Cuando la epidemia de COVID-19 se convirtió en una pandemia mundial, los sindicatos de la educación mostraron su solidaridad mediante la creación de un Fondo de solidaridad en respuesta a la COVID-19 destinado a apoyar a las organizaciones miembros durante el cierre de los centros escolares y allí donde el personal docente se ha visto afectado por la crisis sanitaria.
Cuando la pandemia paralizó los sistemas educativos, la Internacional de la Educación (IE) y sus miembros se fijaron un objetivo: ayudar a sus compañeros de todos los países a permanecer operativos durante la crisis, de modo que pudieran desempeñar su papel en el desarrollo de respuestas nacionales eficaces a la crisis.
Con ese fin, en abril de 2020 la IE creó el Fondo de solidaridad COVID-19 (FSC) y emitió un llamamiento de acción urgente a la solidaridad a todas sus afiliadas para reunir fondos. En mayo de 2020, las organizaciones miembros que necesitaban apoyo pudieron presentar sus solicitudes de ayuda. Gracias a las contribuciones de las organizaciones miembros y a una contribución del Fondo de solidaridad de la IE, se concedió más de un cuarto de millón de euros a las organizaciones miembros de 26 países, ayudándolas así a mitigar las repercusiones de la pandemia en su capacidad operativa.
Proporcionar apoyo tangible a las organizaciones miembros
El apoyo prestado a través del FSC de la IE ha ayudado a las organizaciones miembros a responder a las necesidades apremiantes que surgieron a raíz de la pandemia. Entre ellas figuraban la repercusión de las medidas de confinamiento en la capacidad de los sindicatos para contactar con los miembros, el cobro de las cuotas de afiliación, el aumento del número de docentes despedidos o que no recibieron sus salarios, sobre todo en el sector privado, y la escasa preparación digital para establecer la educación a distancia. Asimismo, a medida que la crisis empeoraba, también se abordaron necesidades a largo plazo. Estas necesidades estaban relacionadas con algunos problemas preexistentes, como la brecha digital, las condiciones de trabajo precarias, inseguras e insalubres, la privatización de la educación, la violencia de género, el trabajo infantil, el diálogo social y político deficiente en el sector educativo, y otras necesidades persistentes.
Fortalecer los sindicatos a pesar de la crisis sanitaria
El apoyo ofrecido a través del FSC de la IE ayudó a las organizaciones miembros desde Angola hasta Zimbabue a recopilar pruebas sobre el impacto que tuvo el brote de COVID-19 en los sistemas educativos y en las comunidades y a utilizar estos datos en actividades de defensa y sensibilización. Los sindicatos llevaron a cabo encuestas y consultas que les permitieron hacer un balance de las necesidades de sus afiliadas. Por ejemplo, les permitió comprender mejor la importancia y el impacto que tenía la educación en línea en sus estudiantes.
Las organizaciones miembros también consiguieron movilizar a nivel local a docentes y a comunidades escolares. Ya fuera mediante reuniones de sensibilización centradas en las medidas sanitarias requeridas en los establecimientos educativos, la lucha contra el trabajo infantil y la violencia de género, la puesta en marcha de talleres de refuerzo de capacidades para la enseñanza en línea o prestando asistencia jurídica, los sindicalistas docentes se mantuvieron activos y presentes sobre el terreno. En algunos casos, las autoridades educativas y sanitarias se sumaron a las iniciativas lideradas por los sindicatos, aumentando así el impacto de los sindicatos de la educación en sus comunidades y ayudándoles a entablar relaciones de trabajo eficientes y constructivas con sus homólogos en los gobiernos.
Para consultar ejemplos de acciones dirigidas por sindicatos emprendidas con la ayuda del CRF de la IE pinche aquí.