. Estas recomendaciones son el camino a seguir. Proporcionan un conjunto completo de políticas y medidas que han demostrado fortalecer la profesión y la educación en su conjunto. También cuentan con el apoyo entusiasta de nuestra profesión.
Las Recomendaciones instan a los gobiernos a garantizar salarios competitivos, justos y profesionales. A asegurar un empleo seguro, buenas condiciones de trabajo y equilibrio entre la vida laboral y personal. Debe ponerse fin al empleo precario y dejar de recurrir a la subcontratación de docentes y personal no cualificados. Todo el profesorado debe tener derecho a una formación inicial financiada por el sistema público. El desarrollo profesional continuo de calidad debe ser gratuito, formar parte de las obligaciones oficiales de todo integrante del personal docente y diseñarse conjuntamente con la profesión. Los entornos de trabajo deben ser inclusivos, seguros y no discriminatorios, y debe fomentarse el liderazgo de las mujeres.
Es importante destacar que las Recomendaciones sitúan el diálogo social y la negociación colectiva en el centro de la transformación educativa. Las políticas educativas deben elaborarse con los sindicatos de la educación y las condiciones de empleo deben determinarse mediante el diálogo social, con negociación colectiva.
Solo a través de un diálogo proactivo, fundamentado en el conocimiento de la profesión, se pueden encontrar soluciones duraderas. Finalmente, cuando todas las demás vías se han agotado, el Panel reconoció que nuestro derecho a la huelga es una herramienta esencial.
Las conclusiones del último Informe sobre la situación del personal docente en el mundo refuerzan las Recomendaciones de las Naciones Unidas y se suman a la evidencia. Tras décadas de austeridad, atajos sin salida y modas pasajeras que han debilitado nuestra profesión y nuestros sistemas educativos, ahora existe un consenso mundial sobre cómo mejorar la situación de nuestra profesión, y poner fin a la escasez de docentes.
Los sindicatos de la educación han sido fundamentales para dar forma a este enfoque sostenible y eficaz. Nuestro trabajo no termina aquí. Ahora debemos organizarnos y movilizarnos para obligar a los gobiernos a actuar. En el Día Internacional de la Educación, y todos los días, la mejor manera de celebrar la educación es movilizándonos para defenderla, fortalecerla y financiarla. Debemos redoblar nuestros esfuerzos y garantizar que las Recomendaciones de las Naciones Unidas se hagan realidad para todo el profesorado y el alumnado del mundo. Debemos seguir unidos e instar a todos los gobiernos a financiar plenamente la educación pública.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.