Una delegación de la Internacional de la Educación ha visitado la zona afectada por el terremoto en Türkiye, donde se reunió con personal docente, sindicalistas, integrantes del voluntariado y dirigentes locales, para entregar un mensaje de solidaridad y trasladar el pésame por las terribles pérdidas sufridas, y a la vez evaluar la magnitud de la destrucción y las necesidades sobre el terreno con el fin de dar continuidad a las labores de solidaridad.
La misión solidaria en apoyo del sindicato afiliado a la IE, Eğitim Sen, y la confederación de sindicatos KESK estuvo encabezada por el Secretario General de la IE, David Edwards, la Vicepresidenta de la IE para Europa, Johanna Jaara Åstrand, y Maike Finnern, integrante del Consejo Ejecutivo de la IE y Presidenta del GEW (Alemania).
Del 1 al 3 de abril, la delegación de la IE viajó a Adıyaman, Gölbaşı, Pazarcık, Antakya, Samandağ e Iskenderun, donde visitó centros de coordinación sindical, escuelas y los campamentos donde se alojan las personas desplazadas.
“Nada te prepara para la verdadera dimensión de la destrucción y la tragedia”, manifestó David Edwards. “El sentimiento de pérdida es inmenso, aunque también hay un imbatible sentimiento de esperanza por la cantidad de personas valientes y entregadas que están determinadas a reconstruir sus comunidades y ayudarse mutuamente para superar esto”.
“Lo que nos llega tras hablar con una comunidad tras otra es que el Gobierno ha tardado demasiado tiempo en actuar”, destacó Edwards. “La movilización del personal educativo y del colectivo sindical ha sido absolutamente excepcional. Eğitim Sen y KESK han estado sobre el terreno desde el primer día para brindar apoyo de emergencia a sus miembros y a las comunidades. La crisis aún se encuentra en la fase aguda. La solidaridad que aportemos desde todos los lugares del mundo es esencial ahora mismo, para el socorro inmediato, y en el futuro, cuando comience la enorme tarea de la reconstrucción”.
En su bienvenida a la delegación, Osman Işçi, Responsable Internacional de KESK, agradeció a la “Internacional de la Educación su constante apoyo y solidaridad desde el primer día. La solidaridad es extremadamente importante en las condiciones tan difíciles que atraviesan Türkiye y Siria, y la presencia de la IE demuestra que la solidaridad es mucho más que una palabra. Su presencia significa mucho para nosotros y nos ayuda a superar estas adversidades”.
Una respuesta insuficiente del Gobierno ante el peor terremoto en 100 años
Los dos potentes terremotos que golpearon la región del sudeste de Türkiye y del norte de Siria el 6 de febrero de 2023 dejaron tras de sí una inmensa tragedia y devastación. De acuerdo con las cifras oficiales, se calcula que 50 000 personas han muerto y decenas de millones se han visto afectadas, entre ellas, 1,7 millones de refugiados y refugiadas de Siria. Las cifras reales son mucho mayores si se atiende a las estimaciones de los sindicatos. Según el UNICEF, se ha producido el desplazamiento de más de 850 000 niños y niñas. Al Jazeera declara que, en Türkiye, la interrupción de la educación ha tenido impacto en 4 millones de niños y niñas y en 200 000 docentes en las zonas afectadas. Hasta 47 000 edificios han quedado destruidos por completo, entre ellos centros escolares, y muchos más han sufrido graves daños.
Buena parte del personal docente y de las direcciones sindicales locales que se reunieron con la delegación de la IE señaló que las operaciones de búsqueda y rescate comenzaron con un retraso de cinco días desde la fecha del desastre en algunas zonas. Se podían haber evitado muchas muertes. “Este desastre natural se convirtió en un desastre provocado por el ser humano”, apuntó Ikram Atabay, Secretario General de Eğitim Sen.
La respuesta del Gobierno ha sido totalmente insuficiente y ha dejado a muchas personas sin apoyo para cubrir sus necesidades básicas. Pese al discurso oficial de que la situación está bajo control, persisten graves preocupaciones. La situación del alojamiento es crítica. Las inundaciones que han tenido lugar recientemente han destruido las carpas que las personas supervivientes empleaban como refugio. Mientras se mejora el acondicionamiento de los albergues, la disponibilidad de estos alojamientos es muy limitada. En varios meses, las elevadas temperaturas habituales del verano en la zona añadirán más dificultades a la tarea de proporcionar un refugio seguro. Además, el escaso acceso a instalaciones de higiene, agua potable y atención sanitaria está aumentando los temores de epidemias, en un contexto en el que la infraestructura de salud también se ha visto gravemente afectada.
La respuesta del Gobierno no ha logrado tampoco la participación de las partes interesadas y las comunidades en las labores sobre el terreno. Las organizaciones afiliadas a la IE han denunciado la ausencia de un diálogo social que favorecería la coordinación y permitiría una respuesta más eficaz a la crisis. “Estamos haciendo todo lo posible para ayudar y apoyar a nuestra afiliación y sus comunidades, pero nuestros recursos son limitados. Debe mejorar la coordinación entre las autoridades y las organizaciones de la sociedad civil, entre ellas los sindicatos. Ha sido extremadamente complicado participar en consultas sobre la respuesta a la crisis hasta el momento”, destacó el Secretario General del sindicato Eğitim Sen.
Esta última tragedia exacerba aún más las desigualdades que se produjeron como consecuencia de la pandemia de COVID-19, en una región habitada por muchas minorías diferentes que ya sufren una discriminación estructural (principalmente, las comunidades kurdas, alevíes y cristianas).
Las repercusiones para la educación y las comunidades escolares
Las comunidades escolares de la zona han quedado desoladas. Se perdieron miles de docentes y estudiantes, numerosas escuelas quedaron destruidas y muchas personas se vieron obligadas a la reubicación. Para las personas que se han dejado atrás, los retos son de una magnitud enorme.
Mientras el Gobierno se dispone a volver a abrir las escuelas, el profesorado y el alumnado han manifestado su preocupación por la falta de transparencia en relación con la seguridad de los edificios. Tras realizar unas breves inspecciones, rápidamente se declaró que los edificios dañados eran seguros, aunque tanto docentes como estudiantes tienen temor a entrar en ellos.
Ikram Atabay, Secretario General de Eğitim Sen, señaló: “Nuestro sindicato está a favor de la educación presencial. La educación a distancia plantea una serie de dificultades. No obstante, debemos asegurarnos de proporciona a estudiantes y docentes un entorno seguro y saludable donde enseñar y aprender”.
El personal docente tampoco tiene un lugar donde permanecer con sus familias. En muchos casos, el Gobierno ofrece dormitorios segregados por género, con lo que las familias deben vivir separadas.
Las preocupaciones financieras también ocupan un lugar destacado. Aunque buena parte del profesorado ha perdido sus hogares y pertenencias, solo ha percibido el salario base, sin los complementos por las horas extra que conforman el grueso de sus ingresos. Ahora tiene menos dinero para respaldar a sus familiares en medio de esta situación tan terrible.
El personal educativo está especialmente preocupado por las consecuencias del desastre para el alumnado. Un gran número de estudiantes se ha mudado o ha abandonado los estudios, y todos han sufrido traumas o afrontado el duelo. El acceso a apoyo psicosocial es una gran necesidad a mediano y largo plazo tanto para el alumnado como para el profesorado.
El Gobierno, haciendo caso omiso del terrible impacto que ha tenido el terremoto en el alumnado de la zona, insiste en no modificar los exámenes nacionales que tienen lugar a finales de los grados octavo y duodécimo y determinan el acceso a un número limitado de prestigiosos programas de institutos y universidades. Los exámenes se realizarán como siempre se ha hecho, una circunstancia que pone al alumnado afectado por el terremoto en una situación de desventaja clara e injusta.
Los sindicatos dan un paso adelante
La respuesta y la movilización de las organizaciones de la sociedad civil han sido mucho más efectivas, ya que han dado un paso al frente para paliar las carencias del Gobierno.
Desde el primer día, el sindicato de la educación Eğitim Sen y la confederación de sindicatos KESK movilizaron a sus miembros de todo el país para llegar a las comunidades afectadas y proporcionar apoyo vital.
KESK estableció centros de coordinación donde se reunieron todas las delegaciones locales del sector en las 11 provincias afectadas por el terremoto. Las actividades de apoyo se pusieron en marcha el segundo día, cuando el colectivo sindicalista acudió a cientos de aldeas y llegó a miles de familias de las zonas afectadas. En seguida, se pusieron centros médicos a disposición de los niños y niñas, a quienes también se facilitaron actividades.
En Adıyaman, en colaboración con las autoridades locales de Izmir y una pequeña editorial, el personal sindicalista ha abierto una biblioteca con libros y libros escolares para las niñas y los niños. La biblioteca, alojada en un albergue, ofrece un espacio seguro para el aprendizaje de la población infantil. El colectivo sindicalista espera dar con una manera de crear más bibliotecas, aunque los albergues y los libros escasean.
Miembros de sindicatos de distintas regiones del país están viajando a las zonas afectadas y trabajando voluntariamente varios días seguidos, con carácter rotatorio. De esta forma, se prestan servicios de apoyo a las personas que los necesitan.
El diálogo social y la solidaridad son imperativos
La necesidad de que el Gobierno colabore con los sindicatos y las comunidades es acuciante. Las personas que se encuentran en las zonas más afectadas son las más indicadas para conformar la respuesta del Gobierno y ayudar a dirigir los recursos a los lugares donde se necesitan con mayor urgencia.
“El profesorado que está sobre el terreno conoce mejor las necesidades que han de atenderse en el ámbito educativo. El personal sanitario que está sobre el terreno conoce mejor las necesidades que han de atenderse en materia de nutrición, salud e higiene. Deben formar parte del proceso a través del diálogo social entre el Gobierno y los sindicatos”, puso de relieve Edwards, a lo que añadió que, desde la Internacional de la Educación, “presionaremos al Gobierno, contaremos al mundo lo que está sucediendo y seguiremos fomentando la solidaridad y recaudando los fondos que sean necesarios”.
Las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación han demostrado una amplia generosidad con sus contribuciones al Fondo de Solidaridad de la IE, y se les anima a que sigan haciéndolo para apoyar a los compañeros y las compañeras de Türkiye y Siria en su respuesta a la crisis y los enormes esfuerzos destinados a la reconstrucción. Para obtener más información y contribuir al Fondo de Solidaridad de la IE, contacte con la Secretaría de la IE a través de la dirección solidarity@ei-ie.org.