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Internacional de la educación
Internacional de la educación

El arzobispo Desmond Tutu se retira de la vida pública tras décadas de lucha contra la segregación racial y la injusticia mundial para pasar más tiempo con su familia… y ver jugar cricket.

El Premio Nobel de la Paz y antiguo docente, al que suele conocerse como la "conciencia moral de Sudáfrica", anunció que reduciría su carga de trabajo a un día de la semana cuando cumpliera 79 años, el 7 de octubre, antes de retirarse por completo en febrero de 2011.

"He hecho todo lo que he podido y necesito tiempo para hacer cosas que realmente quiero hacer", dijo el arzobispo Tutu en Ciudad del Cabo durante una conferencia de prensa televisada a nivel nacional. "Quiero tener un poco de calma."

Desde que se retiró como arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo hace una década, Tutu ha viajado por el mundo promoviendo los esfuerzos de paz, asesorando a políticos y formando parte de un comité de líderes veteranos conocido como Los Ancianos, labor que se ha comprometido a continuar.

Desmond Tuto sigue siendo una personalidad sumamente activa y muy querida en su país, templando su crítica de algunos de los dirigentes del país con su sentido del humor y carácter lúdico. En la ceremonia de apertura de la Copa del Mundo de fútbol, que describió como uno de los acontecimientos más importantes en el país desde el fin del gobierno minoritario blanco, cambió sus vestiduras clericales por una camiseta de fútbol y bailó desde su asiento entre las personalidades más importantes.

"En vez de envejecer con elegancia, en el hogar con mi familia, leyendo, escribiendo, orando y pensando, he pasado demasiado tiempo en aeropuertos y hoteles", afirmó Tutu. "Ha llegado el momento de aminorar el paso para saborear despacito un té rojo al lado de mi adorada esposa por las tardes, ver el cricket, viajar para ir a visitar a mis hijos y nietos, en lugar de asistir a congresos y convenciones y campus universitarios."

Tutu se formó como docente y ya es célebre su declaración: "La educación es el motor que puede impulsar el desarrollo, tanto para dar nuevas oportunidades a las personas como para ayudar a los países a salir de las garras de la pobreza”.

Sin embargo, su cólera ante la deficiente educación que se ofrecía a los niños negros lo hizo volverse hacia la clericatura. Su posición en la iglesia le brindó cierto grado de protección respecto a las autoridades, el cual utilizó eficazmente para criticar el sistema del apartheid, para disgusto del gobierno de minoría blanca.

En 1984 se le concedió el premio Nobel de la Paz. Dos años más tarde se convirtió en arzobispo de Ciudad del Cabo: el primer negro sudafricano en ocupar dicho cargo. En 1994, cuando tuvieron lugar las elecciones en las que participaron todos los sudafricanos sin importar su color, acuñó la fórmula de "nación arco iris" y presentó a Nelson Mandela como presidente en uno de los momentos que, según ha dicho hoy, fue uno de los mejores de su vida. "Le dije a Dios: 'Dios mío, si muero ahora, no me importa'".

En lugar de dormirse en sus laureles tras la larga lucha, Tutu se sumó a los esfuerzos para reconstruir el país. Mandela lo llamó a presidir la comisión de verdad y reconciliación para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas durante el apartheid. El proceso, que duró 30 meses, a menudo ofreció testimonios espeluznantes, y Tutu rompió en llanto en una de las primeras audiencias cuando un hombre discapacitado describió cómo fue torturado por las fuerzas de seguridad.

Después, siguió diciendo en voz alta lo que pensaba (cualidad que le gano el cariño del pueblo de a pie de todas las razas en Sudáfrica), pero enfureció a algunos de sus nuevos líderes.

Se mostró especialmente crítico con el antiguo presidente Thabo Mbeki por su negación de la epidemia del SIDA y negó su apoyo al presidente Jacob Zuma poniendo en duda sus cualidades morales para dirigir el país. El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, también fue blanco de sus frecuentes alusiones verbales, lo que provocó que éste se refiriera a Desmond Tutu como "ese obispillo del demonio".

Tutu dijo hoy que tuvo la suerte de haber tenido la oportunidad de "contribuir en pequeña medida al desarrollo de nuestra democrática, excitante, exasperante nueva nación."

Una vez que desaparezca tras el telón, ya no dará entrevistas a los medios de comunicación, ni se añadirán nuevos cargos ni nombramientos a su agenda.

"Como dijo Madiba [Mandela] cuando se retiró: no me llame, yo le llamo", apuntó Tutu.

La que más va a disfrutar de este nuevo estilo de vida será su esposa, Leah, con quien se casó en 1955. La jubilación le permitirá "servirle el chocolate caliente en la cama por las mañanas, como debería hacerlo todo marido cariñoso".