En un reciente trabajo de investigación, Carmen Ludwig y Edward Webster examinaron el papel que desempeñan los sindicatos mundiales para cuestionar el uso y el abuso de la tecnología digital a través del activismo transnacional en dos contextos africanos. La iniciativa incluyó una colaboración con la Respuesta Mundial contra la privatización de la educación de la Internacional de la Educación.
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En Kenia y Uganda, la Internacional de la Educación ha resistido con eficacia la desprofesionalización de la docencia derivada de la contratación de docentes no cualificados por parte del operador con ánimo de lucro Bridge International Academies (BIA). Paralelamente, en el sector del transporte de Uganda, con la ayuda de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte, el sindicato local del transporte desarrolló su propia aplicación para organizarse y desafiar a los gigantes tecnológicos globales.
Aunque el poder del capital global hace que sea una contienda profundamente desigual, las federaciones sindicales mundiales están propiciando el desarrollo del contrapoder de los sindicatos tanto a nivel local como mundial. En un momento en el que los trabajadores y las trabajadoras de todo el mundo están inmersos en la lucha para hacer frente a los múltiples retos que plantean los gigantes tecnológicos como Uber y Amazon, los resultados de nuestra investigación [1] ponen de relieve el importante papel que desempeña la actividad de los sindicatos mundiales, durante mucho tiempo descuidada en la investigación laboral.
La Respuesta Mundial contra la privatización de la educación
La Respuesta Mundial nació como respuesta de la Internacional de la Educación a la expansión exponencial de las actividades con ánimo de lucro en el ámbito de la educación a nivel mundial. Se trata de una movilización mundial, regional y nacional, realizada de forma coordinada y colaborativa, para ejercer presión sobre las principales partes interesadas con el fin de hacer frente a la privatización de la educación a diferentes niveles.
Bridge International Academies (BIA), una corporación privada con ánimo de lucro, es un “buque insignia del capitalismo creativo”, que pretende mejorar el acceso de las personas pobres a la educación, según declaró Shannon May, cofundadora de Bridge, al autor Joel Bakan (2020: 122). En el centro de su modelo de negocio se encuentra la estandarización de la educación a través de la tecnología digital. Preocupada por el impacto de esta McDonaldización del proceso de aprendizaje, la IE realizó estudios en Kenia y Uganda, donde BIA se había expandido rápidamente. Estos estudios revelaron, entre otras cosas, que la tecnología digital se utiliza para desprofesionalizar a los docentes y reducir drásticamente los costes. BIA, en lugar de contratar a profesorado cualificado, emplea a personal no cualificado y escasamente remunerado, que transmite al alumnado instrucciones programadas a través de “ordenadores-docentes”. Con esta forma de prestación de servicios lucrativos a bajo coste, que se propone abiertamente como alternativa a las escuelas públicas, BIA plantea un desafío directo a la educación pública.
Tanto los sindicatos de la educación de Uganda como los de Kenia coincidieron en que la campaña de Respuesta Mundial de la Internacional de la Educación ha supuesto una importante contribución a la lucha contra la privatización de la educación en sus países. Como explicó el representante del sindicato de educación ugandés UNATU: “No se trataba solamente de centrarse en la lucha contra Bridge, sino también de abordar la educación en su conjunto y como un derecho, para permitir que los niños en edad escolar recibieran una educación de calidad”.
La campaña de la IE desempeñó un papel importante en el desarrollo de la capacidad de los sindicatos locales de Kenia y Uganda, ya que facilitó la transferencia de conocimientos y el aprendizaje mutuo. Un representante del sindicato keniano de la educación KNUT subraya que su campaña se inició “a través de la solidaridad transfronteriza” cuando la IE organizó reuniones con otros sindicatos de la educación de Liberia, Nigeria y Uganda para aprender de sus experiencias.
En ambos países, la campaña implicó a representantes parlamentarios y gubernamentales, a los que ambos sindicatos consideraron receptivos. La seguridad de los estudiantes era una preocupación importante: en Kenia, la auditoría del gobierno descubrió que aproximadamente tres cuartas partes de las escuelas de BIA no respetaban las normas en materia de seguridad e infraestructura.
Especialmente relevante para el éxito de la campaña fue la capacidad de la Internacional de la Educación de atraer a la ciudadanía, lo que llamamos el poder societal (Schmalz, Ludwig y Webster 2018) [2]. Lo lograron gracias a que influyeron con éxito en el discurso público (por ejemplo, mediante investigaciones y acciones de protesta) y creando alianzas con organizaciones de la sociedad civil. En 2015, y cada año desde entonces, las organizaciones de la sociedad civil escriben una carta abierta a los inversores, los organismos donantes y el Banco Mundial instándoles a que dejen de financiar a BIA y a los proveedores comerciales de educación.
Como resultado de este trabajo conjunto de cabildeo, en 2020, la rama del Banco Mundial dedicada al sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI), decidió congelar cualquier inversión en escuelas privadas con ánimo de lucro en el nivel K-12. Esto supuso un gran logro, ya que la CFI, la rama del Grupo del Banco Mundial que se ocupa de otorgar préstamos al sector privado, había promovido la privatización de la educación como un ámbito importante de su política de inversión.
La organización digital a través de aplicaciones del sindicato en Uganda
El Sindicato Unificado del Personal General y del Transporte (ATGWU) de Uganda tuvo que hacer frente a dos desafíos distintos: en primer lugar, reaccionar ante la creciente informalización debida a la privatización y, en segundo lugar, a la entrada de empresas de plataformas multinacionales como Uber y Taxify, que amenazaban los medios de subsistencia de los operadores de transporte público informal.
ATGWU tomó la decisión estratégica de organizar a un gran número de taxistas y motociclistas informales afiliando a sus asociaciones informales ya existentes (Spooner y Mwanika 2018). El sindicato incorporó herramientas digitales para prestar servicios y empoderar a su nueva membresía, así como para hacer frente a su explotación por parte de las compañías multinacionales de plataformas. Junto a sus asociaciones, ATGWU consiguió desarrollar dos aplicaciones, que están en funcionamiento y son una parte fundamental de la estrategia de organización del sindicato:
- La aplicación KAMBE tiene como objetivo servir a la membresía y facilita el cobro de las cuotas de afiliación de los trabajadores informales, la gestión de la base de datos de la membresía y el intercambio de información entre las personas afiliadas. Solamente tienen acceso a la aplicación la membresía de ATGWU, a la cual brinda otras ventajas, como facilidades crediticias y planes de seguros.
- La aplicación SOT Boda está destinada exclusivamente a la recogida de pasajeros. Puede ser utilizada por cualquier conductor en condiciones justas e independientemente de su afiliación al sindicato. Las primeras experiencias con la aplicación son alentadoras, ya que el número de conductores y pasajeros que la utilizan está aumentando.
La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) apoyó a su afiliada en Uganda con investigaciones, talleres de fortalecimiento de la capacidad y recursos. La aplicación destinada a la membresía está siendo adaptada a las necesidades de los sindicatos de otros países. El apoyo de la ITF tiene como objetivo principal fortalecer el poder asociativo no solo de su afiliada, sino del sector del transporte en su conjunto, donde una gran parte de la fuerza laboral es informal y las cuotas de afiliación sindical no son retenidas por los empleadores. También ha impulsado la experimentación de nuevas vías de organización digital.
El desarrollo del poder sindical (global)
La digitalización pone al movimiento obrero ante un desafío: por un lado, profundiza la explotación de la fuerza de trabajo a escala mundial; por otro lado, también puede utilizarse para propiciar nuevas formas de activismo laboral transnacional.
Nuestra investigación pone de relieve que los sindicatos mundiales, gracias a su capacidad de fortalecer, aunque no sustituir, las actividades de los sindicatos locales sobre el terreno, tienen un importante papel que desempeñar. En primer lugar, el aprendizaje transnacional –basado en la investigación y el intercambio de experiencias– ha sido considerado especialmente relevante para los sindicatos locales –un proceso facilitado por las dos federaciones sindicales mundiales–. En segundo lugar, los sindicatos mundiales pueden incrementar los recursos de poder de su membresía poniendo en contacto los diferentes niveles de acción sindical.
Al navegar entre el ámbito local y el ámbito global, los sindicatos tienen la capacidad de enfrentarse mejor a la brutalidad del capital global y a sus estrategias de acumulación.
Referencias
Bakan, J, (2020). The New Corporation. How “Good” Corporations are Bad for Democracy. New York: Vintage.
Schmalz, S., C. Ludwig and E. Webster (2018). The Power Resources Approach: Developments and Challenges. Global Labour Journal, 9(2): 113–134.
Spooner D. and J. M. Mwanika (2018). Transforming Transport Unions through Mass Organisation of Informal Workers: A Case Study of the ATGWU in Uganda. Global Labour Journal 9(2): 150–166.
Contesting Digital Technology through new forms of transnational activism in Africa, Southern Centre of Inequality Studies, 2021.
El concepto de recursos de poder se utiliza como herramienta para la reconstrucción del mundo laboral y para reflexionar sobre las prácticas sindicales innovadoras y los procesos de revitalización (Schmalz, Ludwig y Webster 2018).
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.