Aunque un alto al fuego es clave para que acabe este mes de violencia entre Israel y Hamás, no propiciará una paz duradera y permanente si los motivos subyacentes de la violencia no se resuelven. Es el momento de poner fin a la ocupación y al bloqueo. Resulta de vital importancia que la reconstrucción empiece de forma inmediata, pero este proceso debe suceder en un marco estable, democrático y en el que se respeten los derechos humanos.
La IE condena los bombardeos aéreos de Israel que, desde el 10 de mayo, han acabado con la vida de 248 civiles, entre ellos, 58 niños. Por el contrario, los misiles de Hamás han matado a 10 civiles israelíes y a dos niños. La IE lamenta la pérdida de vidas de civiles. Además, condenamos la destrucción de escuelas de ambos bandos y la transformación de centros educativos en refugios de emergencia para alojar a personas desplazadas.
También lamentamos el hecho de que la estrategia de Hamás consista en lanzar misiles
directamente contra centros civiles, una acción que infringe todas las normas éticas y morales, así como la legislación internacional. No obstante, la destrucción y el alto número de transeúntes inocentes víctimas de los ataques militares israelíes contra objetivos civiles son igualmente inaceptables y carentes de toda ética, incluso si el objetivo, en medio de la población civil, es Hamás
Los ataques se han producido después de días de violencia en Jerusalén en los que cientos de palestinos resultaron heridos en las manifestaciones contra los desalojos forzosos de familias palestinas por parte de las autoridades israelíes. Estos desalojos previstos, si llegan a ejecutarse, constituirán una infracción grave de las obligaciones de Israel según las leyes internacionales.
Para muchas familias, el trauma no termina con este alto al fuego. Cientos de ellas lloran la pérdida de sus seres queridos, entre los que hay demasiados niños. El profesorado está de duelo por sus estudiantes y viceversa. Miles de personas han perdido su hogar, y se han destruido infraestructuras básicas. Se debe poner en marcha de forma inmediata y sin demora una acción humanitaria de reconstrucción de gran envergadura.
Asimismo, es importante reconocer que las causas principales que han provocado la situación y el recrudecimiento actuales deben tratarse con similar urgencia.
Centrar la atención en los síntomas y no en los motivos atrapa a todas las partes implicadas en un ciclo permanente de recrudecimiento y violencia en el que la convivencia y la paz no tienen cabida.
La IE reitera la declaración que hizo pública en su Congreso Mundial de 2019 en la que pide tanto a israelíes como a Hamás: “Renunciar a la violencia y comprometerse a entablar negociaciones directas. La IE reconoce que un acuerdo sobre el estatus de Jerusalén es clave para resolver el conflicto y destaca la necesidad urgente e imperativa de que la comunidad internacional apoye, de todas las formas posibles, una resolución del conflicto pacífica y justa”.