La reunión de ministros de Comercio de todo el mundo se cerró hoy en Ginebra con la reafirmación del compromiso político de concluir las conversaciones del nuevo pacto comercial mundial en 2010, a pesar de las diferencias de fondo.
En su informe de la VII Conferencia Ministerial, el embajador de Chile y presidente, Andrés Velasco, informó del apoyo de los ministros a una rápida conclusión de la complicada Ronda de Doha de negociaciones comerciales y a la programación, para 2010, de un ejercicio de evaluación consistente en estudiar la forma de relanzar las negociaciones.
La mayoría de los observadores, sin embargo, opina que las grandes diferencias entre países sobre los subsidios agrícolas y los aranceles industriales podrán más que la voluntad de pactar el acuerdo en 2010. En los últimos días, EE UU ha sido criticado, con creciente énfasis, por la Unión Europea y las economías emergentes por su participación parcial en las conversaciones.
Mientras el Secretariado de la OMC ha calificado de éxito la conferencia, se han alzado voces críticas a que los ministros de Comercio no hayan reconocido la relación entre comercio, empleo y crisis económica mundial.
“Ignorar el impacto laboral de la crisis en casa resta credibilidad a la acción de los ministros en Ginebra”, ha declarado Guy Ryder, secretario general de la CSI. “Con la VII Conferencia Ministerial de la OMC se ha desaprovechado la oportunidad de abordar problemas fundamentales para el futuro a largo plazo del sistema multilateral de comercio”.
Los ministros no han aprendido las lecciones de la actual crisis económica, entre ellas la necesidad de estimular la intervención del Estado y aumentar la educación y otros servicios públicos para crear empleos decentes y promover una recuperación sostenible.
“Los gobiernos han aminorado el impacto laboral de la crisis mediante la rerregulación de los mercados financieros, la inversión en infraestructuras y empresas de servicios públicos, y la promoción de la inversión en los servicios públicos, entre ellos, principalmente, la educación y la formación”, asevera. “Los miembros de la OMC tuvieron la oportunidad de pararse a considerar la posible repercusión, en el cierre del espacio político necesario para hacer frente a una crisis como la actual, de los compromisos de liberalización comercial, ya fuera en los mercados financieros o en los servicios de educación o en cualquier otro servicio público o empresa de servicios públicos”.
La delegación de la IE en la conferencia mantuvo varias reuniones con altos representantes para el comercio con el fin de evaluar el estado de las negociaciones del AGCS y reclamar la exclusión de la educación del acuerdo.
Mientras las conversaciones ministeriales entre bambalinas giran principalmente en torno a los aranceles agrícolas e industriales, según explicó Ted Murphy, secretario general adjunto del australiano National Tertiary Education Union, las afiliadas de la IE deben estar muy atentas al posible incremento de la integración de los servicios de educación en los acuerdos comerciales.
“Es necesario seguir presionando a los gobiernos en relación con los servicios educativos y vigilando la situación no sólo en la OMC, sino también en los acuerdos regionales y bilaterales”, advirtió. “Estando como están las negociaciones del AGCS en un callejón sin salida, del que parecen no poder escapar, es muy probable la proliferación de este tipo de acuerdos, en los que ya se está viendo, y se seguirá viendo, cómo se adquieren compromisos firmes con la apertura del sector de la educación, con graves consecuencias para docentes, estudiantes e instituciones”.