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Internacional de la educación
Internacional de la educación

Los sindicatos de docentes contribuyen a mejorar la calidad de la educación

La mayor falacia respecto a los sindicatos de docentes es decir que ahí donde existen impiden que se incrementen los estándares de calidad de la educación. Durante la última década, si no más, muchos sistemas educativos nacionales han considerado los informes PISA de la OCDE como una especie de boletín de control respecto a la calidad de la educación en sus respectivos países.

Se ha escrito mucho en relación con estos estudios multinacionales; no obstante, algunos puntos importantes de dichos estudios no han tenido amplia difusión. Para empezar, en prácticamente todos los países donde se obtienen buenos resultados, la educación es pública.

En segundo lugar, hay organizaciones de docentes fuertes e independientes en la mayoría de los países mejor situados. Otro punto a tener en cuenta es que Chile, que tuvo en su momento un sistema nacional de educación pública que sirvió como modelo de calidad en América Latina, se sitúa ahora entre los países peor clasificados de entre los que participan en los estudios de la OCDE.

A finales de los años 80, Chile adoptó un sistema nacional de créditos educativos, que supuso una substancial transferencia de fondos públicos a escuelas privadas, socavando su sistema de educación pública.

PISA y otras comparaciones internacionales sobre resultados educativos, han sido considerados de utilidad para los países con peores resultados que buscaban modelos eficaces de sistemas educativos en aquellos países con mejores puntuaciones.

El éxito de Finlandia en los resultados de PISA ha creado una industria virtual de viajes de responsables extranjeros de educación para comprobar qué es lo que la hace que la educación tenga tanto éxito en aquel país. El problema estriba en que los sistemas educativos en los países mejor situados varían enormemente.

Por ejemplo, en Finlandia no hay un programa rígido y los estudiantes realizan muy pocos exámenes. Por otro lado, en Singapur se pone considerable énfasis en la realización de exámenes y la evaluación del rendimiento de los docentes.

En cualquier caso, lo que comparten los sistemas educativos tanto de Finlandia como de Singapur, así como de otros países bien clasificados en PISA, es una cultura nacional donde los docentes y la educación pública están altamente valorados por la opinión pública en general.

La IE seguirá haciendo hincapié en el valor de los educadores en el mundo. Continuaremos además poniendo énfasis durante el Día Mundial de los Docentes, así como a lo largo del año, en que las organizaciones de la educación son agentes importantes en cualquier sistema educativo efectivo. Debemos subrayar cómo pueden contribuir a modelar una profesión que debe seguir atrayendo y reteniendo a “los mejores y los más brillantes” como educadores.

Apoyo a los docentes y a los sindicatos de la educación

El tema del Día Mundial de los Docentes este año es “Apoya a tus Docentes”. En vista de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día, quizás debería ampliarse para convertirlo en “Apoya a tus Docentes y a los Sindicatos de la Educación”. El objetivo original del Día Mundial de los Docentes era poner de relieve la contribución de los docentes a la educación.

Si analizamos algunos ejemplos de cómo se celebra el Día Mundial de los Docentes en todo el mundo – incluso por parte de la IE – veremos que apenas se menciona el papel de las organizaciones de docentes. La IE siempre ha dirigido las actividades del Día Mundial de los Docentes hacia el importante papel que tienen los profesores individuales.

Quizás ahora ha llegado el momento de centrarse en el papel de las organizaciones de docentes para desarrollar la profesión y mejorar la educación en general, desbancando algunos de los mitos sobre los sindicatos y la educación.

Sindicatos de docentes debilitados para forzar reformas educativas perjudiciales

Parte del atractivo de las iniciativas sobre ‘reforma’ educativa es que pueden debilitar los sindicatos de educadores y, en muchos casos, convertirse en un medio discreto para recortar los costos educativos del Gobierno.

Por ejemplo, la propuesta de que los Gobiernos concediesen a los estudiantes créditos, conocidos como “cheques escolares” en EE.UU., para permitirles pagar parte de sus estudios en una escuela pública o privada, resulta atractiva para los responsables de educación, puesto que el valor de estos “cheques” era generalmente inferior al costo por alumno en las escuelas públicas.

Otro ejemplo es el sistema de alentar a los jóvenes graduados a trabajar como docentes durante un año o dos, antes de iniciar su carrera en otra profesión mejor remunerada.

Algunos reformadores de la educación aducen que estos ‘voluntarios de las aulas’ son beneficiosos para la educación debido a que los profesores más jóvenes son, en cierta medida, mejores ya que tienen mayor energía y entusiasmo en el trabajo que otros docentes más experimentados.

Resulta conveniente para los responsables educativos popularizar esta idea, aunque sea por otro motivo adicional. En resumidas cuentas, estos y estas docentes en su primer o segundo año de experiencia laboral resultan más baratos que otros con cinco, diez, quince o más años de servicio.

Sindicatos de docentes convertidos en chivos expiatorios

A menudo, cuando los sindicatos docentes se oponen a estos sistemas, que socavan la seguridad en el empleo para los educadores, entre otras cosas, se los acusa de bloquear la ‘reforma’ educativa, simplemente porque intentan proteger la seguridad en el empleo de sus afiliados.

La cuestión a la que los reformistas de la educación todavía no han respondido es ¿Cómo pretenden atraer a docentes bien preparados y de calidad – elemento esencial para el establecimiento de sistemas educativos de calidad y de primer orden – a una carrera donde los salarios son bajos y se ofrece muy poca o ninguna seguridad laboral?

No cabe duda de que el objetivo central de la mayor parte de las organizaciones de docentes es promover y proteger los intereses de sus miembros. Es el objetivo central de prácticamente todos los sindicatos y asociaciones profesionales.

Pero además de proteger a los afiliados individuales, la mayoría de los buenos sindicatos y asociaciones profesionales son además conscientes de la necesidad de proteger su ‘industria’. Los sindicatos de la educación han reconocido la necesidad de mejorar las escuelas y protegerlas de las presiones de la actual crisis económica.

En muchos países, han aceptado que se congelen salarios y se introduzcan modificaciones a sus contratos para responder tanto a las propuestas de reforma educativa como a los requisitos de las medidas de austeridad financiera.

Sindicatos de docentes de todo el mundo han iniciado o están colaborando con proyectos para ayudar a mejorar la calidad de la enseñanza en sus respectivos países. Hemos dado a conocer numerosos programas promovidos por sindicatos en las páginas de Mundos de la Educación y en el sitio web de la IE.

La crisis y las medidas de austeridad socavan la educación

La otra amenaza actual a la educación pública y las organizaciones de docentes es la crisis económica mundial. Abunda la evidencia de los efectos de la crisis sobre los sistemas educativos públicos en todo el mundo. Grecia puede haberse convertido en símbolo de la crisis, pero prácticamente todos los Gobiernos están sintiendo la presión de un descenso de los ingresos fiscales y la necesidad de recortar presupuestos, especialmente en cuanto a servicios públicos.

El último estudio del Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicado a principios de septiembre, indicaba que “el gasto público en educación como porcentaje del gasto público total ha disminuido en 19 de los 32 países individuales, entre 2005 y 2009”.

El informe señala que las medidas de austeridad desembocaron en “reducciones en los salarios de los docentes en Estonia, Hungría e Irlanda”. Este era al parecer el caso hasta 2009. De hecho, los salarios de los educadores han disminuido o han sido congelados en muchos más países de la OCDE en los últimos años.

Muchos puestos de docentes quedaron además sin cubrir o fueron recortados como resultado de los efectos de la crisis económica internacional sobre los presupuestos nacionales (consecuencia de las decisiones políticas neoliberales con una conexión únicamente periférica con la crisis económica).

Los cálculos son simples – la financiación de la educación muchas veces debe competir con el gasto en defensa como la partida más elevada en muchos presupuestos nacionales anuales y los salarios docentes representan un porcentaje relativamente importante del presupuesto destinado a la educación.

El otro aspecto de las “cuentas políticas” para los representantes del Gobierno es que, en muchos países, los presupuestos de defensa tienen muchos más amigos políticos que los presupuestos educativos.

Cuando es necesario efectuar recortes presupuestarios, la educación se convierte en el blanco principal. En la mayoría de países, los tiempos de dificultad económica se traducen en recortes en la financiación de la educación en general, incluyendo el aumento del tamaño de las clases, incrementos en las cuotas escolares para los padres y reducción en el número y los salarios del personal educativo.

A menudo, se llega incluso a criticar a los sindicatos de docentes por intentar defender los intereses de sus miembros. El lema de muchos grupos conservadores e incluso liberales es: “No nos podemos permitir el lujo de tener sindicatos”.

La IE está orgullosa de haber participado a la creación de este día especial, y cada año celebra el Día Mundial de los Docentes junto con la UNESCO. No obstante, el mensaje original del Día Mundial de los Docentes se ha diluido y el reconocimiento público del papel que tienen los docentes y sus organizaciones en muchas partes del mundo se sitúa al nivel más bajo registrado desde la creación del día, hace 18 años.

Siempre ha existido oposición a las organizaciones independientes de docentes y los derechos laborales de docentes y funcionariado público vinculados al sector. Es evidente que Gobiernos no democráticos intentan sofocar cualquier intento de establecer sindicatos independientes, tanto en el sector público como en el privado.

Es algo que no sorprende a nadie.  Incluso en algunas democracias establecidas se priva a los docentes del derecho a la huelga y a la negociación colectiva. En la actualidad, y en el transcurso de las últimas décadas, se viene observando un movimiento cada vez mayor en contra de docentes y sus organizaciones y en contra de la educación pública, impulsado por fuerzas políticas conservadoras y que adopta la forma de reformas e innovación educativas.

De momento, esta tendencia se ha visto exacerbada por el creciente apoyo brindado a este movimiento por parte de tendencias políticas moderadas y liberales y por los efectos de la actual crisis económica internacional.

Peligro de que las ‘reformas’ educativas fomenten una mayor privatización

Tal como se indicó en un estudio de la IE de 2007 titulado “La privatización encubierta en la educación pública”, y más tarde también en una encuesta de la IE realizada en 2012 , importantes autoridades educativas y críticos en numerosos países argumentan que los sindicatos de docentes y de otros trabajadores de la educación “inhiben la innovación”, “sabotean las reformas” y “se oponen a las mejoras”.

La versión más extrema de estas críticas aduce que, en sistemas donde los sindicatos de educadores son fuertes, la única manera de reformar la educación es privatizándola. Su mantra “la educación pública es mala, la educación privada es buena” suena tan contradictoria como “la guerra es pacífica” o “la libertad es esclavitud”.

Otros elementos más moderados en los círculos educativos y gubernamentales de todo el mundo no resultan tan estridentes, pero intentan también encontrar la manera de marginar a las organizaciones de educadores mediante la creación de escuelas gubernamentales semiprivadas, abrogando los convenios con los sindicatos y apoyando iniciativas voluntarias de los docentes.

Todo esto se realiza en nombre de la reforma educativa, pero podría resultar incluso más peligroso para los sindicatos de la educación y la educación pública que el rechazo neoliberal de la implicación gubernamental en la educación.