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Las últimas cifras de ayuda muestran que el apoyo a la educación fracasa de nuevo - Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO

publicado 4 septiembre 2017 actualizado 12 septiembre 2017
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La cantidad de ayuda destinada a la educación lleva disminuyendo seis años consecutivos.

Estos son los datos que figuran en un documento de política publicado por el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO. El documento, titulado La ayuda a la educación está estancada y no se destina a los países que más la necesitan, declara que la ayuda total a la educación asciende a 12.000 millones de dólares estadounidenses, 4 por ciento menos que en 2010. Por otro lado, la cantidad total de ayuda al desarrollo ha aumentado en 24 por ciento durante el mismo período. El análisis se basa en datos recién publicados por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.

A pesar de que la comunidad internacional reconoce ampliamente que la educación es un derecho humano vital y desempeña un papel clave en el desarrollo humano, social y económico, el documento muestra que los donantes están desviando sus prioridades de la educación a otros sectores. En el período anterior a la próxima conferencia de recaudación de la Alianza Mundial para la Educación, que se espera que se celebre a principios del año que viene, se pone de relieve una necesidad urgente de aumentar la financiación mundial destinada a la educación para lograr el ODS 4, el nuevo objetivo internacional en materia de educación.

El análisis muestra que muchos países, y en particular los más pobres, dependen de la ayuda; sin embargo, el porcentaje de ayuda destinada a la educación básica en los países de ingresos bajos se redujo drásticamente de 29 por ciento en 2014 a 23 por ciento en 2015. Cualquier disminución de la ayuda a la educación hace peligrar los avances significativos logrados durante la última década, así como el futuro de una generación entera de niños/as y jóvenes que deberían estar en la escuela aprendiendo.

Además, esta tendencia pone en peligro la disponibilidad de docentes bien formados/as, motivados/as y respaldados/as, un elemento esencial para ofrecer una educación de calidad a todos/as los/as niños/as. Aunque las proporciones estudiante-docente han mejorado en los últimos años, muchos países continúan teniendo una media de 40 estudiantes o más por docente, una formación inadecuada de los/as docentes y recursos limitados para la enseñanza. Por lo tanto, para ofrecer una educación de calidad para todos/as es muy importante aumentar la financiación de los donantes para ayudar a los gobiernos de los países en desarrollo a invertir en los/as docentes y una formación efectiva.

El documento también destaca las inconsistencias en materia de ayuda, donde las necesidades deberían ser la motivación máxima y nada más. Sin embargo, los países de África subsahariana, donde se encuentra actualmente más de la mitad de los/as niños/as que no asisten a la escuela, recibieron en 2015 casi la mitad de la cantidad de ayuda para educación básica que habían recibido en 2002. Esto equivale al 26 por ciento de la ayuda total destinada a la educación básica, solo un poco más del 22 por ciento de lo que se destina al Norte de África y Asia Occidental, donde se encuentra el 9 por ciento de los/as niños/as que no asisten a la escuela. De modo similar, el documento muestra que Burkina Faso, con una tasa de 49 por ciento de niños/as que no asisten a la escuela en la enseñanza primaria, recibió solo 17 millones de dólares, mientras que Zimbabue, con solo un 2 por ciento de niños/as que no asisten a la escuela en el nivel de primaria, recibió 31 millones. De nuevo, los datos prueban que la asignación actual de ayuda y las estructuras de financiación de la educación no llegan a los más necesitados.

Por último, pero no por ello menos importante, el documento muestra que la educación recibió 303 millones de dólares de ayuda humanitaria en 2016, un máximo histórico, y 55 por ciento que el año anterior. De todos modos, sigue siendo una cantidad muy pequeña – 2,7 por ciento – de la totalidad de la ayuda humanitaria y no atiende a la mitad de las solicitudes de asistencia realizadas por el sector de la educación.

Los intentos de invertir estas tendencias exigen voluntad política, compromiso y una acción coordinada de los numerosos actores en el sector de la educación, como los gobiernos, donantes, docentes, padres, estudiantes y la sociedad civil, el fortalecimiento de los mecanismos para brindar una ayuda efectiva sin duplicaciones innecesarias y campañas coordinadas en torno a tres mecanismos mundiales de financiación de la educación:

  1. La campaña de recaudación de la Alianza Mundial para la Educación de este año desea recaudar 3.100 millones de dólares para el período 2018-2020, con el objetivo de desembolsar 2.000 millones cada año para 2020, es decir, cuatro veces más que el nivel desembolsado actualmente.
  2. Un Servicio Financiero Internacional para la Educación propuesto por la Comisión Internacional para la Financiación de la Oportunidad Mundial de Educación, el cual se mencionó en la declaración de los dirigentes del G20 en su cumbre celebrada en Hamburgo en julio de 2017, podría recaudar unos 10.000 millones de financiación adicional al año para 2020 para que los bancos de desarrollo amplíen sus proyectos en educación y se centren en países de ingresos bajos y medianos.
  3. El fondo “Education Cannot Wait” (la educación no puede esperar), establecido en 2016, tiene como objetivo recaudar 3.850 millones de dólares para 2020, lo cual transformaría la enseñanza en situaciones de emergencia.

Aunque estos tres mecanismos de financiación pueden hacer una contribución considerable a la ayuda al desarrollo, se han expresado preocupaciones con respecto a la disminución de la ayuda al desarrollo y si y cómo el Servicio Financiero Internacional para la Educación reduciría la carga de la deuda de los países pobres. Por lo tanto, un aumento de la inversión nacional en la educación es fundamental para disminuir el déficit de financiación anual en educación.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.