El Banco Mundial acaba de publicar su Informe sobre el Desarrollo Mundial 2019. A pesar de que ha mejorado ligeramente con respecto de las versiones anteriores, el enfoque sigue siendo el mismo.
La Confederación Sindical Internacional ha publicado una respuesta al informe que pone de manifiesto los principales ámbitos para los cuales este último oculta los problemas existentes y en su lugar repite recomendaciones poco creíbles para elaborar políticas sociales y de desregularización destructivas.
A diferencia del FMI y la OCDE, el Banco Mundial se resiste a entender que la exacerbación de las desigualdades tiene consecuencias negativas tanto en la economía como en la sociedad. A pesar de que reconoce la necesidad de aumentar la financiación pública, recomienda medidas fiscales regresivas. Además, su visitón del futuro del trabajo, uno de los temas principales del informe, consiste en aceptar pasivamente las necesidades de las grandes empresas del ámbito de las TIC y del resto del sector privado. Esta pasividad no representa en absoluto la calidad y la seriedad del trabajo que realizan en este ámbito la OIT y otras organizaciones.
La Internacional de la Educación comparte las dudas publicadas por la CSI. El 19 de septiembre, el Secretario General de la IE, David Edwards, envió una carta abierta al Presidente del Banco Mundial, Jim Kim. Desgraciadamente, no se ha abordado ninguno de los problemas planteados. Edwards sostiene que:
«Si tenemos en cuenta que los objetivos fijados por el Banco Mundial son erradicar la pobreza y repartir la prosperidad, las carencias del informe son palpables... Por ejemplo, a pesar de hacer múltiples referencias al capital humano, en ningún momento se mencionan los «derechos humanos». Asimismo, el informe hace referencia al «capital social» pero no menciona en ninguna ocasión la «justicia social». El progreso individual se menciona en muchas ocasiones pero no la solidaridad ni el progreso colectivo. Por último, el documento no hace ni una sola alusión a la democracia. Lamentablemente, estos conceptos tampoco se aprecian en la manera en que el Banco Mundial percibe el mundo ni en sus recomendaciones para el futuro».
En lo que respecta a la educación, todavía considera a los/as estudiantes como factores de producción moldeados en la escuela para servir a la economía mundial.
La Internacional de la Educación comparte plenamente la conclusión de la Confederación Sindical Internacional y la oficina de los Sindicatos Mundiales en Washington DC, que estima que el informe “es un intento fallido que pretende negar la existencia de problemas como la exacerbación de las desigualdades. Sostiene un programa simplista de reducción de impuestos y regulación de las empresas que en algunoscasos incluso contradice las propias conclusiones del informe. Además, ni siquiera tiene en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Por tanto, el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2019 no puede ser aceptado como una contribución seria al debatesobre el futuro del trabajo».