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Peter Dejong  / AP /  ISOPIX
Peter Dejong / AP / ISOPIX

La COP 27 volvió a hacer aguas, pero los sindicatos educativos siguen impulsando el cambio que necesita nuestro planeta

publicado 30 noviembre 2022 actualizado 22 diciembre 2022
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Una vez concluida la 27.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), resultaba evidente que la comunidad política global había vuelto a fracasar. A pesar de las pruebas científicas inequívocas de que el cambio climático provocado por los humanos está causando pérdidas por todo el planeta y de que las emisiones de gases de efecto invernadero deben disminuir de forma inmediata, en la conferencia no llegaron a un acuerdo para la reducción escalonada del uso de combustibles fósiles. Por el contrario, el Plan de Implementación de Sharm El-Sheij se limitó a reiterar la petición de una desescalada del uso “incesante de energía obtenida del carbón”, que supone una falta de avance en esta mitigación y un rechazo al compromiso de tomar las medidas más cruciales necesarias para limitar el calentamiento global a un incremento máximo de 1,5 grados centígrados.

Sin embargo, se lograron algunas victorias. Después de años de campañas de la sociedad civil, incluidos sindicatos, la COP27 acordó establecer un fondo para daños y pérdidas. Aunque este aún debe ponerse en marcha y financiarse, se trata de una decisión histórica que reconoce por fin el significado de justicia climática, es decir, que los países que provocaron el cambio climático deben pagar y compensar a aquellos que, a pesar de generar emisiones, sufren los efectos climáticos más devastadores.

Por otra parte, se escucharon las demandas sindicales cuando la decisión de la conferencia reconoció que una transición justa a una economía con bajas emisiones de carbono precisa de diálogo social con la fuerza laboral. En el ámbito de la educación, esto implica que los sindicatos deben sentarse en la mesa de diálogo para negociar reformas en los contratos y políticas dado que tanto el sector como la calidad de vida del personal docente se están viendo cada vez más afectados por la crisis climática. La decisión de la conferencia también solicitó protección social, pero falló en reconocer explícitamente los derechos laborales.

Al mismo tiempo, los terribles antecedentes en cuanto a derechos humanos y la falta de espacio cívico en Egipto, el país anfitrión, ocuparon una parte importante en los informes emitidos durante la presidencia de la COP, a pesar de los intentos del gobierno de mostrarse como líderes en el plano de la sostenibilidad. Durante la conferencia, miembros del Consejo Ejecutivo de la IE exigieron el fin de las violaciones de la libertad de expresión en el país, así como la liberación de activistas detenidos de forma arbitraria. La COP ha puesto estos asuntos en el punto de mira, pero es necesario que continúe la presión para garantizar la liberación de Alaa Abdel Fattah y otros activistas.

Se reconoce el papel de la educación, pero sin nuevos compromisos nacionales

La educación no está en el centro de las negociaciones de la COP, y sigue siendo un aspecto bastante ignorado en las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) de los países. Un estudio reciente de la IE refleja que de las 140 NDC nuevas o actualizadas que se enviaron a la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático desde 2021 solo un tercio hacía referencia a la educación. La mayoría de estos países son los que sufren una mayor vulnerabilidad climática. Sin embargo, la educación es un pilar fundamental de Acción para el empoderamiento climático, un plan de medidas de cuatro años de duración en el ámbito del programa de trabajo de Glasgow que se aprobó en la COP27. Esta iniciativa exige a la Secretaría de la UNFCCC que defina y recopile anualmente directrices y prácticas recomendadas sobre educación climática.

La educación climática se está convirtiendo rápidamente en un tema cada vez más visible en la COP y en su programa no oficial. Este año, por primera vez, hubo un Espacio sobre educación climática, un pabellón dedicado por completo a eventos y debates sobre el nexo entre clima y educación. La programación incluyó dos semanas de eventos sobre diversos aspectos de la educación climática. Por ejemplo, el pabellón sirvió de espacio para jóvenes indígenas que pudieron subrayar la importancia de la educación climática que respeta los conocimientos de sus pueblos. Allí también se presentó la Coalición de Educación para el Clima, un gran consorcio de jóvenes activistas y organizaciones movilizadas por el clima cuyo objetivo es la alfabetización climática universal.

La IE organizó dos eventos durante la COP: un panel en el que se analizó qué implica la educación por el cambio climático “de calidad” y otro centrado en cómo garantizar una transición justa en la educación. Estos debates profundos y de gran valor entre representantes de la profesión docente, jóvenes y organizaciones internacionales pusieron de manifiesto la importancia de la colaboración para transformar, descolonizar, reformar y financiar sistemas educativos resilientes y garantizar una transición justa para la mano de obra del sector educativo.

Otro aspecto fundamental es conseguir que la infraestructura educativa resista los afectos del cambio climático. El profesorado, afectado por situaciones extremas, desde la destrucción de 22.000 centros educativos por culpa de las inundaciones en Pakistán en septiembre hasta los cierres de escuelas por las tormentas y olas de calor en Europa, es muy consciente de la vulnerabilidad que provoca contar con infraestructuras obsoletas:

“Los edificios de nuestro centro no soportan la climatología que estamos sufriendo a modo de alerta mundial. Como sindicato, estamos trabajando para modernizar nuestros edificios y consideramos que se trata de un asunto urgente”.

Jenny Cooper | National Education Union, Reino Unido

La IE también participó en la reunión inaugural de la Alianza para una educación ecológica de la UNESCO, que pretende movilizar a los países para que tomen medidas concretas con el fin de que sus sistemas educativos sean más sostenibles. Durante la reunión, la IE compartió la visión del movimiento sindical en cuanto a una educación para el cambio climático de calidad para todos, además de comprometerse a apoyar esta colaboración.

Durante el evento, Antonia Wulff, directora de Política, Promoción e Investigación de la IE, también señaló en su intervención el papel crítico de la educación pública:

“Tenemos que invertir en nuestros sistemas educativos públicos para garantizar una educación climática de calidad para todo el estudiantado, viva donde viva. Hay países que gastan más en subvenciones para combustibles fósiles que en educación. Debemos exigir un cambio real”.

Antonia Wulff | Internacional de la Educación

La IE respaldó la iniciativa junto con representantes juveniles en un evento donde se debatió sobre formas de implementar esta colaboración, señalando en concreto la importancia del desarrollo profesional por el profesorado que imparta contenidos sobre educación climática. Sifiso Ndlovu, máximo responsable de la Zimbabwe Teachers’ Association, remarcó este punto en su intervención:

“Debemos regenerar las capacidades de nuestros docentes y apoyarles para que sigan estando al día y puedan ayudar a su alumnado con los conocimientos que necesitan para gestionar la crisis climática”.

Sifiso Ndlovu | Zimbabwe Teachers’ Association

El programa de la COP incluyó un evento de alto nivel en el que participaron responsables de ministerios de educación y medioambiente para entablar un diálogo con jóvenes sobre cómo transformar la educación de manera que sirva para enfrentarse al cambio climático. El objetivo consistía en construir tomando como punto de partida los compromisos adquiridos en la primera Cumbre de ministros de Educación y Medioambiente celebrada en la COP26. Sin embargo, los 27 ministros de la COP tenían, por desgracia, un perfil mucho menos mediático que los del año anterior (quizá tampoco sea sorprendente dado que la NDC de Egipto no mencionó ni una sola vez el término “educación”). En la COP26 solo se sellaron 22 compromisos, mientras que en la COP27 no se alcanzó ninguno. El evento también demostró que el sector de la educación no es inmune al ecoblanqueamiento, pues los países querían mostrarse como defensores de la educación climática a toda costa en un plano internacional, a pesar de no haber implementado cambios de peso en sus políticas nacionales. En cualquier caso, las exigencias de la población más joven fueron claras: un 70 % de las personas jóvenes encuestadas afirmaba no ser capaz de explicar el cambio climático, por lo cual los sistemas deben cambiar urgentemente para garantizar que todo el estudiantado reciba una educación climática de calidad.

¿Y ahora qué? Puesta en práctica: necesitamos más y lo necesitamos ahora

En el discurso de cierre de la delegación sindical, el movimiento de trabajadores preguntó lo siguiente: “¿Cuánto tiempo vais a seguir anteponiendo vuestros beneficios a las personas y el planeta? Se suponía que esta sería la COP de la puesta en marcha de medidas, la COP de África. Pero esta implementación no presenta ni la escala ni la velocidad que la fuerza laboral precisa en África y en todo el mundo. Necesitamos más y necesitamos que llegue ahora”. En efecto, el tiempo se agota. Necesitamos acción, no más palabras vacías.

Una vez concluida la COP27, la IE seguirá luchando por la justicia climática junto con sindicalistas de todos los sectores. Además, no dejaremos de pedir una transición justa para todo el profesorado y una educación climática de calidad para el conjunto del estudiantado, estén donde estén. Apoyaremos y promoveremos la Alianza para una educación ecológica de la UNESCO, de modo que en el año 2030 todos los países cuenten con instituciones educativas sostenibles, educación climática en sus programas, docentes con formación y apoyo para enseñar sobre acción climática, además de oportunidades relacionadas con la educación sobre el clima para personas adultas.

Además, continuaremos animando a todos los gobiernos para que reconozcan que la educación es una herramienta muy poderosa para tratar la crisis climática. Esto implicaría incluirla en unas contribuciones determinadas a nivel nacional actualizadas, pero también asignar fondos relacionados con el clima a la adaptación de los sistemas educativos (en la actualidad, solo el 0,03 % de la inversión en temas relacionados con el clima se destina a la educación).

La COP28 se celebrará en Dubái (EAU) en noviembre de 2023. Según la organización filantrópica Dubái Cares, en la siguiente COP se programará un día entero dedicado a la educación. Nuestro sector será el foco de todas las miradas. Sin embargo, tanto si esta conferencia nos brinda el reconocimiento internacional que necesitamos dado el importante papel que desempeña la educación para la mitigación y la adaptación como si no, los sindicatos de educación de todo el mundo siguen haciendo campaña infatigablemente en el ámbito local, nacional y regional. Los miembros de la IE continúan con su lucha incansable para que se cumplan las demandas de la campaña Educar por el Planeta en sus países.

El último ejemplo es del sindicato University and College Union (UCU) de Reino Unido. El UCU, en colaboración con sindicalistas de la India, presentó un video sobre los efectos devastadores de los fenómenos climatológicos extremos en educadores y estudiantado. Se puede ver a continuación.