La creciente presencia de la tecnología y la inteligencia artificial (IA) en la educación está dejando una profunda huella en el alumnado, el profesorado, las instituciones y los sistemas educativos. En un futuro próximo, esta expansión no solo continuará, sino que se acelerará. Este hecho añade complejidad a nuestra labor de defensa y promoción de una educación de calidad, inclusiva y equitativa, de la situación y los derechos del profesorado, y el personal de apoyo educativo (PAE) y de las sociedades democráticas. Podemos apoyar las nuevas tecnologías en aquellos casos en los que ayuden a las personas que integran la profesión.
El 10o Congreso Mundial de la Internacional de la Educación (IE), reunido en Buenos Aires, Argentina, del 29 de julio al 2 de agosto de 2024, reconoce que:
El desarrollo y el uso de la tecnología se aceleró durante la pandemia de COVID-19 y sigue aumentando el ritmo con los rápidos avances en el campo de la IA.
Aunque la integración de la tecnología tiene el potencial de enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, su influencia en la equidad, la inclusividad y la calidad de la educación no es necesariamente positiva.
Aunque se han hecho un buen número de estudios sobre tecnología, hay una evidente falta de investigaciones rigurosas e independientes centradas en entender la función y las repercusiones de la IA en los entornos educativos y en la calidad de la educación.
Las políticas sobre la introducción y el uso de las nuevas tecnologías en las instituciones educativas se han diseñado muy frecuentemente sin consultar al personal docente y sin una adecuada comprensión de las prácticas efectivas de enseñanza y aprendizaje.
Cuanta más prevalencia adquiere la tecnología en la educación, más crece la brecha digital. La desigualdad de acceso a la tecnología exacerba las desigualdades existentes en el acceso a la educación.
La implementación de nuevas tecnologías puede exacerbar las desigualdades existentes en aspectos que trascienden la brecha digital. Las desigualdades sistémicas y las prácticas discriminatorias de la sociedad se reflejan en los espacios digitales. El acoso y la violencia en línea por motivos de identidad de género, racial, étnica, sexual, cultural o social, resultan dañinas para las personas a las que se dirigen y, por tanto, repercuten en la forma en que usan la tecnología y acceden a ella.
El uso de la tecnología y, en concreto, de la IA tiene importantes implicaciones para los derechos humanos. Dado que funciona con importantes cantidades de datos sin apenas regulación, el uso de la IA en la educación puede suponer una violación de la confidencialidad de los datos del alumnado, el profesorado y el PAE, o asentar sesgos y estereotipos que pueden repercutir en los logros y el bienestar del alumnado, y conducir a situaciones discriminatorias. También puede posibilitar su vigilancia.
Los imperativos comerciales del sector de la tecnología no solo han marcado el rumbo del desarrollo de las tecnologías de la educación, sino que se han traducido en una notable y creciente transferencia de fondos públicos a entidades privadas.
El creciente uso de tecnología avanzada en la educación corre el riesgo de que los sistemas educativos públicos dependan de corporaciones tecnológicas privadas. Esto cambiaría la educación de ser un bien público a convertirse en un negocio comercial con fines de lucro, desempoderando a la profesión docente.
Los algoritmos integrados en la tecnología influyen cada vez más en cómo vivimos nuestras experiencias personales y profesionales. Y, a pesar de ello, sigue habiendo un déficit generalizado de transparencia y conocimiento sobre su funcionamiento y sus implicaciones para los sistemas educativos y las sociedades democráticas. Debido a que los datos en los que se basan están sesgados, muchos algoritmos perpetúan las estructuras discriminatorias existentes en la sociedad, incluidos el racismo y el sexismo.
La digitalización del conocimiento o la adaptación del plan de estudios a contextos virtuales puede traducirse en la restricción y el empobrecimiento de contenidos académicos. De hecho, el uso excesivo de las tecnologías y la IA puede provocar dependencia tecnológica, conduciendo a la pérdida de habilidades cognitivas, socioemocionales y motoras.
La digitalización de los recursos de enseñanza puede mejorar el acceso del profesorado a materiales pedagógicos y educativos de calidad. Sin embargo, los contenidos docentes que están disponibles en línea suelen estar desprovistos de controles de calidad. De igual modo, suelen carecer de diversidad lingüística, lo que afianza el privilegio de las lenguas y culturas dominantes, lo que podría promover el neocolonialismo.
La tecnología en general y la IA en específico están cambiando el mundo del trabajo, destacando la importancia de una educación diversificada y de calidad que aporte al alumnado habilidades socioemocionales, capacidad de pensamiento crítico, aptitudes colaborativas y habilidades para resolver problemas. Estas competencias son difíciles de enseñar y evaluar mediante la tecnología y la IA.
Existe el riesgo de que algunas de las tareas desarrolladas en el sistema educativo se vean sustituidas por la IA, lo que provocaría el recorte de puestos de trabajo o pérdida de empleos. Es probable que al principio esta situación afecte en mayor medida al PAE, pero no hay duda de que en un futuro repercutirá en el profesorado y en otros grupos del personal educativo.
El auge de la economía de plataformas, estrechamente vinculado con los avances en IA, pone de manifiesto una preocupante tendencia hacia el trabajo precario y no sindicalizado. La transformación del Estado y el sector público en este contexto plantea el riesgo de que en la educación se imponga un modelo económico lesivo de trabajos esporádicos y por encargo, como ya está sucediendo en la educación superior. Esta nueva cara de la privatización socava la regulación del empleo tradicional y supone retos para la organización sindical.
Este Congreso reivindica que:
La educación es un emprendimiento humano y nada puede sustituir la relación entre un estudiante y un docente.
La tecnología y la IA deben complementar los métodos pedagógicos existentes y deben mantenerse las interacciones personales. El riesgo de estandarización que plantea la omnipresencia de la tecnología y la IA ha de contrarrestarse mediante políticas que amparen la libertad de enseñanza y la creatividad en sus enfoques pedagógicos.
El profesorado y el PAE deben involucrarse activamente en el desarrollo de las tecnologías de la educación y sus evaluaciones para garantizar que esas herramientas tengan sentido pedagógico y que se adecúen a las necesidades prácticas del profesorado, el PAE y las instituciones educativas.
El personal docente necesita formación y apoyo para enseñar al alumnado habilidades socioemocionales, capacidad de pensamiento crítico, aptitudes colaborativas y habilidades para la resolución de problemas, así como a entender y usar la IA de forma adecuada y ética, dada su creciente presencia en el mundo laboral.
El profesorado y el PAE locales deben involucrarse en el desarrollo y la difusión de recursos docentes para evitar el neocolonialismo.
El profesorado y el PAE deben contar con cualificación, apoyo y confianza para tomar decisiones sobre el uso de la tecnología y las herramientas de IA en su trabajo. El profesionalismo y la autonomía del personal docente son requisitos necesarios para la correcta integración de la tecnología en la pedagogía y la práctica.
Debe ofrecerse al profesorado y al PAE un sistema de desarrollo profesional continuo diseñado para integrar de forma provechosa la tecnología y la IA en sus prácticas de enseñanza y de apoyo educativo. Estos programas deben ser accesibles, gratuitos y continuos y han de evolucionar al ritmo de los avances tecnológicos.
Dado que la propagación de la desinformación supone una amenaza para la democracia y se ve amplificada por las nuevas tecnologías, incluida la IA, una educación de calidad debe centrarse en la alfabetización digital, en línea y mediática.
La introducción de la tecnología no debe restringir la diversidad del plan de estudios infravalorando los temas o las competencias que no se presten fácilmente a la digitalización.
Los derechos de propiedad intelectual justos y equilibrados deben defenderse en el contexto de los avances tecnológicos. La comunidad investigadora y docente necesita protección frente a la IA generativa que utiliza su propiedad intelectual sin atribución ni compensación.
Las y los profesionales de la educación, incluidos los y las especialistas en ética y ciencia de datos, el alumnado, las familias y las comunidades, cada uno en función a su experiencia, deben participar en el desarrollo, el pilotaje, la implantación y la evaluación de las tecnologías educativas y las herramientas de IA en la educación para garantizar que haya pruebas sólidas sobre su calidad.
El personal docente y el PAE tienen el derecho tanto a conectarse como a desconectarse. El profesorado y el PAE deben disponer de conexión a Internet y de dispositivos que sirvan de apoyo a la enseñanza y el aprendizaje. Por otra parte, la tecnología puede hacer peligrar el bienestar del personal educativo y del PAE si no se le permite desconectar fuera del horario laboral.
Los Gobiernos deben regular la minería de datos en educación y garantizar la confidencialidad de la información. La educación no debe convertirse en un mercado de minería de datos para empresas privadas: los datos de docentes y estudiantes deben recopilarse siguiendo el principio de "lo máximo necesario y lo menos posible". El propósito de la recopilación de datos debe siempre orientarse a mejorar la equidad, la inclusión y la calidad de la educación. No deben comercializarse los datos en aras del beneficio privado. Los sindicatos deben participar en el debate político sobre la propiedad y el control para garantizar la privacidad, y la segura recolección y el almacenamiento de los datos del alumnado y el profesorado.
Los Gobiernos deben garantizar el uso de algoritmos transparentes en todos los sistemas relacionados con la educación.
Hay una necesidad acuciante de someter el despliegue y la financiación de la tecnología a procesos democráticos de transparencia y rendición de cuentas que garanticen que la prioridad sigue siendo el alumnado, no los beneficios corporativos.
También hay una creciente necesidad de herramientas tecnológicas y de IA inclusivas para la educación que enfaticen la perspectiva de grupos sociales vulnerables y marginados.
Este Congreso encomienda a las organizaciones afiliadas:
Instar a sus Gobiernos a garantizar un acceso equitativo a la tecnología al alumnado, el profesorado y el PAE en toda su diversidad. Eso incluye su pleno disfrute para todas las identidades de género, raciales, étnicas, culturales y sociales, además de medidas para abordar y acabar con la violencia y el acoso en línea que sufren los colectivos marginados.
Defender la adopción de medidas que aseguren la propiedad, la seguridad y la confidencialidad de los datos del alumnado, el PAE y el profesorado. Las instituciones educativas deben considerar las cuestiones éticas, incluso el consentimiento y uso de datos del alumnado, en el despliegue de la IA en la educación. Los datos educativos deben ser de propiedad pública y estar sujetos a la rendición de cuentas democrática.
Reclamar algoritmos transparentes en todos los sistemas relacionados con la educación y de los que hagan uso las partes implicadas en la educación, como empleadores del sector educativo, instituciones académicas y desarrolladores de materiales didácticos.
Reivindicar la autonomía y la agencia de las y los profesionales de la educación como condiciones necesarias para una tecnología educativa equitativa, inclusiva y de calidad, así como su participación en el desarrollo, el control, la implantación y la evaluación de la tecnología y las herramientas de IA en la educación, lo que incluye la transparencia, la legitimidad y la rendición de cuentas.
Impulsar las competencias de las organizaciones afiliadas para colaborar con las empresas tecnológicas en la determinación del contenido y las metodologías que posibiliten el aprendizaje y la enseñanza profesional.
Participar en el diálogo social para asumir responsabilidades de gobernanza y supervisión en materia de adquisición, desarrollo y uso de la tecnología en los sistemas educativos públicos.
Trabajar para implantar políticas que contribuyan a la salud mental y el bienestar del profesorado y el PAE y que reconozcan las extraordinarias dificultades que plantea la creciente digitalización del entorno laboral.
Abogar por un acceso equitativo al desarrollo profesional en materia de tecnología e IA para todo el personal educativo, garantizando que ningún miembro del profesorado ni del PAE se quede atrás en el desarrollo tecnológico de la educación.
Facilitar la colaboración entre docentes, familias, estudiantes y otras partes interesadas del sector educativo para asegurar que la integración de la tecnología y la IA en la educación responda a un enfoque holístico, inclusivo y humano.
Este Congreso encomienda al Consejo Ejecutivo:
Crear una red sobre tecnologías de la educación que ofrezca a las organizaciones afiliadas un espacio colaborativo para orientarse en este ámbito que cambia tan rápidamente.
Abogar por el uso responsable de las redes sociales. Para ello, la IE llevará su defensa ante el Foro para la Gobernanza de Internet (IGF, por sus siglas en inglés) —una plataforma global de múltiples actores estratégicos creada a instancias de las Naciones Unidas—, instando al IFG a dar instrucciones a las empresas multinacionales para que garanticen que sus modelos y algoritmos se desarrollen y utilicen de forma ética y transparente, y que los desarrolladores tengan que asumir responsabilidades por los daños y las repercusiones en el mundo real. Las compañías de las redes sociales nos han demostrado que tienen la capacidad y la experiencia para diseñar productos que logran fines concretos. Les pedimos que dediquen esa experiencia a priorizar la seguridad de la infancia en lugar de a complejas estrategias centradas en la obtención de beneficios.
Colaborar con otras Federaciones Sindicales Mundiales para exigir mejores condiciones laborales para todos los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores afectados por las tecnologías y la IA.
Defender el liderazgo sindical en la gobernanza y la supervisión de las tecnologías de la educación.
Seguir trabajando para asegurar el derecho de todo el profesorado y del PAE a conectarse y a desconectarse promoviendo la adopción de políticas que defiendan el derecho a la vida privada.
Seguir cooperando con las organizaciones internacionales para garantizar que la tecnología no socave la autonomía profesional del profesorado y el PAE, sino que sirva de apoyo a un sistema educativo centrado en las personas cuya esencia reside en las interacciones humanas.