En una conversación con la Internacional de la Educación, Osman Işçi, del Sindicato de Trabajadores de la Educación y la Ciencia de Turquía (Eğitim Sen), compartió la experiencia de los educadores turcos en el lugar del terremoto y subrayó la importancia de contar con la solidaridad internacional para combatir la devastación.
El 6 de febrero, Turquía fue golpeada por un terremoto devastador que dejó miles de muertos y heridos, destruyó cientos de escuelas e interrumpió la educación de millones de estudiantes. La Internacional de la Educación (IE) y sus miembros de todo el mundo respondieron a tal devastación enviando mensajes de solidaridad y movilizándose a través de un llamamiento de acción urgente para ayudar a las organizaciones miembros de Turquía y Siria.
“Cuando ocurrió esta enorme tragedia, yo personalmente estaba en Ankara. A las seis de la mañana recibí la primera llamada de un amigo mío informándome del terremoto. Yo estaba a salvo, pero mi familia vive en la región afectada. Perdí a once miembros de mi familia en la ciudad de Adiyaman”, relata Işçi.
El sindicato Eğitim Sen tiene oficinas en todas las provincias afectadas y ha “perdido a cientos de miembros. Todavía estamos intentando verificar sus nombres y también si están vivos, porque algunas personas fueron rescatadas de entre las ruinas y los escombros. Estamos intentando averiguar dónde están ahora nuestros afiliados y afiliadas”.
Una de las primeras cosas que hizo el sindicato en respuesta al terremoto fue crear un comité de respuesta con representantes de sindicatos de todos los sectores para proporcionar ayuda de emergencia y planificar la recuperación tras la catástrofe. También envió una circular a organizaciones internacionales, entre ellas la IE, el Comité Sindical Europeo de la Enseñanza (CSEE) y la Confederación Sindical Internacional (CSI).
Los miembros de Eğitim Sen sobre el terreno buscaron inmediatamente lugares seguros donde alojarse y ayudaron a cubrir las necesidades humanitarias y básicas. También supervisaron las políticas educativas del país y se opusieron a la suspensión de las clases que pedía el Gobierno, afirmando que la educación es una necesidad básica y un servicio público fundamental. Aun así, el Gobierno suspendió la educación presencial en las diez ciudades afectadas. Eğitim Sen cree que no fue la respuesta adecuada, sobre todo teniendo en cuenta que el Ministerio de Educación Nacional turco ha adoptado políticas que afectan a todo el país sin consultar ni implicar a los sindicatos de la educación ni al personal docente sobre el terreno.
Por su parte, Eğitim Sen aboga por el diálogo con todo el personal docente, administrativo y de apoyo, así como con las organizaciones de la sociedad civil, ya que son los más indicados para tomar decisiones educativas en las zonas afectadas. Asimismo, el sindicato está trabajando para proporcionar ayuda y apoyo a los miembros afectados por el terremoto y ha creado un fondo de solidaridad para ayudar a sus miembros y a la comunidad en general.
Işçi explicó que, justo después del terremoto, su sindicato envió una circular a sus homólogos internacionales, en particular a la IE, el CSEE, la CSI y a la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y otras confederaciones mundiales similares, como la Internacional de Servicios Públicos o la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte.
Un día después, Eğitim Sen mandó a algunos compañeros y compañeras al lugar del terremoto para que recogieran información de primera mano: “Pedimos a nuestros profesores y profesoras miembros que analizaran lo que estaba ocurriendo sobre el terreno y que nos informaran de si las escuelas eran seguras, si los estudiantes y nuestros colegas estaban a buen recaudo y que nos dijeran qué estaba ocurriendo en relación con los servicios públicos”.
Mantener el sistema educativo
Cuando el Gobierno anunció que no habría educación presencial en las diez ciudades afectadas, Eğitim Sen fue tajante: “No se puede dejar de lado la educación. La educación es una necesidad básica y también un servicio público fundamental”.
Según se van intensificando las críticas a la respuesta del Gobierno, al sindicato le preocupa que estas medidas estén ocultando una intención de frenar cualquier disidencia o protesta que pudiera surgir por parte del estudiantado o el profesorado. “El ministro de Educación Nacional organizó una reunión a la que asistió Eğitim Sen y en la que pudimos compartir nuestras preocupaciones directamente con el ministro. Por desgracia, no prestó atención a nuestras recomendaciones”. Esta misma preocupación se extiende también a la situación de estado de emergencia que ha declarado el gobierno, quien, entre otras cosas, no deja de limitar la actividad de las organizaciones que están ayudando a combatir la tragedia.
Decisiones gubernamentales tomadas de la noche a la mañana, sin la debida consulta
Para Işçi, la cuestión aquí es que “el Gobierno tomó esas decisiones de la noche a la mañana sin consultar a los sindicatos, a las organizaciones de la sociedad civil, al profesorado ni a los expertos en educación, finanzas o infraestructuras”.
Işçi insistió en que “debe haber opciones y todas ellas deben tomarse a través del diálogo, porque nosotros somos profesores y profesoras, personal administrativo, personal de apoyo…; en definitiva, las personas que mejor sabemos lo que está ocurriendo sobre el terreno. Este es el único camino”.
Próximas acciones solidarias
Işçi explicó que, además de la primera respuesta de emergencia, también es necesario abordar el trauma de las comunidades supervivientes y reconstruirlas con un enfoque sostenible y global. Haciendo hincapié en la necesidad de reflexionar sobre cómo reconstruir el sector educativo de una manera más resiliente, Işçi convino en que “podemos aprender de la Internacional de la Educación o del CSEE basándonos en las experiencias de otros países. Podemos aprender de la comunidad internacional para saber qué debemos hacer. Esto puede lograrse a través de la solidaridad, porque ninguna institución pública puede compartir experiencias e intercambiar puntos de vista como nosotros”.
Işçi concluyó: “Somos voluntarios que queremos hacer todo lo posible por nuestras comunidades, estén donde estén, porque todos somos la misma familia: la familia sindical. Esta tragedia es demasiado grande para que, como sindicato, podamos responder a ella solos. De hecho, el propio término sindicato significa ‘permanecer unidos’. Gracias a los esfuerzos de nuestros colegas del movimiento sindical internacional, en particular de la Internacional de la Educación y del CSEE, hemos podido experimentar la solidaridad que está en el ADN del movimiento sindical”.