El reciente libro Main basse sur l’éducation publique (“Confiscación de la educación pública”), del profesor Eddy Khali y la periodista Muriel Fitoussi, transmite un mensaje preocupante a cerca de las distintas amenazas que ponen en peligro la enseñanza pública de calidad en Francia.
La investigación arroja una nueva luz sobre la declaración del ministro de Educación, Xavier Darcos, que provocó una enérgica protesta entre los educadores de la primera infancia, en la que afirmaba públicamente: “¿Tiene alguna lógica que mientras llevamos a cabo una política de ahorro de los fondos públicos pidamos a los docentes que posean una maestría cuando su principal función va a ser poner a los niños a dormir la siesta o cambiarles los pañales?
Con este comentario mostró su profundo desconocimiento y desdén hacia el trabajo de los educadores de los que es responsable y, además, no debe sorprendernos puesto que el libro revela que el ministro estaba vinculado a un comité de expertos llamado “creadores de escuelas”. Este grupo, compuesto por funcionarios de alto rango del Ministerio de Educación, estaba “decidido a conquistar, con sus ideas, la ciudadela de la educación”.
El libro también muestra los planes de una coalición compuesta por defensores de la privatización de la enseñanza y de los intereses religiosos, en gran parte católicos. En su orden del día figuraba: fomentar la financiación pública de las escuelas privadas a través de bonos escolares; favorecer la libertad de elección en la escolarización, especialmente a favor de los internados católicos; poner en cuestión la escolarización mixta; plantear dudas sobre la política de laicidad en las escuelas que existe desde hace mucho tiempo; revisar las instituciones de formación de docentes; renovar el currículo de la enseñanza primaria, entre otras.
Y todo esto con el pleno apoyo del sistema educativo y del gobierno. Los autores concluyen:“Los planes ocultos del gobierno contemplan debilitar la educación como servicio público para, a largo plazo, privatizarla. El objetivo del libro es plantear un debate fundamental para la sociedad francesa y su futuro, hacer un llamamiento a todos los ciudadanos para que se impliquen -especialmente los padres y madres de los estudiantes, los docentes y educadores- con el fin de preservar y mejorar el bienestar de la comunidad y la esencia de una educación pública laica que esté realmente abierta a todos.” Queda claro que los autores comparten las misma preocupaciones que los delegados/as del 5º Congreso Mundial de la IE, quienes aprobaron una resolución que afirmaba: “Los ataques a la calidad de la enseñanza pública son un arma utilizada por los que promueven la privatización (…) con el fin de mermar la confianza de la gente en la enseñanza pública y justificar los recortes en las inversiones públicas.” Del mismo modo, votaron para “apoyar a los sindicatos afiliados en su lucha contra la creciente influencia de la religión en la escuela”.