La OCDE publicó el pasado 29 de septiembre su quinto volumen del informe del Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos 2018 (PISA 2018). Aunque los datos son del 2018, su análisis evalúa el nuevo ámbito de la política escolar.
Entre las conclusiones figuran:
Desigualdad
- Una persona escolarizada, de 15 años y socioeconómicamente desfavorecida tiene el triple de probabilidades que una favorecida de repetir curso al menos una vez, aunque ambas obtuvieran la misma puntuación en una prueba de lectura de PISA (a pesar de que las investigaciones determinan que repetir curso influye poco en el aumento de los logros del alumnado).
- El alumnado de las escuelas que agrupan a sus estudiantes en sus clases para todas las asignaturas en función de sus capacidades obtuvo ocho puntos menos en lectura que el alumnado de las escuelas que no agrupan a sus estudiantes de esta manera.
Recursos
- El 27 % del alumnado se matriculó en escuelas donde el aprendizaje está obstaculizado, a juicio de la dirección, por la escasez de personal docente. El efecto es similar en relación con el alumnado de escuelas con falta de personal de apoyo, donde el aprendizaje del 33 % del alumnado está obstaculizado.
- Cuando había menores diferencias de recursos y material didáctico entre escuelas favorecidas y desfavorecidas, los resultados en lectura eran mejores. Cuando las escuelas desfavorecidas tenían una mayor proporción de recursos, los resultados en lectura de sus estudiantes mejoraban.
Escuelas públicas
- Tras tener en cuenta el perfil socioeconómico de estudiantes y escuelas, el alumnado de las escuelas públicas obtiene una mayor puntuación en lectura que el alumnado de las escuelas privadas.
- Aunque, como en todos los informes PISA, los resultados varían considerablemente entre países, los datos indican que, en sistemas educativos de alto rendimiento, un mayor número de estudiantes acude a la escuela de educación preescolar durante tres años o más, un mayor número de docentes cuenta con una certificación completa y hay menos déficits de recursos entre el alumnado favorecido y el desfavorecido, incluso en los recursos digitales. Y, por primera vez, el informe PISA determina que los resultados en lectura de los sistemas de alto rendimiento son mejores en las escuelas públicas que en las escuelas privadas si se tienen en cuenta los antecedentes del alumnado. También concluye que el aprendizaje es mejor cuando hay un menor número de estudiantes por clase.
En el informe se destaca igualmente la importancia de que el alumnado sea capaz de ejercer un pensamiento crítico. Esta habilidad es importante para poder consolidar la democracia y participar en ella. Sin embargo, en el prefacio aparece una declaración alarmante: “Las conclusiones de este último volumen del informe PISA indican que menos de 1 de cada 10 estudiantes de los países de la OCDE fue capaz de distinguir entre hechos y opiniones, basándose en señales implícitas concernientes al contenido o la fuente de la información”.
En respuesta al quinto volumen del informe PISA, el secretario general de la Internacional de la Educación, David Edwards, señaló: “Este último volumen del PISA demuestra claramente que la igualdad funciona. El aprendizaje del alumnado mejora y los efectos de un contexto desfavorecido desaparecen cuando las escuelas consiguen los recursos apropiados, pero la falta de profesorado y personal de apoyo socava significativamente ese aprendizaje. Es algo que el personal docente sabe desde hace mucho tiempo, pero está bien que el informe PISA lo corrobore ahora”.
“Recibo con agrado que la OCDE reconozca que el menor número de estudiantes por clase y las escuelas del sector público favorecen los logros del alumnado”.
“Sin embargo, me preocupa sobremanera la repercusión que tienen los medios sociales en la comprensión de la juventud sobre qué es realidad y qué es ficción. El profesorado tiene que luchar día tras día contra el torrente de desinformación al que está sometido el alumnado”.
“Si se examina desde la perspectiva de la crisis por la pandemia, el informe PISA destaca la importancia de que los Gobiernos sigan dedicando los sistemas de educación pública, dotados de los debidos recursos, a satisfacer las necesidades de todo el alumnado y a mejorar su conocimiento crítico del mundo en el que vive”.