Inglaterra vuelve a un confinamiento nacional después de que el primer ministro Boris Johnson anunciara en la tarde del lunes 4 de enero que era necesario un tercer confinamiento que incluyera el cierre de la mayoría de los establecimientos educativos para hacer frente al aumento de las infecciones y a la rápida propagación de la nueva variante del virus del SARS-CoV-2 en el país. Este confinamiento tendrá una duración mínima de siete semanas, sin revisión hasta el 22 de febrero.
El Gobierno de Escocia también ha anunciado que el país permanecerá confinado durante todo el mes de enero, y en Gales todos los establecimientos educativos permanecerán cerrados al menos hasta el 18 de este mes.
Nuestro sistema sanitario está al borde del colapso. Las tasas de infección han alcanzado su punto más alto desde marzo. Cada día mueren cientos de personas y los hospitales están luchando para hacer frente a las oleadas diarias de nuevos casos.
El NEU y nuestros sindicatos de la educación hermanos ya advirtieron antes del cierre de los centros educativos en Navidad que no era seguro que volvieran a abrir sus puertas en ninguna zona de Inglaterra y que las vacaciones debían prolongarse hasta que el virus estuviera bajo control. La única concesión que hizo el Gobierno a mitad de las vacaciones fue retrasar el comienzo de las clases en el caso del alumnado de secundaria con el fin de realizarles pruebas y en algunas escuelas de primaria de las zonas con las tasas de infección más elevadas (zonas de nivel 4).
El domingo 3 de enero, el primer ministro Boris Johnson seguía insistiendo en diversas entrevistas a programas de noticias en que los centros educativos eran "seguros" y que la mayoría de las escuelas de primaria abrirían sus puertas al día siguiente. En respuesta a sus afirmaciones, seis sindicatos de la educación (NEU, NASUWT, GMB, NAHT, Unison y Unite) firmaron una declaración conjunta en la que solicitaban que se suspendiera la reapertura de los establecimientos educativos para todo el conjunto estudiantil, salvo para el alumnado vulnerable y las hijas e hijos del personal esencial, así como la adopción de la educación a distancia mientras se establecían medidas de trabajo seguras y de protección frente a la COVID-19.
En la mañana del lunes 4 de enero, el alumnado de primaria volvió a las escuelas. Apenas unas horas más tarde, a las 20:00 h, Boris Johnson dio un giro de 180º y anunció que toda Inglaterra pasaba a un confinamiento nacional total (nivel 5). Según el primer ministro, las escuelas también debían cerrar, ya que era probable que actuaran "como vectores de transmisión y aceleraran la propagación del virus entre los hogares".
Numerosos periodistas han señalado que la incapacidad del primer ministro para tomar las riendas de la situación antes y anunciar el confinamiento previamente a la reapertura de las escuelas de primaria ha tenido como consecuencia que miles de niños y niñas se mezclaran en las escuelas durante todo un día antes de volver a casa para pasar el confinamiento junto con sus familiares, a los que podrían haber infectado tras esas horas fatídicas.
¿Cómo se ha podido producir esta extraordinaria serie de acontecimientos?
El domingo 3 de enero, un día antes de la reapertura de las escuelas de primaria en Inglaterra, un número sin precedentes de 400 000 miembros del National Education Union (NEU) participaron en una reunión sindical en línea para hablar del rápido empeoramiento de la emergencia sanitaria en todo el Reino Unido.
Como secretarios generales adjuntos del NEU, y junto con el presidente del sindicato, Robin Bevan, director de un instituto de secundaria, durante dicha reunión expusimos los motivos por los que el sindicato había tomado la difícil decisión de aconsejar al personal de las escuelas de primaria, las escuelas de necesidades especiales y los centros de infantil que no era seguro volver a las aulas durante las dos primeras semanas del trimestre. Tomando como base la legislación en materia de salud y seguridad, aconsejamos a nuestros miembros que informaran a las direcciones escolares de que estaban dispuestos a trabajar a distancia para apoyar la enseñanza en el hogar y asistir a las escuelas para ofrecer apoyo a las hijas e hijos del personal esencial y el alumnado vulnerable. No obstante, les recomendamos que explicaran claramente a las direcciones escolares que no era seguro volver a unos entornos escolares con aulas repletas de alumnos y personal docente en edificios abarrotados sin distanciamiento social, sin equipos de protección individual y con una ventilación inadecuada. Miles de miembros del NEU adoptaron las medidas que recomendamos y numerosas escuelas de primaria no volvieron a abrir el primer día del trimestre.
Nos ha costado mucho dar este paso. Pero consideramos que el Gobierno del Reino Unido no estaba protegiendo a la población estudiantil, a sus familias ni a nuestras comunidades y estaba faltando a su deber de proteger al personal educativo, que tanto había trabajado para ofrecer una educación y una atención de calidad durante la pandemia.
Hacia el final del primer trimestre, los casos de COVID-19 estaban aumentando rápidamente entre la población en edad escolar, con las tasas de infección más altas de todos los grupos demográficos. Los niños y niñas forman parte de las familias y de las comunidades y pueden propagar la infección a sus familiares y a la comunidad en general.
La comunidad científica teme que la nueva variante del virus del SARS-coV-2 pueda ser más prevalente entre la juventud que las variantes anteriores.
Varios informes de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres del pasado 23 de diciembre, varios documentos del grupo asesor científico (SAGE) del propio gobierno del 22 de diciembre y un informe del Imperial College del 31 de diciembre transmitían el mismo mensaje: con la nueva variante del virus del SARS-coV-2 no podremos reducir la tasa de reproducción del virus por debajo de 1 sin cerrar los centros educativos al menos durante un tiempo.
El 10 de junio, el NEU escribió a Boris Johnson y le envió su plan de recuperación de la educación, con recomendaciones sobre las medidas importantes destinadas a promover la salud, el bienestar y la educación de la población infantil y juvenil. No recibimos respuesta. Hemos vuelto a enviárselo. El NEU tiene la voluntad de trabajar con el Gobierno para conseguir resultados mucho mejores para la población infantil y juvenil de nuestro país en este periodo de confinamiento.
El ex primer ministro británico Tony Blair y tres antiguos secretarios de educación del Reino Unido han escrito al primer ministro Boris Johnson con el fin de mostrar su apoyo a las solicitudes de los sindicatos y las organizaciones benéficas para que se distribuyan ordenadores portátiles y tabletas entre el alumnado cuyos centros educativos permanezcan cerrados. Este es el tipo de medida práctica que el Gobierno debería tomar en estos momentos.
Somos profesionales de la educación y todos queremos que los centros educativos abran sus puertas. Sabemos lo importante que es la educación para el bienestar del alumnado y sus oportunidades en la vida.
Pero no podíamos quedarnos de brazos cruzados viendo esta catástrofe que empeoraba sin tomar medida alguna. El personal docente trabajará sin descanso para garantizar que la educación en línea se reanude de la manera más fluida y eficiente posible y para que las hijas e hijos del personal esencial y el alumnado vulnerable sigan recibiendo una educación y apoyo en las escuelas.
Estamos orgullosos de la postura que han adoptado los miembros del NEU y nuestros compañeros y compañeras de otros sindicatos de la educación. Hemos tenido que armarnos de valor, pero hemos ayudado a evitar un desastre sanitario nacional. Mientras el Gobierno vacilaba y se retrasaba en la adopción de medidas, los profesionales de la educación hemos pasado a la acción como siempre hacemos.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.