Una encuesta del año 2000 en Ruanda, realizada por la Oficina Nacional de Población, reveló que menos de un tercio de los encuestados consideraba que las personas que viven con el VIH debían seguir trabajando. Casi una década después, el sindicato de docentes de Ruanda SYPERWA (Syndicat du Personnel de l'Education au Rwanda) se propuso examinar las actitudes actuales hacia los docentes que viven con el VIH a fin de encontrar la mejor manera de apoyarlos y darles la posibilidad de trabajar y vivir positivamente.
El Presidente del SYPERWA, Sylvestre Vuguziga, destacó la importancia de este apoyo, "La discriminación y la estigmatización que sufren las personas de las que se piensa viven con el VIH pueden ser más perjudiciales que los efectos físicos de la enfermedad propiamente dicha”.
Los docentes que viven con el VIH no sólo tienen que hacer frente a las dificultades habituales de su profesión, con sus largos horarios y sus clases superpobladas, sino que también tienen que asumir compromisos financieros y tiempo para el tratamiento con sus magros salarios. Un docente que vive con el VIH señaló "Como profesión, la enseñanza por naturaleza puede ser difícil. Desempeñar sus funciones es aún más difícil para un docente VIH positivo. La medicación nos exige energía y una dieta que no es factible seguir con nuestros salarios. Añádase a ello la falta de pausas y descansos adecuados y la situación adquiere un giro trágico”.
Tampoco ayuda el hecho de que las personas que viven con el VIH a menudo experimentan tal estigmatización, que prefieren guardar silencio, sin atreverse a acceder a los servicios sanitarios. El comisionado de distrito de Ribavu se mostró comprensivo con la situación de los docentes que viven con el VIH y abogó en favor de medidas como la reducción del horario lectivo y destinar a los docentes cerca de sus hogares, además de instarles a discutir e insistir en el apoyo que necesitan para continuar impartiendo una enseñanza eficaz.
El estudio investigó la discriminación verbal, al igual que las formas más insidiosas de discriminación profesional. Un docente señaló que cuando se invita al profesorado a participar en una formación durante las vacaciones escolares, los docentes que viven con el VIH no son invitados. Su conclusión no puede ser más patética: “Posiblemente no les interesa nuestra participación porque piensan que no viviremos el tiempo suficiente como para poner en práctica las cualificaciones aprendidas”.
El estudio no sólo examina las actitudes y la discriminación, también señala qué tipo de ayuda práctica está disponible para las personas que viven con el VIH. Durante las entrevistas, los directores de escuela y los comisionados de distrito manifestaron su frustración porque a menudo las personas que viven con el VIH prefieren ignorar su situación, o pedir licencia no remunerada para ir a ver a los brujos en lugar de exigir su derecho a licencias médicas retribuidas y acudir a un médico.
Visto que la actitud de los docentes que viven con el VIH acerca de su situación también es un factor determinante en su aislamiento, se les instó a afirmar su liderazgo para cambiar la opinión de la sociedad sobre el SIDA. Entre las recomendaciones se encuentra la de ser proactivos y unirse o crear asociaciones de personas que viven con el VIH con el fin de proteger mejor sus derechos. Los demás compañeros y compañeras docentes deben hacer su parte incluyéndolos en grupos de apoyo y regímenes de ayuda a pequeña escala para ayudarlos a vivir con el VIH.
Visto el mayor número de docentes que solicitan voluntariamente asesoramiento y pruebas, además de su disposición a debatir cuestiones relacionadas con el VIH, llevó al SYPERWA a emprender la investigación en la capital, Kigali, y otros cuatro distritos del país. Sensible a la necesidad de incluir no solamente las perspectivas de aquellos que viven con el VIH, sino también de las personas que viven y trabajan con ellos, SYPERWA entrevistó a 100 personas, incluidos 40 docentes, 25 docentes que viven con el VIH, 10 directores de escuelas, 5 comisionados de distrito para la educación y 20 miembros de la comunidad.