La Internacional de la Educación desea transmitir sus mejores deseos para este nuevo año a todos los y las miembros de la comunidad educativa mundial. La pandemia del coronavirus sigue amenazando nuestras vidas, de modo que proseguiremos con nuestra lucha por un regreso seguro y saludable del profesorado, el personal de apoyo educativo y el alumnado a las aulas. También haremos todo lo posible para garantizar el acceso a una educación de calidad para todos.
Lamentablemente, este año, 2021, seguirá estando marcado por la crisis del coronavirus. Al igual que el año pasado, la Internacional de la Educación colaborará con gobiernos y organizaciones internacionales y exigirá que el personal docente sea considerado grupo prioritario en el proceso de vacunación contra la COVID-19.
También nos aseguraremos de que los cinco pilares que establecimos en la Guía de la IE para la reapertura de escuelas e instituciones educativas, publicada en abril de 2020, se sigan divulgando y cumpliendo a gran escala.
Condiciones decentes de enseñanza y aprendizaje a distancia
Por razones de equidad y para garantizar que nadie vea denegado su derecho a la educación, seguiremos haciendo campaña a favor de la enseñanza y el aprendizaje a distancia con unas condiciones decentes para todo el profesorado y el alumnado.
Gracias a los medios que ofrecen las nuevas tecnologías, celebraremos nuestras reuniones anuales del Comité Ejecutivo, la Red de Investigación y la Red de Cooperación el Desarrollo, así como muchas otras.
Este año más que nunca, la Internacional de la Educación reitera que la educación debe ocupar un lugar prioritario en los programas nacionales e internacionales.
Después de la pandemia
El coronavirus estará bajo control y dejará de provocar los efectos devastadores para la salud, la igualdad y la justicia social que tuvo en 2020. Es importante aprender las lecciones derivadas de estas crisis múltiples y que los seres humanos se sitúen en el centro de las políticas a escala nacional e internacional. La recuperación debería estar impulsada por la solidaridad mundial y unas sociedades sanas y justas, no por los mercados y la acumulación de una riqueza cada vez mayor en manos de unos pocos.
En ningún ámbito nuestros valores resultan más importantes para el bien público que en la educación. El personal docente y demás trabajadores y trabajadoras de la educación figuran entre quienes han sido reconocidos y reconocidas por sus servicios vitales. No hay que olvidar ese papel esencial ni la importancia de las relaciones sociales en las escuelas para la educación y el bienestar. Habrá muchas presiones políticas durante la recuperación económica. La educación no debe ser una víctima de ese proceso, sino que ha de verse reforzada, financiada en su totalidad y liberada de la manipulación de quienes la perciben como una oportunidad lucrativa en lugar de considerarla un medio para forjar buenas vidas y sociedades decentes y democráticas.