“Líbano está sufriendo su peor crisis económica en 30 años. Decenas de miles de personas de todo el país han perdido su empleo y varios millones tienen dificultades para comprar los productos más básicos. A esto hay que sumarle la pandemia de coronavirus” [1].
La grave crisis económica en la que estaba sumido el país antes del estallido de la pandemia se refleja en la deuda acumulada, que alcanzó los 90 000 millones de dólares (un 170 % del PIB) en 2020 y convirtió a Líbano en uno de los países más endeudados del mundo. Esta situación provocó una devaluación sin precedentes de la libra libanesa cuyas consecuencias para el poder adquisitivo de la población han sido devastadoras, ya que Líbano depende en gran medida de la importación de los bienes que consume. El precio de los productos básicos de alimentación se ha multiplicado por cinco de media en comparación con el año 2019.
Decenas de miles de libaneses han perdido el trabajo y, según el Ministerio de Asuntos Sociales, el 70 % de la población requiere apoyo financiero porque la crisis económica se ha agravado aún más por la pandemia. La emergencia sanitaria y sus consecuencias socioeconómicas han provocado un incremento de la desigualdad en la distribución de los ingresos en el país, de la disparidad entre regiones y de las dificultades actuales para generar un crecimiento inclusivo. La crisis económica también ha afectado a la provisión de servicios públicos, incluida la educación. Ya antes de la pandemia, las crisis en Siria y la gran afluencia de refugiados posterior agravaron las carencias y los desafíos previos en el sector educativo.
A pesar de los intentos del gobierno de apoyar a negocios y familias a través de la suspensión de pagos de impuestos y de programas de asistencia monetaria, la población no cree que estas medidas de apoyo sean suficientes. Las manifestaciones que empezaron en octubre de 2019 para protestar por el cobro de una tarifa de 6 dólares por el uso de WhatsApp y otras aplicaciones similares han continuado a lo largo de la pandemia.
Los sindicatos de la educación libaneses piden la cancelación de la deuda.
Las organizaciones miembros de la IE en Líbano apoyan las reclamaciones legítimas de cientos de miles de activistas que piden un cambio radical en el sistema político, caracterizado por la corrupción, el confesionalismo y el clientelismo. Exigimos al gobierno que muestre voluntad política y se esfuerce por acabar con la interminable crisis económica que asola el país. Rechazamos medidas como la imposición de impuestos a personas con ingresos limitados, especialmente a empleados del sector público, y exigimos soluciones alternativas.
Nuestro movimiento sindical considera que esta crisis se puede afrontar de forma estratégica: cancelando la deuda nacional de Líbano para que pueda apoyar a la educación y otros sectores públicos. Dicha cancelación de la deuda debería llevarse a cabo sin condiciones y los derechos humanos tendrían que ser el foco del proceso de reestructuración de la deuda.
Por último, la cancelación de la deuda debería ir de la mano de la justicia fiscal y la movilización financiera nacional para invertir mejor en sistemas de educación pública, incluidos los salarios y el desarrollo profesional del profesorado.
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Referencias
[1] Infografía: ¿Cuánto cuestan las necesidades básicas en Líbano? | Noticias infográficas| Al Jazeera
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.