En este artículo de opinión Guillermo Scherping, miembro del Colegio de Profesores de Chile, detalla cuáles han sido los acontecimientos que han llevando a Chile a cambiar de rumbo radicalmente en sus políticas educativas
El día 26 de Enero de 2015 quedará grabado en la memoria de los hombres y las mujeres de Chile, que desde el primer día en que la privatización y el sistema educativo excluyente fueron impuestos, lucharon por recuperar y desarrollar una educación pública gratuita, con buena educación, integradora e inclusiva, vinculada al desarrollo humano de todos y todas. Es un primer gran paso para terminar con una sociedad construida en base a los privilegios de los sectores más poderosos.
La aprobación de la ley que pone fin al lucro en la educación, fin al pago de la familia y fin a la odiosa selección de los estudiantes, también debe quedar grabada en la memoria de la solidaridad de toda la Internacional de la Educación y particularmente en el Comité Regional de América Latina. El buen alumno del barrio, el ejemplo que el neoliberalismo invitaba a seguir, comienza a desmoronarse. Permítanme personificar en una compañera este primer triunfo: Stella Maldonado, quien no regateó ningún esfuerzo por cruzar la cordillera y luchar con nosotros en las grandes alamedas. Hay veces que las ideas justas tardan un tiempo en abrirse paso, pero puestas en movimiento, por justas y sólidas, terminan triunfando. Es este el caso.
Hace algunos meses se caía en el Parlamento Chileno el sistema tributario que calificaba a Chile como un paraíso, donde los grandes empresarios no pagaban impuestos. Se acaba de caer hace unas semanas un sistema electoral lleno de privilegios, que permitía a quienes tenían un tercio de los votos tener la mitad del Parlamento y tener secuestrada nuestra democracia; se avanza a un sistema proporcional. Ahora se pone fin a un conjunto de odiosos privilegios en la Educación, que han permitido que la propia OCDE diga que Chile es el país más segregado del mundo en materia de educación.
Este triunfo democrático debemos dedicarlo a todas las familias chilenas que por nuestra lucha se convencieron de que había que cambiar la educación de nuestro país, a todos aquellos y aquellas niñas y jóvenes estudiantes que sufrieron la represión policial por manifestarse en las calles, que repitieron curso paralizando la educación, exigiendo justicia social, educación como derecho social, es decir, gratuita y de calidad para todos y todas. A los trabajadores de la educación, docentes, funcionarios y profesionales que desde el primer y todos los días luchamos por una buena educación pública gratuita.
Es cardinal dejar claro que no se habría legislando esta reforma si no hubiese sido por la lucha del movimiento social y político, y si la experiencia latinoamericana y mundial no hubiese sido tan clara y contundente en esta materia.
Con el nuevo sistema escolar todos y todas tendrán la oportunidad de educarse sin discriminaciones sociales, culturales o económicas. Ese solo hecho ya vislumbra un futuro mejor, que rompe los candados que impuso el pinochetismo.
La lucha, como siempre, continúa y en medio de la discusión por reformas laborales, que fortalezcan el sindicalismo y pongan fin al derecho a huelga pero con reemplazo de trabajadores, otro de los candados de la Dictadura, hemos iniciado como parte del Plan Nacional Docente, (Formación Inicial Docente, Formación Docente en Servicio), la construcción de una Carrera Profesional Docente, proyecto de Ley, que probablemente, ingrese a discusión parlamentaria en Marzo próximo. Luego durante este año está comprometida una ley que ponga fin a la Municipalización de la enseñanza y cree una Nueva Institucionalidad del Estado para la Educación Pública.
En este contexto de luchas y debates se desarrollara en Santiago de Chile la Conferencia Regional de la Internacional para la Educación para América Latina. ¡Los esperamos!