Según un estudio reciente, los sindicatos de docentes no sobreprotegen a los docentes fijos; de hecho, generan una red positiva para la calidad educativa al contribuir en el aumento de la calidad de los docentes y la consecución de logros educativos mayores por parte de los estudiantes.
El estudio «El mito de la sobreprotección de los sindicatos a los malos profesores: muestras de los datos del panel combinado sobre rotación docente» de Eunice Han, doctora en Economía por la Universidad de Harvard e investigadora asociada sénior de la Facultad de Derecho de Harvard, desacredita la idea de que no se puede despedir a los docentes fijos por culpa de los sindicatos. Han llevó a cabo este estudio para la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas. Dicho organismo es un ente de investigación estadounidense privado sin ánimo de lucro «comprometido con la realización y difusión de investigaciones imparciales sobre asuntos económicos entre legisladores públicos, profesionales de empresas y la comunidad académica».
Han afirmaba que «los hechos son lo contrario de lo que la gente piensa: los distritos con mucha presencia sindical normalmente despiden a más profesores malos». Realizó estas declaraciones en el ámbito de una entrevista con Jennifer Berkshire, autora de la web Edushyster y periodista autónoma defensora de la educación pública. Berkshire ha sido editora durante seis años de un periódico para la American Federation of Teachers, filial de la Internacional de la Educación.
Despido de docentes incompetentes
Al exigir salarios más altos para los docentes, los sindicatos proporcionan a los distritos escolares un fuerte incentivo para que dejen de contar con los profesionales menos eficaces antes de que pasen a ser fijos, explicó. Además, añadió que los distritos más sindicalizados despiden a más docentes que no rinden porque el coste de mantenerlos resulta mayor. A través de tres tipos diferentes de datos de encuestas del Centro Nacional de Estadística Educativa, confirmó que los distritos sindicalizados despiden a más docentes con bajo rendimiento que aquellos que cuentan con poca o nula presencia sindical.
Dado que los distritos más sindicalizados echan a un número más elevado de docentes de bajo rendimiento y efectividad mientras conservan a más docentes buenos, también retienen a más docentes de calidad en comparación con los distritos con menor presencia sindical, señaló. «No importa cómo ni cuándo haya medido el nivel de sindicalismo; siempre he observado que los sindicatos consiguen reducir el índice de abandono por parte de los docentes», insistió.
Los sindicatos generan empleo y salarios más elevados
Han precisó que «sabemos que los sindicatos generan un aumento en los salarios y los beneficios, pero la gente también considera que, por su culpa, es más difícil despedir a los docentes», pero «rara vez estos dos hechos se dan al mismo tiempo».
Afirmaba, por otra parte, que si tomamos como base la teoría microeconómica, a medida que los salarios aumentan, el empleo se reduce porque los empleadores no pueden permitirse ambos factores a menos que experimenten un aumento considerable en sus ingresos. Este dato se cumple especialmente en los distritos que están expuestos a una presión económica intensa, reiteró. Pero, «por algún motivo, en el caso de los sindicatos de docentes, se asegura que se quedan con ambos: salarios más elevados Y mayor empleo».
Los sindicatos aumentan la calidad de los docentes
Indiana, Idaho, Tennessee y Wisconsin cambiaron sus leyes en 2010-2011, hecho que supuso una restricción espectacular del poder del convenio colectivo de los docentes de centros públicos, explicaba Han. Logró comparar lo que pasaba en los estados donde los derechos de negociación colectiva de los docentes se hallaban limitados con la situación en los estados donde no se habían producido cambios. «Si damos por cierto el argumento de que los sindicatos protegen a los malos docentes, deberíamos haber observado un aumento en la calidad de la docencia en estos estados tras la modificación legislativa», afirmaba. En cambio, los resultados indicaban algo complemente opuesto: las nuevas leyes que limitaban los derechos de negociación colectiva en estos cuatro estados trajeron un descenso en los salarios de los docentes de aproximadamente un nueve por ciento. Estos salarios reducidos limitaron la motivación de los distritos para disponer de mejores docentes, lo cual generó una disminución en el índice de despidos de docentes con bajo rendimiento. Los salarios más bajos también animaron a los docentes de mayor calidad a abandonar el sector educativo, por lo que disminuyó la calidad del profesorado, concluyó Han.
Reducción en los índices de abandono
Al no contar con datos disponibles sobre rendimiento estudiantil en los distintos niveles de los distritos escolares con muestras representativas en el ámbito nacional, empleó los índices de abandono en educación secundaria como medida del logro académico. Su estudio muestra que la presencia de los sindicatos está ligada a una reducción en el abandono educativo en los distritos.
«En este punto, mi estudio difiere de otros anteriores que indicaban que el sindicalismo no afectaba de ningún modo o lo hacía negativamente en el abandono escolar», indicó. Según detallaba, la diferencia se explica por el hecho de que defina el sindicalismo con un concepto más amplio del que presentaban las investigaciones previas: «No solo importa la negociación colectiva; debemos fijarnos en la densidad sindical del profesorado. Este término mide la fuerza del sindicato porque, aunque los docentes no puedan participar en la negociación colectiva, pueden emplear su “voz” conjunta para influir en el sistema educativo».
Además, su estudio demuestra que la densidad sindical redujo significativamente el índice de abandono en educación secundaria, incluso en los distritos sin acuerdos de negociación colectiva. Cuando los sindicatos consiguen reducir el abandono escolar mediante la densidad sindical, mejoran los resultados educativos y el bienestar de todos los niños y niñas de la zona.
Han concluyó de la siguiente forma: «Espero que la gente abra los ojos ante estos resultados y consiga superar sus prejuicios. Antes de realizar este estudio, yo también tenía prejuicios. Obviamente, si la ciudadanía acepta como válidos los hallazgos de mi investigación, la implicación política directa supondría el fomento de entornos que respeten a los sindicatos».
El estudio está disponible aquí.