La Confederação Nacional dos Trabalhadores em Educação (CNTE) de Brasil ha publicado un manifiesto que contiene medidas para proteger la salud pública y las vidas de los trabajadores.
Los dirigentes de la CNTE han criticado duramente la respuesta del presidente Jair Bolsonaro a la propagación de la epidemia de la COVID-19 en el país. Su manifiesto incluye exigencias a las autoridades públicas para garantizar la salud y la seguridad del personal del sector de la educación y de los estudiantes.
“La gravedad del momento actual exige la solidaridad de todo el mundo”, subrayó el sindicato.
Hablando en nombre de “las multitudes olvidadas, abandonadas e invisibles”, el sindicato de docentes explicó que “a través de este manifiesto, los educadores de Brasil defienden públicamente la vida humana con los sentimientos altruistas más profundos”.
Se necesitan medidas colectivas y de apoyo
El sindicato considera que “no hay perspectiva de futuro sin medidas colectivas y de apoyo. Las reglas del mercado no pueden aliviar el sufrimiento de la mayor parte de la población nacional y mundial. Ahora más que nunca, los servicios públicos deben regirse por argumentos universales y responsables que beneficien a todo el mundo. ¡Saldremos de la crisis actual gracias a más políticas de Estado y con menos políticas orientadas hacia el mercado, pues estas perjudican a la población!”.
Los dirigentes de la CNTE condenaron la política neoliberal del Gobierno de Bolsonaro, consistente en socavar el papel del Estado y de sus funcionarios y que “demuestra ser un fracaso absoluto cada día”. Ante la crisis de salud pública actual, las “acciones contradictorias” del Gobierno brasileño permiten a este eludir su responsabilidad ante “la verdadera dimensión del problema”.
La epidemia se agravará
El sindicato argumenta que el presidente Jair Bolsonaro ha actuado sistemáticamente contra la política de confinamiento recomendada por las autoridades científicas y de salud pública en todo el mundo. Añadió que el presidente ha pedido a la población que salga a las calles y ha utilizado fondos públicos para promover una campaña llamada “Brasil no puede parar”.
La CNTE insistió en que la epidemia se estaba propagando en Brasil y que la situación se agravará en las próximas semanas, especialmente si las autoridades públicas de los diferentes niveles abandonan las políticas de distanciamiento social. La unión sindical señaló que se necesitan medidas públicas de ayuda y asistencia para proteger las vidas de las personas.
Nuevas políticas
El Gobierno debe cambiar urgentemente “su trayectoria de defensa a ultranza del ultraliberalismo económico, que promueve, por encima de todo y de todo el mundo, un Estado mínimo” y ha de adoptar medidas “que protejan a la población y a la clase trabajadora contra la pandemia vírica”, dijo el sindicato.
“La imposición a las grandes fortunas, a los beneficios y a los dividendos de las personas ricas y el aumento de los impuestos sobre los bienes inmuebles son medidas urgentes y muy eficaces para combatir la desigualdad y garantizar el bienestar de toda la población, en particular en épocas de crisis como la que estamos viviendo”.
Además, insistió en que se debe ejecutar de inmediato un proyecto aprobado por el Congreso Nacional en el que se prevé un pago de emergencia de 600 reales brasileños (hasta 1200 reales brasileños para madres solteras, es decir, entre 100 y 200 euros) a personas de ingresos bajos durante tres meses.
Manifiesto sindical
El sindicalismo brasileño de la educación propone que se adopten las medidas siguientes para la sociedad de Brasil, en particular para la comunidad educativa:
- Aplicar medidas económicas y educativas diferentes a las que promueve el presidente Bolsonaro, muchas de las cuales contradicen las políticas del Ministerio de Salud de Brasil y de la Organización Mundial de la Salud. Según el sindicato, el presidente se rige exclusivamente por los intereses inmediatos de los directivos de empresas, que no velan por las vidas de la población ni por los derechos de los trabajadores.
- Mantener los salarios (sin reducciones), puestos de trabajo, ingresos y contratos de trabajo tanto en el sector público como en el privado a través de la adopción de políticas de subsistencia decentes para las familias brasileñas, en particular para aquellas pertenecientes a segmentos sociales históricamente marginados por las políticas públicas.
- Adoptar mecanismos económicos que garanticen la compensación de pérdidas a los trabajadores (y no solo a los directivos de empresas), ayuda para microempresarios individuales y un ingreso mínimo universal (digno) para las personas desempleadas, los trabajadores del sector informal y las familias más pobres que han sido excluidas del programa de subsidio familiar nacional desde 2016.
- Gravar a las mayores fortunas de Brasil para financiar las políticas de lucha contra la pandemia y apoyar el futuro proceso de desarrollo social y económico, así como proteger el medio ambiente.
- Defensa absoluta del sistema nacional de salud y de todos sus profesionales; el Gobierno debe aumentar la oferta de pruebas diagnósticas rápidas para la COVID-19 y la cantidad de camas en cuidados intensivos.
- Mantener el cierre total de las escuelas brasileñas para contener la propagación de la COVID-19 y utilizar las escuelas públicas como espacios para prestar servicios en el marco de otras medidas de emergencia de las que son responsables los organismos de salud pública y de asistencia social.
- Defender la vida de las personas en un sentido amplio, garantizando un suministro de alimentos adecuado, especialmente para los estudiantes pobres y sus familias. Las autoridades públicas deben dar prioridad a la adquisición de productos agrícolas para ayudar a este sector.
Más solidaridad y sanidad y educación públicas de calidad
“¡Es sumamente importante empezar a pensar en el futuro!”, instaron los dirigentes de la CNTE. “¡La sociedad exige más políticas públicas y de Estado! ¡Más solidaridad de los gobiernos de diferentes niveles y menos austeridad para la población! Más sanidad, educación, equipos sanitarios y seguridad públicos de calidad. Resumiendo: ¡respeto, especialmente para las personas más pobres y vulnerables!”.