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Inclusión y movilidad en la educación superior: un largo camino por recorrer

publicado 13 noviembre 2019 actualizado 5 diciembre 2019
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En la Conferencia General de la UNESCO de hoy, la IE instó a los ministros a que emprendan acciones para hacer la educación superior más inclusiva.

Entre el 12 y el 27 de noviembre de 2019, la Conferencia General de la UNESCO está acogiendo delegaciones de 193 países para tomar decisiones sobre algunas de las cuestiones más apremiantes de la actualidad. El evento se prolongará durante dos semanas e incluirá seis comisiones, cuatro comités y cerca de 25 eventos paralelos en los que participarán Jefes de Estado y más de 150 ministros.

La educación ocupa un lugar destacado en la agenda, con el comité de Dirección 2030, que tuvo lugar los días 11 y 12 de noviembre, diversas cuestiones educativas clave abordadas por la Comisión de Educación (un encuentro de alto nivel dedicado a la inclusión de la movilidad en la educación superior) y una sesión especial el sábado 16, dedicada al lanzamiento de una red mundial sobre normas profesionales para la docencia, organizada conjuntamente por la Internacional de la Educación (IE) y la UNESCO.

Inclusión y movilidad en la educación superior: un largo camino por recorrer

Este encuentro de alto nivel sobre inclusión y movilidad en la educación superior tiene por objetivo visibilizar y reforzar el papel que debe desempeñar la comunidad de la educación superior ante los principales desafíos y oportunidades recogidos en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Más concretamente, en la sesión se debatió el Convenio mundial sobre reconocimiento de cualificaciones relativas a la Educación Superior, cuya adopción está prevista para la Conferencia General de este año.

Haldis Holst, Secretaria General Adjunta de la IE, compartió la perspectiva de los docentes con los ministros y otras partes interesadas durante su discurso de apertura. Holst hizo hincapié en que los docentes son grandes abanderados de la inclusión y la movilidad en la educación y señaló algunas de las principales cuestiones que deberían abordarse si se pretendía alcanzar el objetivo de Educación 2030 de «no dejar a nadie atrás».

  • La educación debe ser verdaderamente inclusiva: debe ser accesible y segura para todos los grupos, incluyendo a niñas, minorías, discapacitados y marginados;
  • Al garantizar una educación superior de calidad se estará permitiendo el acceso a unos términos y condiciones de empleo adecuados, así como derechos profesionales, de conformidad con lo dispuesto en la Recomendación de la OIT de 1997 relativa a la enseñanza superior. Los gobiernos deberían atajar el empleo precario en este sector y garantizar que tanto académicos como investigadores disfrutan de contratos permanentes e indefinidos. Holst incidió en la necesidad de proteger y promover la libertad académica y la autonomía profesional, permitiendo a académicos e investigadores desempeñar sus labores sin interferencias.
  • La movilidad en la educación superior no debe transformarse en un mercado. Debe ser accesible para todos, no solo para un puñado de privilegiados. Los gobiernos deben prestar especial atención a la explotación de estudiantes internacionales y al cobro de tasas exorbitantes por parte de agencias de contratación e instituciones de educación superior.