La libertad académica se encuentra en un estado lamentable a nivel mundial, según los asistentes a la recién celebrada Conferencia Internacional sobre Educación Postsecundaria, Educación Superior e Investigación (IFHERC), organizada virtualmente por la Internacional de la Educación. Los asistentes a la conferencia también expresaron su solidaridad con el personal académico víctima de acosos y encarcelamientos en todo el mundo, especialmente en Myanmar y Hong Kong.
El pasado 10 de febrero, último día de la conferencia, varios panelistas de distintas regiones de la IE destacaron las experiencias y los retos a los que se enfrenta tanto el personal como las instituciones de educación superior en sus respectivos países y regiones.
Irlanda: el enfoque centralizado y la voz de las empresas se imponen al personal académico
Durante la sesión "Los sindicatos defienden y promueven los derechos profesionales en el marco de la pandemia de COVID-19", Annette Dolan, secretaria general adjunta del Teachers' Union of Ireland(TUI), subrayó la importancia de la libertad académica para el progreso científico, la búsqueda de la verdad, la investigación, la colaboración entre el personal académico y la educación superior de calidad.
Además, señaló que la pandemia de COVID-19 había demostrado, sin duda alguna, la importancia de proteger la libertad académica, ya que el personal académico ha desempeñado un papel fundamental a la hora de abordar una amplia variedad de respuestas a la crisis de COVID-19.
Sin embargo, las violaciones graves de la libertad académica y la autonomía institucional van en aumento, tal como demuestra el informe Free to Think 2020, que documenta 341 ataques a las comunidades de educación superior en 58 países de todo el mundo, entre septiembre de 2019 y finales de agosto de 2020.
"Aunque mi propio país, Irlanda, ocupa un lugar muy destacado en el índice de libertad académica, seguimos observando tendencias preocupantes respecto al deterioro de la libertad académica", afirmó. Por otro lado, Dolan añadió que "un estudio de caso reciente sobre Irlanda, escrito por Kirsten Roberts y Elizaveta Potapova, ha puesto de manifiesto la naturaleza altamente centralizada y "vertical" de la regulación de las instituciones de enseñanza superior irlandesas".
"Además, desde la crisis financiera de 2008 se han aplicado reducciones y restricciones muy importantes (así como recortes en los salarios del personal docente recién llegado a la profesión) a la financiación pública de la educación superior, a pesar de que el número de estudiantes ha aumentado considerablemente. Sin embargo, no se ha producido el correspondiente aumento de personal académico, lo cual ha provocado una saturación en las aulas y la sobrecarga del personal", señaló. Además, el empleo precario y eventual ha aumentado, especialmente para el personal de investigación.
"En Irlanda, al igual que en muchos otros países, preocupa un hecho al que el investigador Michael Shattock hace referencia en su investigación como el ascenso de la clase directiva en las instituciones de educación superior, donde la voz académica está quedando relegada porque la voz de la cultura corporativa está sustituyendo a la voz académica colegiada en la gobernanza universitaria", explicó Dolan.
EE. UU.: la segregación, una amenaza histórica para la libertad académica
Derryn Moten, vicepresidente del Consejo de Política y Planificación de la Educación Superior de la American Federation of Teachers(AFT), explicó que los ataques a la libertad académica no son nada nuevo. En los EE. UU. de los años 1950-1960, la libertad académica se vio amenazada por la política de segregación, que enviaba al alumnado a diferentes escuelas e instituciones educativas según su color de piel, hasta que la decisión de la Corte Suprema en el caso Brown contra el Consejo de Educación de Topeka puso fin a esta práctica.
Por aquel entonces, se amenazaba a académicos y estudiantes con no renovarles los contratos o retirarles los certificados de enseñanza si manifestaban opiniones favorables a la integración. Tuvieron que recurrir a las acciones de protesta, como en Alabama, donde organizaron sentadas en febrero de 1960.
Moten también destacó que la libertad de investigación es fundamental, y que la American Association of University Professors(AAUP) sigue vigilando de cerca y velando por la libertad académica. "El personal universitario que goza de libertad académica está en mejores condiciones para abogar por un cambio civil y social", dijo.
Malasia: el nivel de libertad académica depende del gobierno
Suat Yan Lai, del Malaysian Academic Movement(MOVE), dijo que la libertad académica en la región de Asia-Pacífico depende del tipo de gobierno de cada país, ya sea una democracia o un régimen autoritario.
Según dijo, en Malasia los sindicatos de la educación se han unido a las ONG para oponerse a la declaración del estado de emergencia del gobierno tras el brote de COVID-19 puesto que, en realidad, es un intento de mantenerse en el poder. "Esta declaración socava los derechos políticos y civiles de la ciudadanía", insistió.
MOVE ha contado con el apoyo de los compañeros y compañeras de la Canadian Association of University Teachers(CAUT) y el National Tertiary Education Union(NTEU) de Australia, comentó Suat Yan Lai.
Según dijo, en Hong Kong, quienes ejercen la libertad de expresión son condenados a prisión. En plena propagación de la pandemia de COVID-19 ha entrado en vigor una ley de seguridad nacional impuesta por Pekín: se han prohibido numerosos lemas de protesta y un "himno nacional" de Hong Kong y se ha detenido a varios manifestantes por sostener hojas de papel en blanco. La ley de seguridad nacional es confusa: prohíbe la secesión, la subversión, el "terrorismo" y la "conspiración con fuerzas extranjeras", así como "incitar al odio contra el Gobierno central y el de Hong Kong".
Colombia: reconocimiento nacional e internacional de la libertad académica y los derechos conexos
Pedro Hernández, presidente de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) de Colombia, uno de los países más peligrosos para el personal académico, también intervino en la sesión. Mencionó que el informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión, Irene Khan, reconocía el papel especial que desempeñan el personal y las instituciones académicas en las sociedades democráticas. Asimismo, señaló que, sin libertad académica, las sociedades pierden uno de los elementos esenciales del autogobierno democrático.
En su opinión, la libertad académica implica libertad de expresión, libertad de investigación crítica y pensamiento crítico. Se trata de derechos reconocidos a nivel nacional e internacional. Y "se debe proteger a los miembros de las instituciones académicas de los ataques militares".
Por otro lado, Hernández insistió en que el sector de la educación superior de América Latina sufre de otra pandemia, vinculada a la de COVID-19: la precariedad en las condiciones del personal académico.
"Para tener una mayor democracia necesitamos un mayor respeto por las instituciones de educación superior", subrayó.
También advirtió del poder que están adquiriendo las organizaciones transnacionales que prestan servicios educativos. "Esta situación genera problemas como la vigilancia de las aulas y una drástica reducción del número de docentes", explicó.
Hernández señaló asimismo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos explica en un informe reciente que está preocupada por el aumento del desempleo, ya que la pandemia de COVID-19 está provocando la contracción de las economías. En cuanto a la pandemia, condenó el acoso al personal de investigación de Brasil que ha criticado la forma en que se ha abordado la crisis sanitaria.
"Seguiremos abogando por la libertad de investigación y de pensamiento crítico, y seguiremos enseñando a la población el pensamiento crítico y la ciudadanía crítica, y al conjunto de estudiantes los valores democráticos", concluyó.
Ghana: la acción sindical puede proteger la libertad académica de la interferencia gubernamental
"En Ghana y en toda África occidental hay libertad académica y de asociación, y el alumnado puede estudiar lo que desee", subrayó Charles Ofosu Marfo, presidente de la University Teachers Association of Ghana(UTAG).
Ofosu explicó que en Ghana tienen un sistema que permite al profesorado y al personal académico seguir un programa aprobado por el gobierno y trabajar en los comités nacionales. "El personal de educación superior puede investigar los temas que desee e impartir las clases que desee", dijo.
Sin embargo, el gobierno ha intentado aprobar una ley que habría permitido al Ministerio de Educación dar órdenes a las universidades e interferir en su funcionamiento, especialmente en lo relativo a la financiación de las instituciones de enseñanza superior.
Mediante diversas acciones de protesta y huelga, la UTAG consiguió que el gobierno respetase la libertad académica y abandonase el proyecto de ley.
"Este respeto por la libertad académica y los derechos humanos y sindicales fundamentales no existe en África oriental, en países como Sudán, Uganda y Camerún", añadió. "En estos territorios, es más seguro ser cauto y no oponerse a las opiniones del gobierno para evitar el acoso y meterse en problemas".
"La pandemia de COVID-19 ha planteado numerosos desafíos en la enseñanza, en Ghana y en toda África", insistió. "Sin el material adecuado y con un suministro eléctrico y una conexión a Internet inestables no podemos ofrecer una educación de calidad en línea".
Internacional de la Educación: solidaridad internacional con el personal académico de Myanmar y Hong Kong
En sus observaciones finales, la secretaria general adjunta de la Internacional de la Educación, Haldis Holst, mencionó la "sugerente" investigación de Anna Hogan y Ben Williamson, Pandemic Privatisation in Higher Education: Edtech & University Reform(Pandemia y privatización en la educación superior: tecnologías de la educación y reforma de la Universidad). "Tanto la entusiasta reacción del conjunto estudiantil al informe como la evaluación de la pandemia por parte del sector universitario han demostrado que es imposible confiar exclusivamente en las tecnologías educativas".
"Tenemos que decidir cómo actuar, como educadores y educadoras, para asegurarnos de que sea nuestra profesión la que lidere las tecnologías educativas", dijo.
Asimismo, recordó a los asistentes que la defensa de la libertad académica ya ocupaba un lugar destacado en la agenda de la Internacional de la Educación y sus afiliadas en 2019 cuando, durante el Congreso Mundial de la Internacional de la Educación celebrado en Bangkok (Tailandia), se aprobaron dos resoluciones sobre la educación superior y la libertad académica. Holst insistió en que "probablemente, en el mundo actual, las amenazas y las violaciones no han hecho más que aumentar. En parte, debido a las nuevas amenazas que trae consigo la enseñanza en línea, pero en parte también por la triste naturaleza de los regímenes represivos, que intentan utilizar una crisis como la provocada por la COVID-19 en su propio beneficio".
Holst señaló, además, que "los casos recientes de Hong Kong y Myanmar demuestran que los regímenes represivos no dejan pasar la oportunidad para acusar al profesorado y al personal académico de ‘influir’ en las mentes de sus estudiantes con ideas liberales/progresistas". Por otro lado, en Turquía, los nombramientos institucionales se han sustituido por nombramientos y/o ceses directamente de la mano del presidente.
Holst clausuró la reunión pidiendo apoyo a la democracia en Myanmar y Hong Kong. En señal de apoyo, todos los participantes encendieron sus cámaras y levantaron tres dedos, un signo de solidaridad en las protestas de Myanmar.
Para acceder al informe completo del estudio: Pandemic Privatisation in Higher Education: Edtech & University Reform, por Hogan, A. y Williamson, B. (2021), pinche aquí(en inglés). El resumen está disponible aquí(en español).
La presentación del estudio está disponible aquí: