Un nuevo informe de la Internacional de la Educación presentado a la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo muestra cómo la participación de los docentes en la elaboración de políticas es clave para alcanzar los objetivos de la Educación para Todos.
La Internacional de la Educación ha elaborado un informe que ha sido presentado esta semana por el secretario general adjunto David Edwards al Comité de expertos sobre la aplicación de las recomendaciones relativas al personal docente (CEART).
El CEART es una iniciativa conjunta de la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cuyo fin es hacer un seguimiento de la aplicación de las recomendaciones relativas al personal docente. Este comité de 12 expertos independientes se reúne cada tres años para examinar y promover la aplicación de las recomendaciones relativas a los docentes que se aprobaron en 1966 y 1997.
El CEART aborda una amplia gama de temas: las condiciones laborales, la libertad académica, la violencia que afecta a los docentes, la emigración y la movilidad de los docentes y la independencia de las instituciones. Es el máximo órgano mundial en lo relativo a las normas internacionales aplicables a los docentes.
Principales conclusiones del informe
El informe reflexiona acerca de la evolución de un amplio abanico de temas educativos en todos los continentes. La Internacional de la Educación ha podido tener una visión general de la situación de la educación gracias a la campaña Unámonos por la educación pública. Su alcance mundial ha permitido a docentes de todo el mundo reflexionar acerca de qué ha cambiado en el debate educativo y qué nuevos problemas han surgido en el lugar de trabajo.
El informe se centra principalmente en la desprofesionalización de la docencia. Por su carácter transversal, es un tema que afecta a otros ámbitos de la profesión, como la seguridad laboral, las cuestiones económicas, los derechos sindicales, etc. No obstante, el informe también reconoce la evolución y experiencias positivas en torno a la educación en aquellos países donde se consulta a las organizaciones educativas acerca de las cuestiones profesionales, una práctica que conduce a la mejora tanto de la enseñanza como del aprendizaje.
También subraya que los principios fundamentales de las recomendaciones de 1966 y 1997 siguen plenamente vigentes y son tan convincentes y válidos para el mundo de la educación de 2015 como lo eran cuando se redactaron. Las recomendaciones no solamente reflejan un consenso entre los gobiernos, sino también la esencia de la experiencia de la profesión docente.