Se están celebrando más de 50 reuniones conjuntas sin precedentes de 60 000 miembros de la Post Primary Teachers’ Association y el New Zealand Educational Institute Te Riu Roa en oposición a la propuesta del gobierno de una financiación global.
Educadores/as de la educación en la primera infancia y de escuelas de secundaria de Nueva Zelanda celebran estas reuniones conjuntas por primera vez entre el 5 y el 16 de septiembre para planificar una respuesta a la propuesta del gobierno de una financiación global, o lo que consideran una vuelta al fallido experimento de financiación colectiva de la década de 1990. Los sindicatos dicen que esto podría traducirse en menos docentes y un mayor número de estudiantes por clase, y que podría afectar a la calidad de la educación de los niños y niñas.
El gobierno también ha rechazado explorar cualquier aumento de fondos destinados a la educación, afirman los sindicatos.
Además, los sindicatos advierten de que la idea propuesta por el gobierno de un presupuesto global provocará “cambios perjudiciales” en las escuelas. La fusión de la asignación de recursos y la gestión de docentes en las escuelas provocaría que los/las directores/as y los consejos directivos escolares decidirían el destino del dinero, con una cantidad obligatoria de gasto en trabajos sobre el terreno y mantenimiento de las instalaciones.
NZEI: “No hay que robar a Peter para pagar a Paul”
La portavoz de educación en la primera infancia del New Zealand Educational Institute (NZEI) Te Riu Roa, Sandie Burn, explicó que una congelación de la financiación de la educación en la primera infancia en 2011 arrojó unos resultados similares a los que cabe esperar de la propuesta de un presupuesto global.
“Nuestra realidad es que la financiación colectiva se ha convertido en un mecanismo para no dotar de fondos suficientes a la educación en la primera infancia y que sea de calidad”, señaló. Otro recorte —y ya han habido muchos recortes en la educación en la primera infancia— es la eliminación de la financiación de la docencia de calidad con recortes en servicios de más del 80 % de docentes cualificados/as y certificados/as, añadió.
La presidenta del NZEI, Louise Green, afirmó: “No observamos beneficios para los niños y niñas en esta política, solo la posibilidad de que los presupuestos escolares se contraigan y se tenga que elegir entre los costes del personal docente y los gastos de funcionamiento de las escuelas”. Pidió que se descartara el mecanismo de financiación global.
El ministro ha pedido su opinión al sector de la educación y la respuesta es clara, afirmó, al tiempo que destacó que los y las docentes piden ahora que esta propuesta no se imponga en un sector que lo ha rechazado rotundamente.
Green continuó diciendo que los sindicatos de la educación no pueden respaldar un sistema de financiación “que conduzca a compensar los costes del personal docente con otros gastos de funcionamiento, o que aumente la competencia en las matriculaciones”, y que son “enormemente escépticos sobre la denominada propuesta de financiación por cada niño/a y han realizado advertencias contundentes del avance de esto hacia un mayor desarrollo”.
Finalmente, enfatizó que, para mejorar los resultados de nuestros niños y niñas, debe haber una mejor financiación de las escuelas y de la educación en la primera infancia, “no hay que robar a Peter para pagar a Paul simplemente cambiando el destino de los fondos”.
PPTA: Una oportunidad excepcional para dotar de recursos a la educación
La ejecutiva de la Post Primary Teachers’ Association (PPTA) de Nelson/Costa Oeste, Ellen Curnow, también afirmó que los cambios propuestos en la financiación escolar eran “radicales” y suponían un “gran peligro” para la seguridad laboral de los y las docentes y la calidad de la educación.
Su sindicato lleva mucho tiempo pidiendo cambios en la financiación de la educación, resaltó, diciendo que “padres, madres y educadores coinciden en la necesidad de aumentar la inversión en la enseñanza y el aprendizaje”.
El examen de la financiación de la educación es “una oportunidad única para dotar de recursos a la educación” de modo que todos los niños y niñas y la gente joven reciban la mejor enseñanza y aprendizaje posibles, apuntó.
Curnow dijo que era importante tomar nota de la reivindicación del gobierno de que no habría disminución en la cantidad total de fondos destinados a la educación, y que esos cambios serán producto de la redistribución de los fondos existentes.
Expresó su preocupación en que el aumento del número de estudiantes, sumado a un presupuesto global, se traduciría en que las escuelas “no tendrían ninguna garantía de un número mínimo de docentes a los que pagar”.