Con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, la Internacional de la Educación reafirma su compromiso colectivo con la defensa de los derechos humanos en todo el mundo. Debemos mantener nuestra firmeza y unidad en torno a los principios de paz, justicia, igualdad, democracia y dignidad para todas las personas. Compartimos la responsabilidad de oponernos firmemente a todas las violaciones de los derechos humanos y de luchar por un mundo en el que todas las personas puedan vivir libres de miedo, discriminación y opresión.
Este año celebramos el 75° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que consagró los derechos humanos en todo el mundo. Al conmemorar esta fecha, sentimos preocupación por el deterioro de los valores democráticos y de la democracia en muchos países y regiones. No miraremos hacia otro lado ante las continuas violaciones de los derechos humanos que afectan a millones de personas en todo el mundo, que incluyen desde guerras hasta injusticias sociales y discriminación sistémica.
Nuestra solidaridad mundial es crucial para abordar las cuestiones acuciantes en materia de derechos humanos que afectan a nuestras comunidades. En su calidad de voz mundial de las trabajadoras y los trabajadores de la educación, la Internacional de la Educación reitera su compromiso con la construcción de sociedades justas, seguras, equitativas e inclusivas para todos y todas. Hacer realidad la promesa de la Declaración Universal de los Derechos Humanos requiere nuestra continua dedicación, movilización y firme solidaridad.
La educación es fundamental para hacer efectivos los derechos que refuerzan la capacidad de reflexión, el pensamiento crítico, la toma de decisiones con conocimiento de causa y el pleno desarrollo del potencial de las personas. Ninguna de las crisis a las que se enfrenta el mundo puede superarse sin educación. Por ello, nuestra movilización y defensa mundial de una educación pública, gratuita y de calidad para todas y todos, como derecho universal y bien público, es indispensable y debe seguir adelante.
La libertad sindical y los derechos sindicales son derechos esenciales y la piedra angular de cualquier democracia. Seguiremos movilizándonos y organizándonos para defender los derechos de los trabajadores y las trabajadoras de la educación en todo el mundo y los derechos de todas las trabajadoras y todos los trabajadores en cualquier parte del mundo.