La crisis económica iniciada en Tailandia con la fuerte devaluación del baht se ha extendido a otros países asiáticos como Indonesia y Corea, y estas naciones, que actualmente reciben un importante paquete de rescate financiero por parte del Fondo Monetario Internacional, están siendo obligadas a adoptar drásticas medidas con vistas a una reforma estructural de sus economías y una mayor transparencia en sus administraciones nacionales. En Tailandia el presupuesto nacional ha sido reducido en un 20 por ciento, y el gasto en educación se ha recortado brutalmente, teniendo como consecuencia el aplazamiento de la prevista extensión de la duración de la enseñanza obligatoria de seis a nueve años.
Esta situación, además, ha sido aprovechada por los organismos financieros internacionales, por los operadores económicos más concentrados y por los capitales especulativos para amenazar, y en muchos casos, extender la crisis a todos los países subdesarrollados que no han desarrollado plenamente las políticas de ajuste y no han limitado los derechos sociales y laborales.
Para corregir este círculo vicioso, en virtud del cual países en vías de desarrollo con pesadas deudas externas sufren efectos negativos en sus sistemas educativos al deber aceptar préstamos del FMI condicionados a la aplicación de una severa política de reformas estructurales, El Segundo Congreso Mundial de la Internacional de la Educación reunido en Washington D.C. (Estados Unidos) del 25 al 29 de julio de 1998 solicita de sus organizaciones miembros la adopción de las siguientes medidas:
1. Pedir a los gobiernos involucrados y a las organizaciones inter-gubernamentales conexas que garanticen el derecho a recibir una educación básica a todos/as los/as ciudadanos/as independientemente de las condiciones económicas de sus países.
2. Animar a los gobiernos de los países en vías de desarrollo a esforzarse en salir de la crisis económica por medio de cauces democráticos.
3. Alentar los gobiernos a conciliar la búsqueda de la eficacia económica y del desarrollo humano.
4. Dar importancia y considerar la crisis monetaria en los países asiáticos como un problema propio de la comunidad internacional, a la vez que contactar los gobiernos afectados con el fin de trabajar de forma conjunta para salir de la crisis.
5. Apoyar las actividades que promuevan una auténtica democratización de cada país, en vista del hecho de que la corrupción política avanza de forma paralela al logro de ciertos niveles de democratización, tales como la libertad de participación política y la revisión de las constituciones de los países asiáticos.