El área de Autonomía y Rendición de cuentas de las Escuelas en el SABER defiende que un modelo de círculo cerrado de autonomía, evaluación y rendición de cuentas genera mejores resultados educativos. Este texto critica varios de los supuestos fundamentales en los que se basa este modelo y propone formas alternativas de entender la rendición de cuentas.
Esta entrada del blog, que continua la línea de la crítica general previa del Enfoque sistemático para conseguir mejores resultados en la educación (SABER, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial, se centra en el ámbito de la Autonomía y Rendición de cuentas de las Escuelas (en inglés, SAA). La inclusión de la SAA en el SABER no debería sorprendernos dado el gran esfuerzo que ha mostrado el Banco Mundial a la hora de fomentar ciertas versiones de descentralización y rendición de cuentas en la educación desde hace más de una década. Al igual que ocurre en otros campos, la SAA del SABER encuentra su fundamento en una base selectiva de pruebas (muchas de ellas financiadas por el propio Banco) que promueven cinco objetivos en cuanto a políticas: (1) aumentar el nivel de autonomía en la planificación y administración del presupuesto escolar; (2) incrementar el nivel de autonomía en la gestión del personal; (3) aumentar las responsabilidades de los asesores escolares en la dirección del centro; (4) reforzar la evaluación del centro educativo y de los estudiantes; (5) exigir una rendición de cuentas más amplia a las partes implicadas.
Estos cinco objetivos relativos a políticas están vinculados conceptualmente por su preferencia por un modelo de ruta corta hacia la rendición de cuentas (figura 1). Nos referimos a un argumento del Banco que se remonta al “Informe sobre el desarrollo mundial 2014: Servicios para los pobres - Panorama general” del Banco. En este documento se defiende que, antiguamente, los ciudadanos solo podían exigir la rendición de cuentas al sector público a través de una ruta larga en la que votaban a los representantes o políticas que preferían. Por el contrario, el cambio a una ruta corta hacia la rendición de cuentas permite a la gente asumir el control directo sobre la provisión de los servicios, según el supuesto de que un enfoque basado en el mercado que permita a los consumidores una interacción e influencia más directas provocaría que los proveedores de servicios (escuelas y docentes en este caso) fueran más receptivos ante las necesidades de los clientes (es decir, padres y alumnos). Si aplicamos este sistema a la educación, la ruta corta hacia la rendición de cuentas se usa para fomentar una mayor descentralización y autonomía escolar, sobre todo a través de un modelo de gestión basado en el centro escolar (SBM, en inglés).
Figura 1. Ruta larga y corta hacia la rendición de cuentas (Artículo sobre el Marco SAA, pág. 5)
No obstante, el SABER también reconoce que la descentralización por sí sola no es suficiente: la autonomía requiere una evaluación para garantizar la rendición de cuentas (modelo de círculo cerrado 3A; véase la figura 2). Es decir, para garantizar que los agentes implicados en este sistema educativo descentralizado sigansiendo responsables ante los demás, el Banco considera que necesitan disponer de información constante obtenida de la evaluación de los resultados de la escuela y los estudiantes para ayudar a los asesores escolares locales a tomar decisiones sobre presupuesto, personal y pedagogía. Obviamente, se trata del modelo de “responsabilidad basada en la evaluación”, que ha derivado en resultados desastrosos en numerosos lugares del mundo (léanse otras entradas de blogs aquí, aquí y aquí).Gracias a estos ejemplos, sabemos que el enfoque de SAA del SABER en el que “se exigen responsabilidades” con puntuaciones de pruebas y ese fuerte trasfondo que culpabilizaal docente puede generar intereses nocivos para conseguir un aumento a corto plazo de los resultados de las notas de las pruebas en lugar de perseguir resultados educativos a largo plazo y un beneficio público.
Figura 2. Modelo de círculo cerrado 3A de la SAA: Autonomía – Evaluación – Rendición de cuentas (Artículo sobre el Marco SAA, pág. 7)
De hecho, los y las docentes siguen siendo chivos expiatorios y objetos de regulación en este dominio de la SAA. Por ejemplo, según un indicador político, “La autonomía en la designación de docentes y las decisiones de implementación”, un sistema educativo “avanzado” debería respetar los criterios siguientes: “Las escuelas (directores, asesores, asociaciones de padres y madres, etc.) tienen autoridad legal para elegir a los docentes. Los acuerdos de servicios sindicales y civiles pueden regular o no estas designaciones”. Este es otro ejemplo de sesgo ideológico del SABER y una muestra de cómo contribuye a la sólida presión del Banco Mundial para luchar contra el poder sindical de los profesores y desprofesionalizar a los docentes.
¿Contar con más información sobre la calidad escolar y los resultados de los estudiantes es suficiente para conseguir mejoras educativas? Hablamos de una quimera que no tiene en cuenta la complejidad de las relaciones, las luchas por el poder y las agendas políticas siempre presentes en los centros docentes y la educación. La información, tanto si procede de los exámenes como de la evaluación docente, es solo uno de los múltiples factores que influyen en la forma de actuar y relacionarse de las distintas partes implicadas en la educación. La SAA del SABER no reconoce esta afirmación. La única referencia al término “poder” que incluyemenciona el “poder del cliente”, ignorando así el impacto potencial del “poder del proveedor” y el “poder del estado”. Tampoco reconoce que la propia “sociedad civil” puede estar fragmentada en diferentes grupos de poder. Una versión técnica y apolítica de la rendición de cuentas como la del SABER únicamente socava responsabilidades mientras utiliza las relaciones económicas para reemplazar a las políticas y reducir así el espacio para los padres y madres, estudiantes, docentes y otros actores sociales que sí que participan en debates públicos sobre la educación. Por este motivo, algunas voces del propio Banco Mundial han cambiado de postura a lo largo de los años y reconocen ahora que, para que la ruta corta funcione, la ruta larga de responsabilidad política y democrática también debe ser efectiva. Para ello, se necesita un entorno normativo fuerte y la capacidad estatal de intervenir cuando las cosas se desmoronan.
La rendición de cuentas no tiene que conceptualizarse de esta forma tan limitada y centrada en el castigo. Ante todo, la responsabilidad tiene más que ver con las relaciones sociales entre las diferentes partes implicadas en el sistema educativo, y puede basarse en la confianza en lugar de en las evaluaciones, la culpa y el castigo.
¿A quién se considera entonces responsable según la SAA del SABER? Desde el punto de vista de los indicadores políticos, sobre todo a los docentes (y, como reconoce el marco, ¡solo a los de escuelas públicas!). Pero los sistemas educativos son ecosistemas complejos con distintos agentes, y todas estas partes implicadas deberían considerarse responsables. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de 2017/2018 propone un tratamiento mucho más razonable de la rendición de cuentas que el SABER. No se centra únicamente en escuelas y docentes sino en todos los implicados en la educación, incluidos el gobierno, los docentes, padres y madres, estudiantes, agentes del sector privado y organizaciones internacionales. Destaca el hecho de que en la SAA del SABER no se mencione la necesidad de establecer mecanismos de rendición de cuentas para las organizaciones internacionales, agentes privados con ánimo de lucro y, lo que es aún más incomprensible, miembros del gobierno de todos los niveles. Probablemente, la descentralización y el cambio de la rendición de cuentas de funcionarios del gobierno a agentes descentralizados ofrezca una oportunidad a quienes están en posiciones de mayor poder para eludir sus propias responsabilidades, así como la necesidad de que ellos mismos asuman responsabilidades.
Dado que el Banco Mundial es una de las organizaciones internacionales con mayor influencia en el sector educativo, me gustaría concluir con una pregunta: ¿Quién está exigiendo responsabilidades al Banco y a su herramienta SABER?
Hang M. Le (Lê Minh Hằng) cursa un doctorado sobre políticas educativas internacionales en la Universidad de Maryland (College Park). Entre sus intereses están la cooperación Sur-Sur,el cuestionamiento de ideas sobre prácticas recomendadas y el transnacionalismo.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.