El 7 de abril, Día mundial de la salud, la Internacional de la Educación reafirma su compromiso con la educación de las mujeres y las niñas en el mundo.
Si cada mujer del África subsahariana hubiera cursado educación secundaria, entre 2003 y 2008 se habrían salvado de la muerte por desnutrición y enfermedad 1,8 millones de niños menores de cinco años. Son los datos recogidos en el Informe de seguimiento mundial 2011 de la Unesco. El informe sostiene que la educación mejora la salud infantil y materna, al proporcionar a las mujeres información de nutrición, enfermedades e infecciones, y al capacitarlas para tomar sus propias decisiones y tomar el control de sus vidas. La educación materna es uno de los principales factores que influyen en las posibilidades de supervivencia infantil.
Pues bien, el ser mujer sigue siendo uno de los principales obstáculos a la educación, además de la pobreza y los conflictos armados. En 26 países, la proporción de niñas y niños en la educación primaria es de 90 a 100; el porcentaje baja en la enseñanza secundaria y lo hace aún más en la educación superior. Dos tercios de los 796 millones de adultos analfabetas del mundo son mujeres.
Según ha indicado Jan Eastman, secretaria general adjunta de la IE: “La educación de las mujeres y las niñas no es sólo un derecho humano, sino también un catalizador para la superación de tantos problemas que paralizan el desarrollo humano. Ofrece a las mujeres las herramientas para tomar el control, para alzarse contra la discriminación y la violencia. Frena la propagación del VIH/sida, reduce el tamaño de las familias y mejora la salud de las familias. La educación de las mujeres y las niñas salva, y mejora, vidas”.
“Por pequeñas que sean las medidas —supresión de las tasas de matrícula, suministro de comidas escolares o incentivos financieros para que las familias escolaricen a sus hijas—, su impacto puede ser significativo. Las niñas necesitan habitaciones seguras y espacios propios de higiene personal, especialmente en sus años de adolescencia”, agrega Eastman. La IE y sus organizaciones afiliadas están poniendo en marcha proyectos y campañas para materializar el derecho de cada niña a la educación. La afiliada argentina CTERA, por ejemplo, está llevando a cabo programas especiales de apoyo a la educación de mujeres embarazadas y madres.
En palabras de Nicolas Richards, coordinador principal de Solidaridad y Desarrollo de la IE, “la Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio siguen estando a nuestro alcance, si el compromiso es total. Ahora bien, desgraciadamente, como apuntan datos recientes de la UE y la OCDE, los países de la UE están incumpliendo con su propio objetivo de destinar a ayuda al desarrollo el 0,56% de su PIB. La creciente inestabilidad, los conflictos militares y el lento progreso de la salud y la educación han ocultado la esperanza de celebrar resultados”.