Ei-iE

Photo: GPE/Kelley Lynch
Photo: GPE/Kelley Lynch

“El liderazgo de la educación durante la COVID-19 y más allá”, por Teopista Birungi Mayanja.

publicado 13 octubre 2020 actualizado 13 octubre 2020
Escritos por:
Suscríbete a nuestros boletines

“Los líderes de la educación deben tener la voluntad de entregar el liderazgo al personal docente, las familias y el alumnado”, Andy Hargreaves.

El mundo no está en condiciones de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4). Antes de comenzar este año, informamos de que había más de 260 millones de niños y niñas sin escolarizar y más de 600 millones de niños y niñas escolarizados que no estaban adquiriendo los conocimientos básicos o las habilidades necesarias. Estas estadísticas han cambiado mucho como resultado de la pandemia de la COVID-19. La calidad del personal docente es el factor más importante que determina los resultados del aprendizaje a nivel escolar; pero en muchos países el personal docente es escaso, está aislado y no recibe el apoyo que necesita para impartir una enseñanza y un aprendizaje eficaces, especialmente en estos tiempos sin precedentes. En este contexto, el logro de una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos requiere que se adopten medidas urgentes para aprovechar al máximo al personal docente en general, es decir, a los y las docentes y a todos los demás profesionales de apoyo a la educación. El personal docente es la inversión más importante del sistema educativo y uno de sus principales motores de cambio.

Dicho esto, aunque el personal docente sea fundamental para cumplir el ODS4, no puede trabajar solo. Hacen falta un equipo/un pueblo entero y coraje para educar a un niño; el personal docente necesita liderazgo y apoyo para ser eficaz y ayudar al alumnado con mayores necesidades. El personal docente debe evolucionar para adaptarse a los cambios que se producen en un mundo en constante transformación y aprovechar las nuevas oportunidades que estos cambios traen consigo.

Las prácticas de liderazgo se han transformado considerablemente debido a la COVID-19. En consecuencia, el liderazgo escolar se ha desplazado de su eje y es poco probable que vuelva a la “normalidad” en un futuro próximo, si es que llega a hacerlo en algún momento. Durante la pandemia de la COVID-19, el personal docente dio un paso adelante en materia de innovación y movilización de la comunidad para garantizar la continuidad del aprendizaje. En mi país, el Uganda National Teachers Union (UNATU) ha desempeñado un papel decisivo a la hora de coordinar la participación de todas las principales partes interesadas en los procesos políticos relacionados con la respuesta y la preparación ante la COVID-19, así como en el diálogo social sostenido.

Durante esta pandemia, hemos visto cómo el liderazgo del personal docente se enfrentaba a la falta de preparación de las familias y las comunidades para poder llevar a cabo el aprendizaje en el hogar; al aprendizaje a distancia e interrumpido; al acceso desigual a las herramientas de aprendizaje digital; al aislamiento social; a los altos costes económicos, y además vimos cómo también tenía que hacer frente a la incertidumbre y al desarrollo de la resiliencia. Estos han sido grandes ejemplos de liderazgo docente. A través de nuestras diversas organizaciones y de nuestros sindicatos, nosotros, el personal docente, ocupamos un lugar central en el proceso necesario de replanteamiento de nuevos enfoques y orientaciones para nuestras escuelas, en particular paragarantizar una mínima interrupción de la enseñanza y del aprendizaje durante esta pandemia.

Por lo tanto, insto a todos los responsables políticos, socios para el desarrollo, organismos de ejecución, organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas a empoderar, apoyar y comprometerse con el personal docente con el fin de crear programas innovadores de liderazgo educativo que puedan generar un cambio positivo y transformador en las escuelas y los distritos durante la pandemia de la COVID y más allá. Deberían adoptarse medidas de apoyo destinadas a impulsar la transformación de los sistemas educativos en unos sistemas de aprendizaje equitativos e inclusivos para todos los niños y las niñas. Debería dotarse a los líderes del sistema de la capacidad de crear redes de escuelas, profesionales y asociaciones intersectoriales que utilicen datos y pruebas a fin de transformar los sistemas educativos en sistemas de aprendizaje que puedan adaptarse al cambio.

En consecuencia, el personal docente, a través de sus organizaciones en África, está decidido, pase lo que pase, cueste lo que cueste y sea cual sea la magnitud del desafío, a seguir haciendo todo lo que esté a su alcance para salvaguardar el aprendizaje de todos los jóvenes. Por ello, debe recibir el apoyo que necesita.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.