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Photo: Charlotte Kesl / World Bank / Flickr
Photo: Charlotte Kesl / World Bank / Flickr

La Reunión de Ministros de Trabajo y Empleo del G20 que se está celebrando aquí en Japón es una oportunidad para reflexionar. La IE y otras organizaciones sindicales internacionales (Global Unions) están participando en el Labour 20 (L20), grupo que representa los intereses de los trabajadores y trabajadoras a nivel del G20. El L20 reúne a sindicatos de los países del G20 y de nuestras Federaciones Sindicales Internacionales, y es convocado por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Comisión Sindical Consultiva (TUAC) ante la OCDE.

La reunión del año pasado en Mendoza fue importante para nuestro sector, ya que se estableció por primera vez un grupo de fomento denominado Education 20 (E20), y que, además, el L20 publicó una declaración que cubría extensamente la necesidad de invertir en educación de calidad durante toda la vida de las personas, centrándose en la enseñanza técnica y profesional y en la educación de la primera infancia. Lamentablemente, este año la educación parece haber prácticamente desaparecido de la agenda del L20/G20. ¿Se debe esto a que el cambio climático, la transición justa y el futuro del trabajo no dependen de la educación? Ni mucho menos.

De hecho, el director general de la OIT, Guy Ryder, nos recordó en nuestro reciente 8º Congreso Mundial en Bangkok que el futuro del trabajo depende fundamentalmente de la educación. Y apeló a una colaboración más estrecha entre la IE y la OIT en lo que respecta al futuro del trabajo en la educación con objeto de contribuir a la aplicación de las recomendaciones de la Comisión sobre el Futuro del Trabajo.

Una sociedad más justa y un contrato social reforzado solo serán posibles con una educación que permita a los licenciados acceder al empleo pero también tener una vida más digna. Para ello es preciso formar a ciudadanos y ciudadanas plenamente capaces de interactuar con las democracias de las que forman parte, no como consumidores pasivos de lo que los políticos les dicen, sino como personas capaces de mirar al mundo y tomar sus propias decisiones.

Resulta lamentable que el G20 no reconozca la necesidad fundamental de un sistema educativo inclusivo, equitativo y de calidad, que desarrolle por completo al estudiante a lo largo de toda su vida. Para ello se requieren escuelas y universidades adecuadamente financiadas, centros de EFTP donde los docentes puedan ofrecer a los y las estudiantes unas trayectorias que tengan sentido –no simplemente un mecanismo de mercado para asignar alumnos a empleos que fueron relevantes en el pasado y no en el futuro–.

También se requieren docentes cualificados. Muchas economías buscan soluciones rápidas en una época en que las crisis existenciales nos obligan a plantearnos jugadas a largo plazo. Vivimos tiempos en los que sabemos qué funciona, pero estamos ignorando los hechos. La OCDE ha sido consistente al insistir en que la educación para un futuro sostenible es esencial, pero los países del G20 continúan recortando la inversión e impulsando soluciones de privatización que, se ha demostrado, no funcionan.

El cambio climático ocupa con razón un lugar prioritario en la agenda, pero hay países sin escrúpulos que siguen desentendiéndose de la ciencia y que trabajan activamente para bloquear el acceso de los estudiantes a los datos científicos. Al mismo tiempo, preconizan sobre la importancia de una mano de obra formada mientras constatamos un aumento de las disparidades de ingresos y un deterioro de las condiciones de trabajo. La retórica política se está viendo socavada por la búsqueda del beneficio político a corto plazo por parte de populistas autoritarios perfectamente conscientes de los estragos a medio o largo plazo.

¿Y qué podemos hacer? El futuro está en manos de la cooperación transnacional. No una cooperación basada en los deficientes modelos de mercado del pasado, sino en un intento concertado de desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes, de proporcionar acceso a oportunidades de aprendizaje permanente, no solo con fines utilitarios sino con los fines que nos importan a todos, y garantizar que nos preocupemos por los demás, y nuestro planeta.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.