En el día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre, pedimos a los gobiernos que ratifiquen de inmediato el Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Este Convenio es el resultado de más de 10 años de movilización y activismo por parte del movimiento sindical internacional. Durante los 16 días de activismo para Acabar con la Violencia de Género (25 de noviembre - 10 de diciembre), sindicalistas docentes involucradas en la erradicación de la violencia dentro y alrededor de los entornos educativos comparten sus historias en primera persona. La siguiente historia es una de esta seria.
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Esa mañan Afare se despertó muy alegre. Silbaba mientras se bañaba en un baño que ahora llamaría suyo, sin compartirlo con otra persona. Los había compartido toda su vida. En la casa, donde creció, compartían el mismo baño: su padre, su madre y sus cuatro hermanos. Asistió a escuelas diurnas de primaria y secundaria, por lo que nunca tuvo la oportunidad de ver otro baño. Estos de la escuela de magisterio siempre estaban ocupados, sobre todo temprano por la mañana y por la noche. En ocasiones los turnos de espera eran entretenidas con las historias contadas por estudiantes.
“De cualquier modo, todo eso habia pasado", recordó Afare, mientras sonreía interiormente. "Ahora soy una profesora cualificada, lista para mi primer día en la escuela, Mwalimu Afare, como todos me llamarían pronto".,
Tras vestirse con una blusa blanca, que había reservado para esta ocasión, y mostrar al mundo que se había unido a la noble profesión, donde ni siquiera el escaso salario le impediría obtener la recompensa que esperaba a todo docente en el cielo.
A las 8 de la manana, estaba en la oficina del director. Llamó a la puerta y entró al oír las palabras: "Entra". El director sentado detrás de su escritorio la miró por encima del borde de sus gafas.
"Buenos días, señor", dijo Afare alegremente. "Soy Mwalimu Afare."
"Buenos días, Mwalimu", respondió el director levantandose y volverse hacia el gabinete que estaba detrás de él. Luego, mirando por encima del hombro, preguntó;
"¿Cuál es tu materia de nuevo?"
"Geografía señor", contestó Afare.
El director dió la vuelta y le dijo mientras le hacia entrega del documento: "Vas a enseñar a Senior Dos y este es el programa de estudios". El director sacó un formulario y le dijo a Afare.
"Esto es para el horario. El horario general esta en la sala de profesores. Pregunte a quienquiera que esté allí para que le ayude a extraer el suyo. Esta mañana, tengo una reunión en la oficina de educación de la ciudad. Buena suerte."
Afare dijo gracias y procedió a buscar la sala de profesores. La encontró, pero no había nadie. Miró alrededor de la sala y ubicó el horario general. Escudriñó el horario para ver qué hay en su clase. Descubrió que tenía una clase de Geografía en S.2 y que ya habían pasado diez minutos.
Afare no se sentía desanimada por la tibia recepción recibida por el director y era optimista de que las cosas mejorarían cuando se encontrara con sus colegas. Incluso había oído que, como maestra, pertenecería a una familia, el sindicato de maestros, que se ocuparía de su bienestar y necesidades profesionales. Habría tiempo suficiente para descubrirlo todo, incluída la oficina de educación. Camino a su clase de geografía, "Disculpe", dijo a un estudiante que andaba por aquí. "¿Dónde está Senior Two?" "Allí, es la segunda puerta de ese bloque", le respondió sin volver la mirada.
Afare se dirigia al aula sin pensar por qué el alumno no la había mirado o ni la había llamado "señorita". De hecho, Afare podría haber pasado por la edad del estudiante. A Afare no se le ocurrió que no era mucho mayor que los estudiantes de su clase.
Afare era probablemente demasiada ingenua como para darse cuenta de que no había tenido una orientación de la vida escolar significativa. El director, ni la llamó por su nombre, ni recordó su materia de enseñanza. Ni le había hecho referencia de un jefe de geografía, ni de ningún otro profesor de la clase, a quien estaba por conocer. No tenía ni idea de los temas tratados en la clase ni en qué parte del programa de estudios debía comenzar. Tambien desconocia si alguien debería haberle dado la orientación adecuada. Afare estaba lejos de saber que una representante de la escuela o un delegado de un sindicato podía ser un punto de partida o aterrizaje para asentarse en la complejidad de las comunidades escolares.
Afare podría haberlo sabido mejor, hasta que se encontró con lo que se suponía era el momento de sus sueños, en su clase, por primera vez como "Mwalimu".
Mwalimu Afare levantó los hombros, levantó la barbilla y plantó una sonrisa en preparación para conocer a su clase. El saludo que había ensayado unas cuantas veces le vino a la mente: "Buenos días, clase. Soy Mwalimu Afare. Les enseñaré geografía y me alegro de conocerles".
Dió el paso final, abrió la puerta para ingresar al Aula S.2. La escena que la recibió fue más de lo que había esperado. Un niño estaba acostado sobre una niña, ella visiblemente desesperada, simulando en un acto sexual mientras otros niños animaban. Algunos niños estaban encaramados sobre sus escritorios riéndose a carcajadas. Mientras en un rincón el grupo de niñas se abrazaba temeroso, siendo la burla de algunos niños.
Afare estaba consternada. Su corazon palpitaba con fuerza mientras la ira se acumulaba en su interior. Reunió todo lo que pudo y gritó:'¡Alto! ¿Qué crees que estás haciendo?"
La habitación parecía haberse detenido por completo. En ese momento se podría haber oído la caida un alfiler. Luego, lentamente, una película se desplegaba ante los ojos de Afare. Como en cámara lenta, las cabeza y los ojos de los niños se tornaron hacia la persona intrusa. Como en los retratos, los ojos de la niña permanecieron abiertos de par en par y fijos en Afare. Afare misma parecía una estatua con la boca abierta, sus palabras congeladas en su interior.
Lo que sucedió sólo pudo saberse horas más tarde, Afare inconsciente fue conducida al hospital. Un aluvión de zapatos, bolsos, bolígrafos, juegos, lo que encontraran, le fue lanzado contra ella. Una multitud de estudiantes salvajes, fuertes pasos, gritos, golpes, golpes, respiración fuerte, invadian intermitentemente su mente en su cama de hospital donde ella apenas era capaz de mover su cuerpo. Sus ojos hinchados, medio cerrados y el pie vendado relatan el resto de la historia.
Lo destaca esta historia, muchas maestras no están suficientmente preparadas como profesionales jóvenes para las realidades de la violencia basada en el género relacionada con la escuela, con riesgo de convertirse en víctimas de dicha violencia. La violencia sexual y de género han sido temas de debate de las organizaciones afiliadas a la Internacional de la Educación, y de su Oficina Regional de África. La ampliación y el incremento de la cobertura de los sindicatos en África pueden garantizar que a las jóvenes docentes, que como Afare, se incorporan a la profesión docente estén debidamente equipadas para poner fin a la violencia basada en el género relacionada con la escuela.
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El 25 de noviembre de cada año es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Aun hoy, al final del segundo decenio del siglo XXI, el mundo dedica un dia a llamar la atención en el hecho de que la violencia basada en el género, especialmente la violencia experimentada por las mujeres y las niñas, sigue siendo muy frecuente en nuestras sociedades. Las estimaciones mundiales muestran que hasta un 35% de las mujeres han sufrido violencia física y/o violencia sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de personas que no son su pareja durante su vida.
En los últimos años, la magnitud de la violencia, el abuso y el acoso a los que se enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de la vida, en particular en entornos laborales de diferentes sectores, se ha puesto de manifiesto a través de las movilizaciones mundiales de supervivientes y activistas que se han hecho visibles en campañas como #NiunaMenos, #MeToo, , أنا_كمان#, #BalanceTonPorc y #TimesUp. Hasta junio de este año, no existía ningún instrumento internacional que abarcara el alcance de la violencia, el abuso y el acoso en el lugar de trabajo. Tras 10 años de movilización y activismo, el movimiento sindical mundial celebró la adopción de un Convenio histórico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año de su centenario.
El Convenio 190 (C190), y la Recomendación 206(R206) adjunta, sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo es una norma mínima mundial sin precedentes para abordar la violencia y el acoso en la vida laboral. El C190 define la violencia y el acoso como una serie de comportamientos y prácticas inaceptables o amenazas ya sean físicas, psicológicas, sexuales o económicas (Artículo 1a). El Convenio reconoce y define específicamente la violencia y el acoso basados en el género (Artículo 1b), y se aplica tanto al sector formal como al informal, en zonas urbanas y rurales y a todos los sectores. Todos los y las trabajadoras, independientemente de su situación, están protegidas por el C190: trabajadores por contrato, solicitantes de empleo, aprendices, pasantes, aprendices y personas voluntarias, empleadores y trabajadores cuya relación laboral ha sido rescindida (Artículo 2). Es significativo que, al referirse al "mundo del trabajo", el C190 reconozca que el "trabajo" no se produce únicamente en un "lugar de trabajo" físico; por lo tanto, la protección se extiende a trabajadoras y trabajadores víctimas del ciberacoso y a las situaciones relacionadas con el trabajo, incluidos viajes, las actividades sociales relacionadas con el trabajo (Artículo 3). La violencia y el acoso por parte de terceros, incluidas clientes, clientes, pacientes o miembros del público, también están cubiertos por el C190 (artículo 4). La Convención defiende el principio de "no dejar a nadie atrás" al afirmar que las trabajadoras y personas de grupos vulnerables que estan afectados de manera desproporcionada a ser objeto de violencia y acoso en el mundo del trabajo deben estar protegidas por leyes, reglamentos y políticas que garanticen el derecho a la igualdad y la no discriminación en el empleo y la ocupación (Artículo 6).
La promesa del C190 para el profesorado y el personal de apoyo a la educación es doble: aborda tanto la violación del derecho de todo estudiante a una educación de calidad como el derecho de las y los trabajadores de la educación a un entorno de trabajo decente y seguro. La Internacional de la Educación y sus organizaciones miembros han estado trabajando para erradicar la violencia dentro y alrededor de los entornos educativos, especialmente en varios países africanos desde 2016.
Durante los 16 Días de Activismo para Acabar con la Violencia de Género, que se extienden hasta el Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, presentaremos una serie de historias escritas por sindicalistas de la educación involucradas en este trabajo; sus historias revelan de manera conmovedora el rostro humano y el costo de la violencia y el acoso en los entornos educativos desde la perspectiva del estudiantado y el profesorado por igual. Las historias también muestran el impacto positivo que la acción de los sindicatos de la educación puede tener en la lucha para poner fin a la violencia de género y al acoso dentro y alrededor de los entornos educativos.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.