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La Internacional de la Educación expresa su apoyo incondicional al personal docente de Corea del Sur, que viene manifestándose cada sábado de manera creciente por la educación pública. La Internacional de la Educación se une en solidaridad con el cuerpo docente coreano y denuncia cualquier intento del gobierno de privarlos de sus derechos fundamentales.

Un grito de justicia

Este 4 de septiembre se cumplen 49 días desde que una joven maestra se quitara la vida trágicamente debido al acoso y la violencia que sufría. Siguiendo la cultura coreana, se ha elegido este día para conmemorarla y exigir cambios. Su trágica historia ha sacado a la luz las luchas diarias a las que se enfrenta el profesorado de Corea del Sur, y que informes de Seúl de los últimos tres años ya venían anunciando.

"El personal educativo de Corea del Sur no solo llora esta trágica pérdida, sino que exige un cambio efectivo. Las personas docentes educan, pero también cambian vidas. Con este llamamiento exigimos que se respeten sus derechos y se les otorgue el reconocimiento que merecen. Las personas docentes forjan el futuro. Encarnan el valor de la unidad, el poder de la acción colectiva y la entereza del espíritu docente. Nos recuerdan por qué es fundamental proteger el espacio sagrado de la enseñanza y el aprendizaje", declaró David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación.

Llamamiento a la acción

A pesar de las amenazas de despido del Ministerio de Educación, la fuerza docente ha declarado el 4 de septiembre como el "Día del paro de la educación pública", desafiando directamente las restricciones del gobierno.

Al elegir este día tan señalado, el profesorado hace hincapié en la urgencia de impulsar un cambio y desafía al gobierno a reconocer y abordar los problemas sistémicos que socavan la calidad de la educación nacional. Esta postura demuestra la valentía del personal docente y la firmeza de su compromiso por fomentar un futuro más brillante y equitativo.

Libertad restringida

Para el personal docente coreano, el derecho de sindicación y la libertad política siguen siendo sueños lejanos. El estricto control del gobierno sobre los sindicatos y la expresión política silencia sus voces y las hace vulnerables a las presiones externas. Esta restricción en su capacidad de acción socava su habilidad para promover mejores condiciones de trabajo, un salario justo y un sistema de educación más equitativo, y merma su capacidad para oponerse a la creciente privatización y comercialización del sector educativo. Por otro lado, estos obstáculos no solo perjudican al personal docente, también a la calidad de la educación del alumnado.

"Es hora de que el mundo se solidarice con el personal educativo surcoreano que, en su lucha por la justicia y la equidad en la educación, se enfrenta a toda una serie de restricciones legales y a la negación de sus derechos básicos", añadió Edwards. La Internacional de la Educación considera que la lucha del personal docente coreano refleja las batallas libradas por docentes en todo el mundo. La única forma de destruir estas barreras y crear un sistema educativo más justo y equitativo es abrazar la acción colectiva y la unidad sindical mundial.

La Internacional de la Educación insta a sus afiliadas a apoyar al personal docente surcoreano y a trabajar unidos para transformar el mundo mediante la solidaridad mundial.