Hay datos suficientes para sugerir que las medidas de austeridad del Fondo Monetario Internacional podrían menoscabar la capacidad de Zambia para alcanzar el ODS 4. Resulta paradójico que el sistema mundial fomente la inversión en el acceso a la educación de calidad para todos y al mismo tiempo obstaculice el camino hacia ese objetivo.
En 2013, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aconsejó al gobierno de Zambia que mantuviera la masa salarial pública del país dentro del 35 % de los ingresos nacionales a medio plazo y por debajo del 8 % del Producto Interior Bruto (PIB).
La respuesta del gobierno incluyó la congelación o la reducción de las escalas salariales, con la subsiguiente consolidación de algunos complementos en el salario base. Estas medidas también derivaron en la imposición de una serie de "topes" salariales que limitaron la capacidad de los sindicatos de docentes para negociar la mejora de los salarios y las condiciones de trabajo.
Las sugerencias del FMI también se tradujeron en una reducción de la contratación y la distribución del funcionariado, incluido el personal docente. Además, se eliminaron algunas de las prestaciones, como las de servicio extra, contratación y retención. El gobierno lleva bastante tiempo sin crear nuevos puestos de trabajo; en su lugar recurre a la contratación para sustituir al personal público retirado por dimisión, jubilación o fallecimiento.
El impacto de estas medidas tan estrictas ha llegado a desmotivar y socavar el compromiso con el trabajo de muchos docentes, todo ello sin olvidar que la elevada ratio alumnos/docente también ha derivado en un aumento de la carga de trabajo que está obligando al personal docente a impartir más horas sin compensación alguna.
El profesorado está sobrecargado de trabajo, infravalorado y mal remunerado
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 sobre educación establece una serie de metas a alcanzar para el año 2030. Si bien es cierto que Zambia ha avanzado mucho hacia la consecución de algunos ODS, como la mejora en las tasas de matriculación en educación primaria y la igualdad de género, sigue siendo poco probable que consiga el acceso a la educación de calidad para todos y todas para el año 2030.
Al analizar los resultados de los exámenes y las conversaciones mantenidas con algunos alumnos —tanto de primaria como de secundaria— y con el personal durante el estudio: "Restricciones en la masa salarial del funcionariado: testimonios de primera línea", no hay duda de que los resultados de aprendizaje y, en cierta medida, la progresión, se han visto afectados negativamente por la falta de profesorado. Aunque los factores que pueden afectar a la calidad de la educación son diversos, este estudio reciente ha revelado datos abrumadores que demuestran que la falta de docentes cualificados y la falta de motivación tienen un impacto significativo en la calidad de la enseñanza, medida a través de la disponibilidad de docentes cualificados (ratio alumnos/docente) y su impacto en los resultados de aprendizaje.
El personal docente motivado y comprometido es capaz de improvisar para elaborar materiales didácticos y busca formas creativas de hacer frente a las carencias o a la escasez de recursos de aprendizaje y enseñanza. Por ejemplo, durante la evaluación del proyecto "Calidad de la educación de la primera infancia y trabajo decente en Zambia", el personal de la educación infantil (EPI) demostró una gran capacidad para elaborar materiales didácticos a partir de materias primas de origen local. Esta creatividad se ha visto mermada en todos los niveles educativos. El personal docente ya no está motivado para implicarse plenamente. No encuentra ningún valor pues no recibe ninguna recompensa por esforzarse en trabajar de forma creativa. Los primeros años tras la independencia (después de 1964), convertirse en docente era todo un logro porque la sociedad otorgaba un gran valor a la enseñanza. Se consideraba una carrera noble y el personal docente se esforzaba mucho en desarrollar materiales didácticos a partir de recursos locales y enseñaba con orgullo. Hoy en día, la enseñanza se considera un medio de vida más para aquellos que no han podido asegurarse un empleo en otros sectores.
Las políticas del FMI socavan la calidad de la educación
El gobierno de Zambia ha invertido en infraestructuras como la construcción de centros educativos, la creación de espacio en las aulas, etc., así como en políticas progresistas y positivas, como las de "vuelta a la escuela". Sin embargo, el acceso a una educación de calidad, especialmente en las zonas rurales y entre las personas más pobres de las zonas periurbanas, sigue planteando un reto, principalmente debido a los gastos de matrícula. Por otro lado, la última declaración del gobierno sobre la gratuidad de la enseñanza desde la primera infancia hasta la secundaria ha resultado en un incremento en la asistencia a los centros educativos en todos los niveles y, por tanto, también en la carga de trabajo de la fuerza docente, que ya sufría una sobrecarga laboral. Tras esta declaración sobre la gratuidad en la educación, se calcula que la ratio alumnos/docente, especialmente en las escuelas rurales, ha aumentado hasta superar ligeramente el 110:1.
En cuanto a los presupuestos escolares, las matrículas permitían a las direcciones de los centros recaudar fondos adicionales. Entre otras cosas, estos ingresos se destinaban a ayudar al personal docente en circunstancias difíciles y, por tanto, proporcionaban cierto nivel de motivación. Durante la investigación sobre el terreno en torno a las restricciones en la masa salarial, se observó que la falta de docentes, los salarios bajos y la elevada ratio alumnos/docente afectaban al rendimiento del profesorado y, por tanto, a la calidad de la educación. Por tanto, es razonable concluir que, dada la situación actual, Zambia podría tener dificultades para satisfacer los indicadores del ODS 4, especialmente los relativos a la calidad de la educación y los resultados de aprendizaje.
El subsector de la educación de la primera infancia es el que más ha sufrido a raíz de las sugerencias del FMI al gobierno, en términos de calidad y número de docentes. Por ejemplo, los centros visitados durante la investigación apenas ofrecían actividades de EPI. Además, algunas escuelas no tenían docentes, y los niños y niñas recibían clase de voluntarios, algunos de los cuales ni siquiera estaban cualificados. Estas personas solían recibir una remuneración que se conseguía mediante la financiación generada por la comunidad gracias a los comités locales de padres de alumnos. En algunos casos tardaban hasta seis meses en cobrar y se esperaba que la educación impartida fuera de calidad.
Aunque es razonable argumentar que las sugerencias del FMI sobre la masa salarial pública han contribuido a la escasa contratación y motivación del personal docente, el gobierno también ha contribuido en gran medida a la situación actual con una pésima planificación y un uso inadecuado de los recursos públicos. El auditor general ha detectado o advertido usos indebidos o malversaciones de fondos públicos graves que podrían haberse destinado a medidas de contratación y motivación del profesorado.
Los sindicatos de docentes han intensificado sus actividades de presión en favor de un aumento de la financiación del sector educativo para que pueda cubrir la contratación y mejorar las condiciones de trabajo. También deberían centrar su atención en el seguimiento presupuestario y la supervisión del gasto público para garantizar que los recursos asignados se utilizan de forma sensata y que se cumplen los objetivos previstos. De lo contrario, el futuro de la profesión docente estará en peligro y la calidad de la educación podría verse afectada de forma irreparable.
La falta de docentes cualificados y motivados ha demostrado ser uno de los mayores retos para la consecución del ODS 4. El papel del personal docente en la provisión de una educación de calidad será, sin duda, fundamental para que Zambia cumpla sus metas relativas al ODS 4 para 2030.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.