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Photo: GPE/Kelley Lynch
Photo: GPE/Kelley Lynch

En el día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre, pedimos a los gobiernos que ratifiquen de inmediato el Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Este Convenio es el resultado de más de 10 años de movilización y activismo por parte del movimiento sindical internacional. Durante los 16 días de activismo para Acabar con la Violencia de Género (25 de noviembre - 10 de diciembre), sindicalistas docentes involucradas en la erradicación de la violencia dentro y alrededor de los entornos educativos comparten sus historias en primera persona. La siguiente historia es una de esta seria.

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La profesora nació y creció en Addis Abeba. Asistió a la escuela primaria y secundaria en Addis Abeba. Completó su educación secundaria y universitaria con las máximas puntuaciones y con honores. Gracias a sus excelentes logros en la universidad, fue contratada como asistente de cátedra en una de las nuevas universidades ubicadas a 300 km de Addis Abeba. Su historia comienza aquí.

Ella es una docente muy fuerte, segura de sí misma y competente. Mientras enseñaba en la universidad, el vicepresidente académico se le acercó y le dijo que estaba interesado en ella. Por mucho que tratara de decirle que ella no lo estaba, él insistia y comenzó a acosarla. Decia a los demás que deseaba casarse con ella. Y si ella no quería, deseaba que fuera su novia hasta llegar a casarse. Ella respondia con claridad que no estaba interesada en convertirse en su novia o esposa. Le explicó que el motivo, que estaba en la universidad no era para casarse, sino para continuar su educación. El nunca entendió el significado de su negativa “¡NO!”. Por el contrario, el vicepresidente académico siguió acosándola al punto de hacer uso de su posición para movilizar a sus compañeros a fin de obligarla a aceptar la solicitud. Estos la presionaron a través de llamadas y mensajes. Pero como ella mantenía su actitud, los mensajes llegaron a incluir amenazas contra su vida. Sin ceder a presión alguna, continuó con su lucha. Superó el concurso para trabajar para obtener su grado de maestría en una de las universidades del país.

Mientras estudiaba para la maestria, recibió clases para enseñar en el programa de verano impartido en la universidad de donde provenía. Al profesorado que recibe clases para enseñar en este programa, se le otorga una remuneración adicional a su salario regular. Sin embargo, al finalizar su cometido, mientras otros docentes en su misma situación recibían sus salarios, el jefe de la oficina de Administración y Finanzas, intimo amigo y familiar del vicepresidente académico, se los negaba. La situación se tornaba cada vez más difícil para ella ya que los jefes de otros departamentos guardaron silencio por temor a las represalias por defender la verdad. Ella continuó en su lucha por sus derechos en estas condiciones tan insoportables.

Concluyo su grado de maestría, regreso a la universidad e informó de ello al vicepresidente académico, solicitandole la renovación de su contrato y el respectivo aumento salarial. Este envió su solicitud al departamento de finanzas y administración y al departamento de recursos humanos, al tiempo que les instruia verbalmente para que eviten sistemáticamente la atención de la solicitud. Por ende, su solicitud formal fue ignorada y no fue incluida en su expediente personal. Situacion que la obligo a trabajar sin ser remunerada durante muchos meses. En su momento planteó la cuestión a la administración de la universidad, sin obtener solución alguna. Por el contrario, el número de personas que, so pretexto de apoyarla, presionaban y aconsejaban reconsiderar la solicitud del vicepresidente fue en aumento. Algunos incluso le dijeron que si se casaba con un vicepresidente academico alcanzaría un nivel de vida y prestigio difícil de obtener en otras circunstancias. Durante este proceso decide plantear su caso a la Asociación de Docentes de Etiopía, ETA.

Al momento, ETA aún no había establecido su oficina de representación, pues esa universidad en particular era nueva. Por lo que se dirigió a la sede a presentar su caso y las evidencias del mismo,  al  Presidente de ETA en persona. El Presidente planteó el tema al equipo de cambio de la Oficina de Género de ETA, un equipo establecido a través de la iniciativa de IE facilitada por Gender at Work, el equipo entendió cómo una situación de este tipo influye en los esfuerzos realizados a nivel nacional para aumentar la presencia de las mujeres en el ámbito académico, actuando de forma rápida y decidida. La Oficina de Género de ETA envia una carta a la Oficina de Género del Ministerio de Educación exigiendo una solución inmediata al problema. Dada la tardia respuesta del Ministerio, y tras recopilar todas las pruebas del caso escriben una segunda carta dirigida al ministro de Estado y al Ministerio de Educación.

El ministro respondió organizando de inmediato un comité interino con la responsabilidad de investigar la situación y proporcionar recomendaciones para la acción. Sin embargo, el presidente del comité evitó incluir al representante de ETA como uno de sus miembros.  Y se dirigió directamente a la universidad para investigar esta cuestión.

Al momento, se cometieron dos errores de procedimiento debido de la investigación. El primero, el hecho de que la investigación tuvo lugar en ausencia del propio docente, cuyo caso es materia de investigación; y el segundo fue excluir a ETA del proceso. Concluída la investigación, ETA solicitó al Comité interino compartir su informe y sus recomendaciones, pero el jefe del Comité rechazó la solicitud. Dada la gravedad de la situación, ETA decide escribir una carta adicional a la Oficina de Género del Ministerio de Educación. Mientras, el presidente de ETA discutió el asunto con el ministro del Ministerio de Educación y acotó que si el problema no se resolvía de inmediato, ETA lo llevaría ante los tribunales a nombre de su miembro. La víctima fue trasladada a una universidad de su elección y posteriormente decidió obtener su grado final. El vicepresidente académico fue destituído de su cargo. En este sentido, cabe resaltar la seguridad en sí misma y la perseverancia mostrada por la víctima ante los abusos. Sin su férrea voluntad y el apoyo de su familia y de ETA estos abusos habrían pasado desapercibidos.

¿Por qué escribo esta historia?

Actualmente en Etiopia, hay cada vez más mujeres que ingresan a formar parte del personal académico de las universidades e instituciones de educación superior. Estas mujeres jóvenes acceden a las instituciones de enseñanza superior sin contar con información adecuada para hacer frente a este tipo de abusos. No saben a dónde dirigirse, cuándo hacerlo, ni cómo denunciarlos. Me gustaría decirles que sepan que no están solas y que deben denunciar dichos abusos. Tienen que hablar abiertamente de ello y buscar el apoyo de sus estudiantes y sus familias. Las estudiantes y profesoras deben ser conscientes de la necesidad de reunir evidencias y a dónde presentar los casos.

En todas las instituciones y escuelas de enseñanza superior se ha establecido un comité que tiene el objetivo de prevenir la violencia de género. El comité se organizado en base a las “directrices para prevenir la violencia de género en las escuelas”, desarrolladas gracias a la colaboración entre el Ministerio de Educación y representantes de género de ETA. El comité de cada una de las escuelas cuenta con dos representantes de ETA. En las escuelas superiores, trata de medir el “índice de violencia de género” dos veces al año a fin de reunir a docentes, padres, personal de apoyo educativo (PAE) y de este modo a sensibilizarles y llamar su atención sobre la VEBG.

Mi mensaje a la comunidad escolar

Una comunidad escolar incluye a aquellos que participan directa o indirectamente en el proceso educativo. Esta desempeña un papel importante y decisivo en la prevención de la violencia y el establecimiento de un entorno escolar seguro y protegido. Por lo tanto,

  1. Las instituciones educativas: Deben garantizar entornos escolares libres de influencias innecesarias (bares, discotecas, drogas…). Las escuelas deben estar protegidas, con servicios de aseos apropiados, separados y limpios, para el uso libre de las niñas en particular. Debería haber un espacio donde estudiantes puedan jugar, leer, conversar y sentirse libres.
  2. Los padres: Además de comprar el material escolar, tienen la responsabilidad de dialogar libremente con sus hijos. Ser una guia para que sus hijos sepan cómo lidiar con la violencia de género, la presión del grupo, etc. Entenderlos y darles apoyo.
  3. El profesorado: Son los custodios del conocimiento. Los padres confian a sus hijos, por tanto, considerar a estos niños como si fueran uno de sus propios hijos, hermanos y hermanas. Es posible que les guste uno de sus alumnos. Sin embargo, se debe recordar el uso del poder que les otorga suposición y que el abuso del mismo podría resultar muy caro. En  respeto a su profesión, mantenar la disciplina y evitar una vergüenza para la profesión.
  4. Estudiantes: La educación es su futuro, destinada a capacitarles. Reconocer las influencias negativas que perjudican su educación y la consecución de sus objetivos. Al ingresar a la universidad, se encuentran con numerosos retos. La presión de grupo y la adicción afectan a su educación. Concentrarse en sus objetivos, hacer frente a los desafíos que pueden ser un obstáculo para su educación. Ir a la universidad les hace sentirse “libres”, sin estar bajo la mirada de sus padres. Cuidar y evitar algunos riesgos que pueden ser muy caros.
  5. Personal de apoyo: Son esenciales para el logro exitoso de los objetivos del proceso de la enseñanza y el aprendizaje. Evitar usar su posición para invitar a salir a las estudiantes y abusar de ellas. Un estudio de ETA realizado en 2014 muestra que el personal de apoyo  desempeña un papel y de responsabilidad en la prevencion de la VEBG.
  6. Gobierno: El esfuerzo de brindar una educación de calidad accesible a todos es encomiable. Sin embargo, el esfuerzo y la atención para brindar apoyo legal y cobertura a la VEBG no es tan grande, como debería ser. El tiempo que requiere una investigcion, asi como la ausencia de pruebas es mal interpretada por algunos (perpetradores no sancionados por falta de pruebas), que piensan que pueden salirse con la suya. El gobierno debe buscar una solución que ayude a las víctimas a obtener justicia, a su vez incluir la VEBG en la legislación penal.
  7. El sindicato de docentes: Una forma de demostrar que la enseñanza es una profesión sagrada es siendo lo suficientemente profesionales y respetar nuestro código ético. Los y las estudiantes de hoy son el profesorado del mañana. Debemos estimular y apoyar a nuestros miembros para que logren cumplir con los requisitos profesionales. Los sindicatos deben adoptar medidas para aquellos que no respetan el código ético estrictamente.

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El 25 de noviembre de cada año es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Aun hoy, al final del segundo decenio del siglo XXI, el mundo dedica un dia a llamar la atención en el hecho de que la violencia basada en el género, especialmente la violencia experimentada por las mujeres y las niñas, sigue siendo muy frecuente en nuestras sociedades. Las estimaciones mundiales muestran que hasta un 35% de las mujeres han sufrido violencia física y/o violencia sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de personas que no son su pareja durante su vida.

En los últimos años, la magnitud de la violencia, el abuso y el acoso a los que se enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de la vida, en particular en entornos laborales de diferentes sectores, se ha puesto de manifiesto a través de las movilizaciones mundiales de supervivientes y activistas que se han hecho visibles en campañas como #NiunaMenos, #MeToo, , أنا_كمان#, #BalanceTonPorc y #TimesUp. Hasta junio de este año, no existía ningún instrumento internacional que abarcara el alcance de la violencia, el abuso y el acoso en el lugar de trabajo. Tras 10 años de movilización y activismo, el movimiento sindical mundial celebró la adopción de un Convenio histórico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año de su centenario.

El Convenio 190 (C190), y la Recomendación 206(R206) adjunta, sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo es una norma mínima mundial sin precedentes para abordar la violencia y el acoso en la vida laboral. El C190 define la violencia y el acoso como una serie de comportamientos y prácticas inaceptables o amenazas ya sean físicas, psicológicas, sexuales o económicas (Artículo 1a). El Convenio reconoce y define específicamente la violencia y el acoso basados en el género (Artículo 1b), y se aplica tanto al sector formal como al informal, en zonas urbanas y rurales y a todos los sectores. Todos los y las trabajadoras, independientemente de su situación, están protegidas por el C190: trabajadores por contrato, solicitantes de empleo, aprendices, pasantes, aprendices y personas  voluntarias, empleadores y trabajadores cuya relación laboral ha sido rescindida (Artículo 2). Es significativo que, al referirse al "mundo del trabajo", el C190 reconozca que el "trabajo" no se produce únicamente en un "lugar de trabajo" físico; por lo tanto, la protección se extiende a trabajadoras y trabajadores víctimas del ciberacoso y a las situaciones relacionadas con el trabajo, incluidos viajes, las actividades sociales relacionadas con el trabajo (Artículo 3). La violencia y el acoso por parte de terceros, incluidas clientes, clientes, pacientes o miembros del público, también están cubiertos por el C190 (artículo 4). La Convención defiende el principio de "no dejar a nadie atrás" al afirmar que las trabajadoras y personas de grupos vulnerables que estan afectados de manera desproporcionada a ser objeto de violencia y acoso en el mundo del trabajo deben estar protegidas por leyes, reglamentos y políticas que garanticen el derecho a la igualdad y la no discriminación en el empleo y la ocupación (Artículo 6).

La promesa del C190 para el profesorado y el personal de apoyo a la educación es doble: aborda tanto la violación del derecho de todo estudiante a una educación de calidad como el derecho de las y los trabajadores de la educación a un entorno de trabajo decente y seguro. La Internacional de la Educación y sus organizaciones miembros han estado trabajando para erradicar la violencia dentro y alrededor de los entornos educativos, especialmente en varios países africanos desde 2016.

Durante los 16 Días de Activismo para Acabar con la Violencia de Género, que se extienden hasta el Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, presentaremos una serie de historias escritas por sindicalistas de la educación  involucradas en este trabajo; sus historias revelan de manera conmovedora el rostro humano y el costo de la violencia y el acoso en los entornos educativos desde la perspectiva del  estudiantado y el profesorado por igual. Las historias también muestran el impacto positivo que la acción de los sindicatos de la educación puede tener en la lucha para poner fin a la violencia de género y al acoso dentro y alrededor de los entornos educativos.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.