Durante la 8ª Conferencia Ministerial de la OMC en diciembre se desató una discusión pública entre el Director General de la OMC, Pascal Lamy, y el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter.
La discusión se centró en un informe preparado por de Shutter en noviembre, en el que concluía que los países tienen que depender menos del comercio para responder a sus necesidades y que las reglas de la OMC están poniendo en peligro la seguridad alimentaria mundial.
“La OMC sigue avanzando y funcionando de manera aislada, sin tener suficientemente en consideración las consecuencias que la crisis alimentaria mundial supone para el comercio agrícola y la seguridad alimentaria y hasta qué punto esto requiere un replanteamiento crítico de la política comercial y la seguridad alimentaria”, escribió de Shutter en su informe. “Si la Ronda de Doha [de negociaciones comerciales] se mantiene en su curso actual, pocas probabilidades hay de que las reglas comerciales agrícolas futuras sean convenientes para apoyar los esfuerzos políticos globales dirigidos a abordar la seguridad alimentaria, y podrían fragmentar potencialmente los esfuerzos para desarrollar una gobernanza mundial efectiva para la seguridad alimentaria.”
En una respuesta pública al informe, el Director General de la OMC, Pascal Lamy, expresó su rotundo desacuerdo con el argumento de de Shutter, según el cual los países tienen que limitar su dependencia en el comercio internacional para lograr los objetivos relativos a la seguridad alimentaria.
“Por el contrario”, Lamy señaló, “la mayoría de los expertos de la ONU están de acuerdo en que el comercio internacional es parte del paquete de soluciones para alcanzar la seguridad alimentaria.”
En respuesta a las críticas de Lamy, de Shutter argumentó que “el derecho a la alimentación no es un producto comercial, y tenemos que dejar de tratarlo así.”
“Las políticas actualmente conformadas por el régimen comercial internacional no apoyan a los pequeños granjeros”, añadió de Shutter. “Les estamos imponiendo en cambio una situación con todas las de perder: no se benefician de las oportunidades que el acceso a los mercados internacionales representa para algunos; y además son las víctimas de la presión que se ejerce sobre los recursos naturales, de la tierra y del mar, de los cuales dependen, por lo que tienen que competir cada vez más con el sector de exportación de productos agrícolas.