Activistas y sector privado chocan por cuestiones como las cero emisiones netas y los mercados de carbono en la COP 26 en Glasglow, Escocia. En estas discusiones cruciales sobre el clima, activistas como Greta Thunberg criticaron ferozmente el comunicad reciente de Mark Carney, responsable de finanzas climáticas de la ONU, en el que se expone que más de 450 instituciones financieras reunidas en el marco de la Alianza Financiera de Glasgow (GFANZ) se han comprometido a destinar 130 billones de dólares a activos para proyectos alineados con el objetivo de 1,5°C de Acuerdo de París, con la meta principal de conseguir cero emisiones netas en el año 2050.
Organizaciones de la sociedad civil culparon a la GFANZ de ecoblanqueo, una estrategia de marketing a la que recurren las empresas para tergiversar los beneficios medioambientales reales que generan sus actividades. Según el gabinete estratégico Reclaim finance, el plan de la GFANZ es tan opaco que no ofrece una directriz sobre la reducción de emisiones fósiles absoluta ni prohíbe el uso de compensaciones de emisiones de carbono, un mecanismo que puede ocultar las reducciones de emisiones reales de las corporaciones. También hubo manifestaciones que arremetieron contra el respaldo a los mercados de carbono* en las negociaciones, pues lo han criticado como un método que utilizan los países para seguir contaminando y no poner en marcha la descarbonización dentro de sus propias fronteras.
Mientras tanto, Haldis Holst, vicesecretaria general de la Internacional de la Educación, organizó un evento paralelo junto a Earthday bajo el lema “Educación climática y empoderamiento juvenil: la clave para cumplir con nuestros objetivos climáticos y ambientales”. Holst habló sobre la campaña Educar por el Planeta de la IE y subrayó la necesidad de que los gobiernos ordenen la adopción de programas educativos sobre el cambio climático. “Nuestro alumnado tiene miedo, y el profesorado se siente frustrado porque no puede satisfacer esta necesidad fundamental… los miembros de nuestro sindicato nos pidieron lanzar esta campaña, así que necesitamos que la gente al cargo escuche nuestras demandas”, afirmó. Holst también ofreció un consejo a un estudiante frustrado que quería luchar por la educación climática en su propio país. “Tienes que encontrar las puertas a las que llamar; localizar a los ministros de medioambiente y educación de tu país y colaborar con quienes compartan tus objetivos”, afirmó. Además, añadió que los sindicatos educativos son aliados a la hora de exigir una educación de calidad.
Holst indicó también que, aunque la formación y la educación sobre el clima deberían proporcionar al estudiantado las habilidades y la formación que necesitan para ocupar puestos de trabajo en la economía de bajas emisiones de carbono, eso no lo es todo. También deben contribuir a remodelar el sistema de valores de la sociedad. “Tenemos que enseñar a los niños y niñas a ser ciudadanos activos y responsables [en la era de la emergencia climática]”, añadió.
En el frente de la transición justa, los aliados de la Confederación Sindical Internacional organizaron un evento bajo el lema “El imperativo de una transición justa para la fuerza trabajadora con el objetivo de salvar el clima: lecciones de los sindicatos”. Entre los y las ponentes hubo representantes de sindicatos europeos y latinoamericanos que compartieron conocimientos sobre cómo este tema se está convirtiendo en una de las claves a la hora de redactar políticas climáticas. En particular, Bárbara Figueroa, presidenta de la Confederación Sindical de las Américas (CSA-TUCA) explicó que la base de una transición justa consiste en que el trabajo y la vida ocupen una posición central en la sociedad. Igualmente, Frances O’Grady, secretaria general del Congreso de Sindicatos Británicos indicó que “nadie se juega más con la reducción del carbono que el personal cuya vida depende de ello”.
“Necesitamos cambiar nuestra relación con la naturaleza y la base de nuestro modelo económico. Tenemos que poner el foco en la justicia, la participación, la democracia y la sociedad civil. La perspectiva empresarial se centra en instrumentalizar el medioambiente para dominar el mercado y los beneficios [económicos] a partir de falsas soluciones. El antídoto consiste en que los sindicatos luchen juntos”, afirmó Figueroa.