En los últimos 15 años, la Internacional de la Educación y sus organizaciones afiliadas, tales como el sindicato holandés-AoB y el Sindicato nacional de docentes de Inglaterra y Gales han apoyado activamente a la Asociación de Maestros de Etiopia (ETA). ¿Por qué es necesaria esta solidaridad? Porque ETA ha sufrido la represión continúa de un gobierno que no sólo se niega a reconocer su existencia, sino que ha tratado activamente de destruirla.
Fundada en 1949, ETA tiene una larga historia como abogada de los/as docentes y de una educación pública de calidad. Antes de 1993, era el mayor sindicato en Etiopia con alrededor de 120.000 miembros. El sindicato era universalmente reconocido como la legítima voz de la profesión docente.
Sin embargo, en los últimos años el gobierno etíope ha acosado activamente al sindicato, incluyendo la congelación de su cuenta bancaria y sus fondos de pensión, han cerrado las oficinas regionales, han asaltado ilegalmente la sede de Adis Abeba, despedido a los miembros de ETA y encarcelando a decenas de maestros/as. En 1993, el gobierno creó un “pseudo” sindicato docente también llamado Asociación de Maestros de Etiopia, “robando” así la identidad de la auténtica asociación.
En 1996, las fuerzas del gobierno arrestaron y encarcelaron al Presidente de ETA, Dr. Taye Woldesmiate, por su activismo sindical y sus críticas a las políticas educativas del gobierno. Durante los seis años siguientes, sufrió largos períodos de reclusión en solitario.
Otros/as dirigentes de ETA también han pagado un alto precio por la defensa de los derechos de los/as docentes etíopes, pero ninguno tanto como el antiguo Secretario General Adjunto, Asefa Maru. El era un respetado líder sindical y a la vez un miembro ejecutivo del Consejo de los Derechos Humanos de Etiopia. En 1997, Maru fue asesinado por las fuerzas de seguridad.
Al mismo tiempo, las fuerzas del gobierno etíope ocuparon las oficinas de ETA y los/as miembros de su ejecutivo se vieron obligados a esconderse. El Secretario General Gemorraw Kassa estaba en esos momentos en Londres, en donde solicitó y recibió asilo político.
Mientras tanto, grupos internacionales de derechos humanos, sindicatos y países cooperantes organizaron una campaña internacional para liberar al Dr. Woldesmiate, quien fue el primer etíope declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional. Después de muchas presiones fue liberado en 2002. El Dr. Woldesmiate, valientemente, volvió a Etiopia protegido por el apoyo de varias embajadas de la OCDE, quienes mantenían un grupo de coordinación de derechos humanos.
Muchos/as otros/as profesionales de la educación se enfrentaron a amenazas, palizas y encarcelamiento arbitrario sin cargos. Desgraciadamente, esta larga historia de represión se ha intensificado en el último año.
Las elecciones nacionales de mayo de 2005 fueron ampliamente condenadas como fraudulentas, desatando grandes protestas. Como respuesta, el gobierno tomó medidas enérgicas contra los/as docentes y los/as periodistas. Actualmente, seis líderes del sindicato de la educación están en prisión, incluido Kassahum Kebede, presidente de la filial de ETA en Addis Abbaba y también considerado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional.
En octubre de 2005, el Dr. Woldesmiate se vio forzado una vez más a salir de Etiopia debido al riesgo de escalada represiva. De hecho, se presentaron cargos exorbitantes de traición y genocidio contra el Dr. Woldesmiate y Kassahun Kebede. Desde entonces, estos cargos se han cambiado por “ultraje contra las leyes fundamentales y el orden constitucional”, ambos delitos son, potencialmente, pasibles de la pena de muerte.
La Internacional de la Educación llama al gobierno de Etiopia a:
- Respetar las leyes internacionales relacionadas con la libertad de asociación y el derecho a la negociación colectiva;
- Respetar a ETA como la voz legítima del personal educativo en Etiopia y permitirle realizar su trabajo sindical sin interferencias gubernamentales, y a
- Comprometerse a iniciar un diálogo con ETA sobre las tan necesarias mejoras de la educación pública etíope.