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Credits: pxhere.com
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Diálogo social y político, ¿elementos clave para la renovación sindical?

publicado 13 febrero 2023 actualizado 14 febrero 2023
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El Union of Education Norway busca nuevas formas de estructurar sus proyectos de cooperación al desarrollo para garantizar que a la hora de tomar decisiones relativas a la profesión docente y a otras cuestiones educativas se escuche la voz de los educadores.

El Union of Education Norway (Sindicato Noruego de Educación; UEN, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones miembros de Education International, explicaba recientemente que, gracias a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “la mayoría de los países del mundo cumplen ya con las normas básicas en materia de trabajo y empiezan a entender el papel ‘legítimo y esencial’ que los sindicatos desempeñan a la hora de tomar decisiones que afectan a los trabajadores”.

“Es importante que los sindicatos de docentes estén representados en las mesas de diálogo”, afirma el sindicato noruego haciendo referencia a la Alianza Mundial para la Educación —el mayor fondo financiero del mundo destinado a fines educativos—, cuyas estructuras no incluyen todavía a los sindicatos de docentes en el proceso de toma de decisiones.

A fecha de hoy, Education International y el Sindicato Noruego de Educación están estudiando la manera de cambiar las estructuras de la OIT y la Alianza Mundial para la Educación para que incluyan proyectos de cooperación al desarrollo y de renovación sindical.

Motivos para introducir el diálogo social y político en los nuevos proyectos de cooperación al desarrollo

“Si miramos hacia atrás, vemos que el Sindicato Noruego de Educación siempre había reivindicado el papel del diálogo social y político en sus proyectos de cooperación al desarrollo”, explica Ole Otterstad, asesor principal del UEN. Ahora, la diferencia es que “lo hemos establecido e integrado de forma explícita dentro de todos nuestros nuevos proyectos”.

“Cuando llegó la pandemia”, continúa Otterstad, “finalizaban varios de nuestros proyectos de cooperación al desarrollo. Esto requirió menos presencia física por nuestra parte en algunos de los proyectos, lo que nos abrió posibilidades de trabajar en nuevas ideas y enfoques”.

Durante ese periodo, el UEN aprovechó para reflexionar sobre los motivos fundamentales para que los sindicatos de profesores existan y sigan existiendo. A su juicio, son dos:

  1. Los sindicatos deben tener políticas claras sobre las cuestiones pertinentes.
  2. Los sindicatos deben poder influir en los responsables políticos.

“Rápidamente empezamos a buscar estructuras que permitieran hacer operativas nuestras dos peticiones”, cuenta Otterstad. Según él, fue entonces cuando recordó que la OIT tiene 187 países miembros y que la Alianza Mundial para la Educación cuenta con Grupos locales de educación en todos ellos. “Entendimos que a través de estas dos organizaciones existía un resquicio por el que los sindicatos podían aumentar su influencia”, añade.

Otterstad está decidido a que, a través de la OIT y la Alianza Mundial para la Educación, “los sindicatos de docentes ocupen su sitio en 'la mesa de diálogo', si bien sabemos que esto está lejos de la realidad en muchos lugares”. El siguiente paso para los sindicatos es tener algo relevante que reivindicar cuando se sienten en sus respectivas mesas.

Según explica Otterstad, los sindicatos suelen desarrollar políticas a través de procesos internos y externos. “Los procesos internos se gestionan a través de estructuras organizativas y los externos suelen ser los que denominamos diálogo político”, cuenta. “Y aunque a veces el diálogo político se confunda con el diálogo social, es esencialmente diferente. El diálogo social se define como la colaboración entre el gobierno, las organizaciones patronales y las organizaciones de trabajadores, o entre las organizaciones patronales y las de trabajadores. El diálogo político, en cambio, puede definirse como el proceso que reúne a dos o más partes para debatir (y posiblemente llegar a un consenso) sobre decisiones políticas y de programación”, aclara Otterstad.

Para los sindicatos, esto significa “comprometerse también con otras partes interesadas”, no solo con los gobiernos y las organizaciones patronales. Esto puede hacerse, por ejemplo, con asociaciones de estudiantes u organizaciones de familias. “Así, los sindicatos pueden desarrollar políticas para fomentar una educación de calidad y ampliar su influencia”, concluye el presidente noruego.

Propiciar la renovación sindical

El Sindicato Noruego de Educación cree que los nuevos proyectos de cooperación al desarrollo conducirán eventualmente a una renovación sindical.

“Tomemos como ejemplo el desarrollo de políticas sindicales”, continuaba Otterstad. “Para que los sindicatos puedan ser relevantes y elaboren políticas motivadoras, primero deben tener estructuras democráticas y entablar un buen diálogo con sus miembros”, explica. En su opinión, las políticas sindicales deberían tener en cuenta la opinión de sus afiliados y analizar la realidad de la profesión para ser relevantes “tanto para los afiliados como para los responsables políticos”.

“Los sindicatos solo son sostenibles si se involucran en el desarrollo de políticas. Si no son capaces de reconocer sus propias prioridades, sus afiliados se les irán. Lo mismo sucederá si no es capaz de arrojar resultados visibles. De lo contrario, ¿quién se afiliaría a una organización que no refleja sus puntos de vista y no es capaz de darles solución?”, se pregunta Otterstad.

“La independencia y la democracia interna son sumamente importantes para que los sindicatos puedan desarrollar políticas”, subrayaba también el presidente del UEN. “Es importante que existan estructuras de comunicación, mecanismos democráticos, representantes sindicales, etc.”, y eso requiere “capacidad organizativa y una financiación fiable a través de cuotas”.

En esta misma línea, Otterstad afirmaba: “Cuando los debates internos e independientes están bien cimentados, es más fácil colaborar con otros. El diálogo político y las posibles alianzas con otros entes se convierten entonces en una posibilidad estratégica capaz de aumentar la influencia de los sindicatos”.

Ejecución de los proyectos piloto

El Sindicato Noruego de Educación trabaja en estrecha colaboración con Education International. Antes de empezar cualquier proyecto, estas dos entidades se reúnen a escala mundial, pero también regional. Para Otterstad, “esto nos ayuda mucho y por eso lo seguimos haciendo”.

Recientemente, las oficinas regionales de Education International de Asia-Pacífico, África y los países árabes se pusieron en contacto con el Sindicato Noruego de Educación para sugerirles dos países de cada una de esas regiones en los que querían poner en marcha proyectos piloto basados en el diálogo social y político.

Para conocer estos países con mayor profundidad, Otterstad “encargó informes de referencia a consultores externos de cada uno de ellos”. Estos informes debían recoger la historia que el concepto de “diálogo social” tiene en cada uno de los países, cómo se estructura, la forma en que los sindicatos lo utilizan y una lista de recomendaciones sobre cómo promoverlo con mayor éxito. “Estos documentos han sido el punto de partida de nuestros contactos directos con los sindicatos de cada país. Luego hemos validado su contenido a través de talleres”, explicaba Otterstad. Una vez redactados los informes, el UEN debatió sus ideas de proyectos con Education International.

“Posteriormente, los sindicatos de cada uno de los países podían decidir si querían participar en un proyecto de cooperación al desarrollo con nosotros o no. Su opinión ha sido muy importante para nosotros desde el principio”, comenta Otterstad. “Por una serie de circunstancias distintas, hasta la fecha solo hemos podido validar tres de los informes y los sindicatos todavía no han decidido formalmente si quieren trabajar con la UEN o no”, explica. Esto ha hecho que tanto Education International como el Sindicato Noruego de Educación aún no hayan publicado los nombres de los países.

Experiencia extraída de los proyectos piloto

Al preguntar a Otterstad cuáles son las experiencias más importantes que su sindicato ha extraído de estos proyectos piloto, el presidente del UEN destacó varias cuestiones: haberse reunido con EI antes del inicio del proyecto para desarrollar ideas de forma conjunta y poder aplicar el mismo proyecto en tres regiones diferentes.

En lo que a la elaboración de los informes se refiere, estos han sido útiles para entender la historia y la percepción que se tiene del diálogo social en cada uno de los países de destino, un concepto que “difiere bastante” tanto entre países como dentro de ellos. Además, “los informes tardaron mucho más de lo que imaginábamos en elaborarse”, comentaba el presidente del UEN, “algo que tendremos en cuenta a la hora de encargar otros informes en el futuro”. “Ahora esperamos que los informes sigan siendo valiosos para los sindicatos de cada lugar aunque los proyectos piloto no continúen”, añade Otterstad.

En cuanto a la sostenibilidad de estos proyectos piloto en el tiempo, Otterstad subrayó que desde el principio habían tenido “muy claro” que no iban a convertirse “en proyectos a largo plazo”. “Esto estaba en nuestra lógica desde el inicio: al principio seleccionamos seis países, pero solo teníamos recursos para desarrollar proyectos en tres o cuatro de ellos, aunque los demás también quisieran participar”. “Por suerte, esto lo comunicamos claramente tanto a EI como a los sindicatos que iban a participar desde el principio”, concluye Otterstad.