Los participantes del Congreso guardaron un minuto de silencio la mañana de ayer en memoria de las 92 personas que murieron cuando un hombre armado abrió fuego en un campamento de jóvenes situado en una isla de Noruega, sólo horas después de un mortífero atentado con bomba en la capital, Oslo.
Tras un tiroteo de una hora contra los jóvenes, se detuvo un sospechoso de asesinato, que estaba vestido como oficial de policía.
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, cuyas oficinas fueron gravemente dañadas por la explosión, se refirió a los ataques como una tragedia nacional. "Los ataques fueron como una pesadilla."
Los participantes del Congreso observaron un minuto de silencio en memoria de todos los docentes, trabajadores y trabajadoras de la educación y los estudiantes que han muerto en ataques dentro o en los alrededores de centros educativos.
El Secretario General, Fred van Leeuwen, declaró: "El Congreso expresa su más sentido pésame y solidaridad con el pueblo de Noruega, con las familias de las víctimas y con todos los afectados por estos terribles acontecimientos... los educadores condenamos estos actos de extremismo."
La Vicepresidenta Haldis Holst, del sindicato de la educación de Noruega, UEN, condenó el asesinato de tantos líderes en ciernes: "Se trataba de jóvenes activistas, nuestros estudiantes, formados para convertirse en los líderes del mañana. Es una pérdida enorme."
La Presidenta de UEN, Mimi Bjerkestrand, declaró: "En nombre de la delegación de Noruega, quiero expresar nuestro más profundo agradecimiento por las condolencias y la solidaridad que hemos recibido de parte de todos ustedes después de los impactantes acontecimientos ocurridos en nuestro normalmente pacífico país".