Escocia constituye uno de los países líderes en el mundo en lo que se refiere al fomento de la salud y el bienestar de los niños y las niñas en edad escolar. Desde que Escocia creó su propio Parlamento en 1999, el gobierno escocés es completamente responsable de su sistema educativo. La máxima prioridad de la política nacional es reducir las desigualdades en materia de sanidad en la sociedad escocesa, en la que los más desfavorecidos mueren antes y presentan mayores índices de enfermedad, incluidos los trastornos mentales.
En Escocia la cobertura de salud está mejorando, pero todavía existen considerables diferencias entre los más y los menos favorecidos. En 2006, los hombres presentaban una media de 67,9 años de vida saludable y las mujeres de 69 años. No obstante, en un 15% de las zonas más desfavorecidas de Escocia, los hombres solo contaban con 57,3 años de vida saludable y las mujeres con 59 años. Las desigualdades en materia de sanidad pueden deberse a los estilos de vida personales, tales como fumar o la falta de actividad física. Sin embargo, los factores comunitarios, económicos y medioambientales son igualmente importantes. Una de las prioridades de Escocia en este contexto son los niños y las niñas. Actualmente, en Escocia, a la edad de 5 años la diferencia de aprendizaje que existe entre los niños y las niñas provenientes de las familias más favorecidas y de las más desfavorecidas es ya de 6 a 13 meses en la capacidad de resolución de problemas, y de 11 a 18 meses en la habilidad de expresión oral.
Como miembro activo de la red Escuelas para la Salud en Europa (SHE por sus siglas en inglés), Escocia fue uno de los primeros países de la región europea que introdujo de manera generalizada el concepto de promoción de la salud en la escuela, que constituye un concepto escolar integral sobre la salud y el bienestar, a principios de este siglo. Como siguiente paso, se elaboró el 'Currículo para la Excelencia', que ahora se aplica en todas las etapas escolares obligatorias (Primaria y Secundaria). El nuevo currículo está firmemente centrado en el niño, y tiene por objeto contribuir a atenuar la diferencia entre los niños y las niñas que presentan un alto y un bajo rendimiento escolar.
El currículo consiste en un proceso continuo destinado a fomentar un mayor aprendizaje a través de la experiencia, con el fin de garantizar de una manera más eficaz que los niños y niñas y los jóvenes estén preparados para su futuro. Todos los niños y niñas deben desarrollar las capacidades necesarias para convertirse en alumnos exitosos, personas seguras, ciudadanos responsables y contribuyentes eficaces. Una de las principales modificaciones ha consistido en crear 8 ámbitos curriculares (Idiomas, Matemáticas/Aritmética, Artes expresivas, Tecnología, Ciencias, Estudios Sociales, Salud y Bienestar, Educación religiosa y moral). Esto convierte a Escocia en uno de los primeros países en el mundo en el que la ‘salud y el bienestar’ no solo se encuentra plenamente integrado en el currículo, sino también en el que la calidad de la educación tiene en cuenta tanto la capacidad de lectura, escritura y cálculo del alumno como su rendimiento en lo relativo a la salud y el bienestar.
En 2015 y 2016 se organizaron dos viajes de estudio a Escocia desde los Países Bajos. Los grupos estaban formados por directores escolares, docentes y diseñadores de programas a nivel nacional, regional y local. Los Países Bajos cuentan con un programa de alcance nacional destinado a fomentar la sanidad en los centros escolares, que también está dirigido a aprender de las experiencias llevadas a cabo en el extranjero. Se organizaron visitas a centros de enseñanza Infantil, Primaria y Secundaria que son líderes en la implementación del Currículo para la Excelencia, así como debates con Education Scotland, la organización responsable del nuevo currículo, inspectores escolares e investigadores. A la mayoría de los participantes les sorprendió comprobar en la práctica cómo el nuevo Currículo para la Excelencia conducía a una nueva pedagogía en la que los niños y las niñas se sitúan en el centro del aprendizaje. Asimismo, esto les proporcionó inspiración para centrarse menos en los temas de sanidad tradicionales (como el fomento de una alimentación saludable, la actividad física y la salud mental en la escuela), y en lugar de esto reflexionar sobre un enfoque holístico de la sanidad y el bienestar, que comprenda la participación activa de los alumnos.
Un reciente estudio, elaborado por la OCDE sobre la calidad del sistema educativo escocés ‘ Improving schools in Scotland: an OECD perspective’, 2015 (mejorar las escuelas en Escocia: una perspectiva de la OCDE, 2015) puso de manifiesto numerosos avances positivos, tales como un nivel más elevado de rendimiento académico en ciencias y en lectura que la media internacional y una distribución más equitativa de los niveles de rendimiento. Asimismo, un número más elevado de alumnos y alumnas escoceses son resilientes. No obstante, aún se debe mejorar la aplicación del Currículo para la Excelencia, en particular en lo que respecta a la base empírica.
Encuentre más información sobre el Currículo para la Excelencia en la página web de Education Scotland.
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