Cincuenta representantes de organizaciones sindicales y ONG de toda Europa, reunidos el 6 de junio en Bruselas, Bélgica, lamentaron que Georgia se esté convirtiendo rápidamente en la oveja negra de Europa en lo que respecta a los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
El hecho de que los trabajadores se vean obligados a trabajar en entornos insalubres y peligrosos, se despida a los activistas sindicales y se acose y amenace a los líderes sindicales, pone en riesgo la mera existencia de organizaciones sindicales independientes en este país.
A pesar de las numerosas promesas hechas a la Organización Internacional del Trabajo y haciendo caso omiso de los compromisos internacionales asumidos por el país, el Gobierno de Georgia no ha dado el más mínimo paso ni tomado ninguna medida para garantizar los derechos sindicales y del trabajo.
Aun cuando Georgia tiene éxito en términos de crecimiento económico, guarda silencio sobre el número cada vez mayor de violaciones de los derechos humanos así como sobre su total descuido e ignorancia ante los problemas de salud y seguridad que cada vez se cobran un mayor número de vidas entre los trabajadores.
Georgia es uno de los pocos países del mundo entero que carecen de un sistema de inspección del trabajo, y los empleadores se valen de disposiciones del código de trabajo dignas del medievo para tener en la mira a los trabajadores que intentan crear un sindicato.
La IE seguirá apoyando a los sindicalistas de Georgia y no dudará en utilizar todos los instrumentos internacionales y europeos existentes para hacer frente a la política antisindical del Gobierno de Georgia.