Tras terminar con buenas notas mis estudios universitarios, tuve la oportunidad de hacer el servicio nacional: un servicio obligatorio de un año para los/las estudiantes ghaneses/as que se gradúan en instituciones oficiales de enseñanza superior cuyo objetivo es hacer frente a la fuga de cerebros y el desempleo; de esta manera se garantiza que diferentes sectores clave cuenten con los recursos adecuados. Hice el servicio en la asamblea del distrito central de Amansie, en la región de Ashanti. Se trata de la oficina que representa la autoridad política y administrativa de mayor nivel del distrito y ofrece orientación y dirección y supervisa al resto de autoridades administrativas del distrito: se pueden imaginar mi alegría. Se acercaba gradualmente el final del servicio y no parecía que la asamblea fuera a contratarme. Había enviado docenas de solicitudes de trabajo y copias de mi currículum a todas partes, pero no había recibido ninguna respuesta favorable. Afortunadamente, primero me llamó una ONG, la cual me ofreció un contrato de ocho meses con un salario mensual de 400 dólares estadounidenses sujeto a renovación siempre y cuando el proyecto estuviera en marcha o continuara; después me llamó el Servicio de Educación para ofrecerme un puesto con un salario de 250 dólares al mes. La pregunta era, ¿cuál de los dos aceptaría?
Muchos/as trabajadores/as con diplomas universitarios del sector de la educación en esta parte del mundo se enfrentan al reto de tener que conformarse con un trabajo por ser la opción “menos mala”.El desempleo ha sido, y todavía es, un problema de desarrollo importante y, en Ghana, las tasas todavía son bastante elevadas, especialmente entre los/las jóvenes, que constituyen el sector activo de nuestra población. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el desempleo juvenil como el porcentaje de la fuerza de trabajo con edades comprendidas entre 15 y 24 años sin empleo, pero que es capaz o está disponible para trabajar y busca empleo. El desempleo juvenil en Ghana ascendía a 13,7% en 2018 [1].
Yo diría que mi decisión de comenzar a trabajar en el sector de la educación se debió en gran parte a la seguridad que acompañaba al puesto, ya que no podía saber con seguridad si la oferta de la ONG terminaría o continuaría después de los ocho meses iniciales. La labor de los/las trabajadores/as del sector de la educación afecta a diversos departamentos y es fundamental para la enseñanza y el aprendizaje por lo que no debería darse por sentado. Sin embargo, esto es lo que ocurre en esta parte del mundo: los/las trabajadores/as de la educación son considerados mero personal de apoyo y son menospreciados. Varios ejemplos indican que el Gobierno no valora el trabajo de estos/as trabajadores/as y, por consiguiente, se les priva constantemente de mejores condiciones de trabajo e incluso de algunas prestaciones básicas, ya que no se considera que su trabajo sea fundamental para la enseñanza y el aprendizaje.
Como auxiliar administrativo en St. Martins’ Senior High School, me encargo de todos los correos electrónicos y la correspondencia para la escuela, superviso al personal no docente y reviso periódicamente los procedimientos internos para aumentar la eficacia. Entre mis funciones también figura desempeñar tareas de recursos humanos. Nuestro sistema educativo se centra principalmente en el personal docente y desatiende las necesidades del personal no docente. Un ejemplo claro es que unas ocho categorías de personal no docente no reciben algunas prestaciones destinadas a motivar a los/las trabajadores/as que el personal docente sí recibe.
Además, el salario de un auxiliar administrativo en una escuela no es nada del otro mundo si se compara con el de personal del mismo nivel en otra institución no educativa. De hecho, existe una gran diferencia, la cual disuadiría a cualquier licenciado/a de elegir trabajar en el sector educativo como primera opción. Estos retos y otros han sido debidamente recogidos por el sindicato para pedir al Gobierno que los aborde.
Esta discriminación y marginación, el afán de cambio, las ganas de ser escuchado y la búsqueda de justicia para los/las trabajadores/as de la educación me empujaron a tomar la decisión de participar activamente en el sindicato (Teachers and Educational Workers’ Union, TEWU). Mi amor por las políticas y las prácticas de los sindicatos, en particular aquellos dedicados a proteger y promover los derechos de los/las trabajadores/as de la educación, me llevaron a luchar para lograr mejores condiciones de trabajo para nuestros/as afiliados/as y los/las trabajadores/as en general. Formar parte de esta gran familia (TEWU) siempre despierta sentimientos especiales. La labor dedicada para que los/las trabajadores/as de la educación logren lo que les corresponde y mejores condiciones de trabajo siempre nos da fuerza. La fuerza para avanzar con determinación, para presionar y empujar más, para ver a cada afiliado/a sonriendo y feliz… es lo que hace que continuemos.
Los/las trabajadores/as de la educación han recorrido un camino muy largo. Han sido el pilar de todas las instituciones educativas y, sin embargo, son los/las trabajadores/as menos valorados/as. A menudo no se les respeta como merecen. Para corregir este fenómeno necesitamos la unión y el trabajo de equipo. Como suele decirse, “en la unidad está la fuerza”. Los/las trabajadores/as de la educación deberían respaldar a sus dirigentes sindicales y perseverar si queremos ser escuchados y lograr lo que deseamos.
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El tema del Día Mundial de los Docentes de 2019 es "Los jóvenes docentes: El futuro de la profesión". Para celebrar la ocasión, estamos lanzando una mini-serie de blogs que presentan las voces y experiencias de los jóvenes profesores y del personal de apoyo a la educación. Esta es una oportunidad de escuchar directamente a los jóvenes profesionales de la educación y a los jóvenes sindicalistas y descubrir sus historias: qué los atrajo a la profesión, los desafíos a los que se enfrentan y sus planes para el futuro.
Si eres un joven profesor o personal de apoyo a la educación, o si te has incorporado recientemente a la profesión, no dudes en contribuir a la serie y hacer que se escuche tu voz. Por favor, póngase en contacto con Sonia en Sonia.grigt@ei-ie.org.
[1] Fuente: https://datos.bancomundial.org/indicador/SL.UEM.1524.ZS?locations=GH
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