Año tras año, las personas libanesas no pueden vivir en paz, seguridad y prosperidad, puesto que las crisis los desbordan, y destruyen todo excepto la esperanza de un mañana mejor.
La pandemia de la Covid19, al igual que la situación mundial, sumada a la crisis política y económica que ya consumía al Líbano, ha provocado una aceleración del desmoronamiento de todas las instalaciones públicas. Esto ha afectado en gran medida al sector de la educación pública, que se encuentra al borde del colapso total, debido a las deficientes políticas de los sucesivos gobiernos que nunca le han otorgado importancia. En lugar de apoyar la educación pública, las políticas gubernamentales, contribuyeron a su eliminación al dar prioridad al sector privado. La situación actual representa una gran posibilidad para la privatización y la mercantilización de la educación. Desafortunadamente, esto es lo que presenciamos hoy en día en el Líbano.
Docentes en modo supervivencia
Desde el comienzo de la crisis económica en 2019, el profesorado se comprometió a educar sorteando todos los desafíos, desde las repercusiones de la pandemia de Covid-19 hasta el deterioro de la libra libanesa. De hecho, los sindicatos de la educación ayudaron y apoyaron al personal docente a fin de que adquiriera las habilidades del aprendizaje a distancia, puesto que el gobierno libanés no contaba con los medios ni la estrategia para hacer frente a tales situaciones. Fue hasta mucho tiempo después que finalmente el profesorado comenzó a recibir talleres de formación organizados a nivel gubernamental. A pesar de todos estos esfuerzos, no se pudo compensar el gran impacto de las condiciones económicas y de vida. Ni los padres ni el personal docente tuvieron la capacidad de garantizar la tecnología necesaria para el aprendizaje a distancia.
La situación siguió deteriorándose día tras día y las condiciones de vida empeoraron hasta que la moneda nacional se devaluó drásticamente. Un dólar llegó a tener el mismo valor que 60,000 libras libanesas, lo que significa que el salario de un docente por mes asciende a 40 dólares o incluso menos. El gobierno realizó algunas pequeñas contribuciones, pero todo se vio socavado por el continuo aumento del tipo de cambio, ya que la libra libanesa ha descendido a su nivel más bajo en varias décadas. Los donantes también han colaborado, pero la ayuda no ha podido igualar la terrible inflación. El profesorado ha estado apenas sobreviviendo durante este tiempo.
Actuar por el cambio
El profesorado libanés decidió ir a huelga el 15 de diciembre y la huelga continúa al día de hoy. Al personal docente le resulta imposible continuar trabajando con salarios insuficientes, sin disponer de seguro médico ni cobertura hospitalaria. El profesorado ha sido completamente ignorado por un gobierno que no adoptó soluciones rápidas y simplemente continúo presionando con su plan privatizador.
350 000 estudiantes libaneses y 170 000 estudiantes sirios se han quedado sin recibir educación. 60 000 maestros y maestras permanecen en las calles exigiendo sus derechos, pero nadie los escucha.
Los sindicatos de docentes de la educación pública en el Líbano (primaria – formación profesional - secundaria) prosiguen su lucha por recuperar sus derechos y garantizar la dignidad del personal docente.
La profesión docente requiere donantes para estar a la altura de lo prometido. Necesitamos que la comunidad internacional ayude a reconstruir nuestro sistema educativo y denuncie las políticas del gobierno libanés que han destruido nuestra educación pública y han apoyado la privatización del sector. A pesar de los graves fracasos de los gobiernos sucesivos, mantenemos la esperanza y avanzaremos hacia un nuevo futuro.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.